El peor final para el único revulsivo

Xosé Ramón Castro
X. R. Castro LA VOZ

RUSIA 2018

PETER POWELL | EFE

Iago Aspas, que volvió a agitar el partido desde el banquillo, falló el quinto penalti de la tanda, el único margen de confianza que le dio Hierro en Rusia

02 jul 2018 . Actualizado a las 23:31 h.

Iago Aspas se despide de su mundial de la peor manera. Fallando el último penalti de la tanda. Un triste colofón para un futbolista que se ganó el papel de revulsivo y que incluso en días tan pobres en lo futbolístico como el de ayer, le dio otro aire al ataque de España por su movilidad entre los dos centrales, encontrando espacios entre líneas en donde otros solo detectaban un muro.

No era fácil imaginarse que un recién llegado a un Mundial, descatalogado para el gran público y sin la etiqueta de titular en ningún partido, fuera a tener la responsabilidad de tirar el último penalti. Quizás esa confianza que Hierro depositó en él para los once metros (que no para darle más minutos en el campo), tenía mucho que ver con su puntería desde el punto fatídico. Porque a lo largo de su carrera en la máxima categoría el moañés solo había fallado una pena máxima, a principios de enero, ante el Real Madrid en Balaídos. Keylor Navas le adivinó el disparo. Ayer Iago colocó el balón, esperó su turno e intentó asegurar tirando por el centro, pero tuvo la mala fortuna de que Igor Akinfeev, ya vencido, levantó el pie izquierdo y con la punta de la bota pudo desviar el esférico.

No se merecía el futbolista gallego un final así en una cita en donde fue protagonista pese a disponer de pocos minutos. En el partido ante Rusia, con el equipo atascado desde el principio, Aspas fue un rayo de luz cuando entró en el campo a falta de 10 minutos. Con él, y de repente, la posición de nueve comenzó a tener protagonismo. Avisó con un desmarque, bajó a recibir a tres cuartos y perdió de vista siempre que pudo a las torres rusas. Incluso ganó la línea de fondo en un par de ocasiones, combinó con Iniesta para un tiro del manchego y hasta tuvo un contragolpe sin futuro (él contra cuatro defensas).

En la prórroga, la entrada de Rodrigo le hizo jugar un poco más alejado del área, actuando como segundo punta e incluso cayéndose al costado derecho en alguna ocasión. En este nuevo escenario y ante el fútbol estático y al ralentí de España, tuvo menos protagonismo, pero aun así participó en una de las contadas jugadas combinativas para morir en el área ante los centrales de Cherchesov.

En total, Iago Aspas cierra el mundial con 79 minutos de juego, un gol antológico ante Marruecos (el primero de un futbolista gallego en un Mundial desde 1966) para dar a España el primer puesto del grupo y con más influencia en el juego de ataque de lo que dicen los números. Hierro no lo entendió así y solo le dio galones para tirar el último penalti. Que no debe pasar a la historia del moañés, porque antes había fallado Koke.