La carta de despedida de Canella con el Sporting

la voz

SPORTING 1905

Canella
Canella @GuilleGL73

El capitán dice adiós al club de su vida

22 jun 2019 . Actualizado a las 01:16 h.

Roberto Canella escribió y leyó la siguiente carta en su despedida oficial del Real Sporting de Gijón:

"Sigue muy fresco en mi memoria aquel año de 1999, cuando comencé a entrenarme con el Sporting alevín. Apenas tenía 11 años de edad cuando llegué a la Escuela de Fútbol de Mareo, a la que pronto consideré como mi otra casa. Era muy niño y supuso para mí el inicio de una nueva etapa. Comencé entonces a aprender lo que era la humildad, el respeto, el compañerismo y el trabajo.

Soy cuanto soy gracias a mis padres, a mi familia, y a cuanto logró transmitirme el Sporting en toda su extensión a través de los compañeros, de los técnicos y de los empleado del club.

Al paso del tiempo, con 18 años, llegué al primer equipo, al de mi vida. Fue gracias a una persona que me ha marcado de manera extraordinaria, Manolo Preciado. Bajo aquella inconfundible voz ronca y su interminable mirada, me convertí en futbolista profesional. Gracias, míster: convertiste en realidad el sueño que siempre anheló un crío de Pola de Laviana.

Y Quini. Cómo no voy a acordarme del Brujo en estos momentos. Quini es esa esencia imperecedera que siempre acompañará a la historia de este gran club. Que orgulloso me siento de haber vivido y compartido momentos inolvidables con él. Sólo eso lo premia todo.

Sería injusto si no hiciera también extensivo este agradecimiento a cuantos entrenadores he tenido: desde la cantera hasta el primer equipo. De todos he aprendido algo. Los 315 partidos oficiales que he disfrutado jugando en el Sporting se los debo en buena parte a su formación. Desde Emilio de Dios, hasta el último pasando por todos los demás que siempre depositaron en mí su paternal confianza.

Gracias, Sporting, por inculcarme los más profundos valores del deporte. Vistiendo esta camiseta rojiblanca, la más hermosa que nunca haya existido, he vivido los mejores años de mi vida y he convertido mi sueño en realidad, el de haber podido ser futbolista del equipo de mi corazón.

Gracias a mi familia. Gracias a los míos. Desde el primer día, mi padre me mostró los surcos de la vida, el camino por el que tenía que conducirme y cómo hacerlo. Me inculcó lo que es ser un paisano. Sin sus señas, seguro que nunca hubiera podido alcanzar mi sueño.

De mi madre aprendí a pelear, a que nada se alcanza si no se lucha por ello, sin ese trabajo y ese empeño diario. Ha sido mi apoyo constante, como también lo ha sido mi hermano. Creo que también él está creciendo con esos mismos valores.

Y mis amigos. Me siento muy afortunado de disfrutar de los que tengo. Les estoy muy agradecido, porque siempre me han apoyado, especialmente en los momentos más difíciles. Nunca me han fallado.

Gracias a mi mujer: siempre en todo y para para todo. Gracias, porque llegaste un día a mi vida para llenarla de sentimiento y aportarle sensibilidad. Conoces de sobra que los futbolistas no sólo viven envueltos en oropeles y aplausos. Hay mucho más allá. Detrás hay uñas negras y algunos malos momentos. Gracias por estar siempre ahí, por ser mi apoyo constante. Gracias por tu comprensión.

También quiero acordarme de vosotros, los periodistas, quienes habéis puesto nota y prosa a mi carrera como futbolista. Nunca fui muy proclive a entrevistas. De hecho, siempre he tratado de superar mi talante de timidez. De hacerlo desde la profesionalidad y la responsabilidad que también me exigía el brazalete de capitán que con tanto orgullo porté. Me voy con la sensación de que hemos tenido un trato cercano. Os agradezco profundamente el respeto con el que me habéis tratado.

A mis compañeros, gracias infinitas. Hemos vivido mucho juntos. Habéis sido mis otros hermanos y sin vosotros nunca podría haber llegado a disputar todos estos encuentros que, para mi sonrojo, alegría y orgullo, me han abierto un sitio en la historia del Sporting.

Con algunos de vosotros han sido muchas temporadas de convivencia diaria. De entrenamientos, de partidos, de viajes, de hoteles...

Queridos compañeros, al paso de los años, he aprendido que lo más bonito que te deja el fútbol son los amigos que nacen en el vestuario: el de los sudores compartidos, el que ha visto mezclarse risas y llantos, abrazos y discusiones, el vestuario que desde la debilidad te hace fuerte porque tienes al lado a alguien que te entrega la generosidad de su esfuerzo para hacerte mejor, para ayudarte a levantarte cuando aflora la debilidad, cuando asoma el cansancio o se cruza una lesión en tu camino.

Gracias, compañeros. Os echaré mucho de menos a todos... Os aseguro que nunca os olvidaré, sencillamente porque nunca podré hacerlo.

Este es un club grande, muy grande. Uno de los motivos es porque tiene una afición colosal, que nunca vive indiferente a los colores que profesa. Una afición que mezcla sentimiento, pasión, sufrimiento, lealtad y un largo etcétera de expresiones.

Gracias, afición por el trato que siempre me habéis dispensado y por el cariño con el que me habéis tratado. En el terreno de juego pudo haber veces en las que quizás no haya estado acertado, en las que quizás, humanamente, no me hayan salido mejor las cosas, porque han sido muchos años, pero os aseguro que nunca, jamás, escatimé esfuerzo alguno. Siempre me he dejado la piel por este escudo. Hoy me despido y os aseguro que si de algo me siento orgulloso es de haber defendido sin límites, sin cortapisas, a un club tan grande como es el Sporting, al que siempre llevaré grabado en lo más profundo de mi corazón

Gracias también a todos los auxiliares del equipo, lo que hago también extensivo a todos los trabajadores en general del club. Siento que me habéis tratado de manera excepcional. Os echaré también mucho de menos, aunque ya os adelanto que no os librareis de mí, porque os visitaré siempre que pueda. Sois mis amigos; es lo que me ha dado este club: lo mejor de todo. Gracias de corazón.

Llegué como un niño y me despido ya adulto con la sensación de haber sido un privilegiado que ha podido cumplir el sueño de su vida, el sueño de un guajín de Pola de Laviana. Espero que el Sporting vuelva muy pronto a Primera División. Es su sitio, es donde se merece estar, aunque juegue en la categoría que juegue, milite donde milite, será siempre un club muy especial, cargado de historia y de sentimientos.

A partir de ahora, paso a ser un abonado más, un sportinguista de grada que, os aseguro, llevará siempre tatuado en el corazón el escudo del club de su vida.