Sangoy: «Sigo al Sporting, ojalá vuelva a Primera»

David Acebal

SPORTING 1905

Gastón Sangoy
Gastón Sangoy

La Voz de Asturias entrevista al exjugador rojiblanco

05 dic 2019 . Actualizado a las 20:22 h.

Colgados los botines y guardada la maleta. Gastón Maximiliano Sangoy (Paraná, 1984) ha dejado atrás su vertiente de trotamundos para asentarse en Santa Fe y comenzar una nueva etapa. El delantero argentino conversa con La Voz de Asturias, hace balance de una larga carrera y recuerda sus tres años vistiendo los colores del Real Sporting de Gijón.

“A los 13 años me fui a Buenos Aires para jugar en Boca y a los 19 empecé a viajar afuera. Fueron 15 lejos de casa, en ese recorrido formé una familia, tuve hijos, viví grandes experiencias y también me perdí cosas de acá, de mi gente. El retorno y el final del viaje también es por ellos, por los hijos, que puedan tener una vida tranquila”, apunta con nostalgia mientras se escucha de fondo el jaleo de tres críos que comienzan a disfrutar de verano argento. “Me dedico a mis hijos, a la familia y a estudiar. Estoy haciendo el curso de técnico, nunca se sabe que va a deparar el futuro, pero algo entorno al fútbol, otra cosa no sé hacer”, reconoce con absoluta sinceridad.

Sangoy paseó sus goles por 10 países. Boca, Ajax de Holanda, Universitario de Perú, Millonarios de Colombia, Hapoel de Israel, Apollon de Chipre, Sporting de Gijón, Al-Wakrah de Qatar, Arka Gdynia de Polonia, Mumbai City en la India, Nea Salamina también de Chipre y una última parada en el Atlético Paraná, “para saldar una deuda pendiente, jugar en mi país. Tuve una buena carrera, no me reprocho nada ni me arrepiento de ningún lugar en el que estuve. A veces te va bien, otras te va mal, pero en general creo que me fue relativamente bien”.

Un largo viaje que el ariete reconoce, “nunca me pude imaginar una carrera así. Uno cuando era chico soñaba debutar en Boca, gracias a Dios lo pude hacer - dos encuentros en Copa Sudamericana bajo las órdenes de Bianchi ? luego, fueron surgiendo cosas, uno era consciente de la dificultad de asentarse en un club como Boca, con grandísimos jugadores y de muchísima calidad, cuando sales de una cantera importante como esa ? lo mismo para los chicos de Mareo - hay que tener claro que puede llegar el momento de buscar por otro lado y aprovechar las puertas que se te abran”.

“Gijón, fueron tres años inolvidables para mí. Un lugar en el que dejé muchos amigos, gente que siempre me trató muy bien y luego, un club increíble"

La suya le llevó a Holanda. “Con 19 años me fui al Ajax, era un paso gigante a un club de élite. Sabía que de sus inferiores salían muchísimos jugadores. Fue un cambio rotundo y me sirvió muchísimo. Más allá del idioma y de la cultura me costó acostumbrarme al juego, todo a dos toques, mucho más rápido que en Argentina, tardé 5 o 6 meses hasta empezar a jugar. Aunque bueno, también es verdad que tenía competencia por el ‘9’ con un tal Ryan Babel (risas), llevo con orgullo haber estado en aquel equipo y haber salido campeón”.

La conversación toma rumbo Israel y sigue hasta Chipre, donde el Sporting aparece en su hoja de ruta. “Emilio de Dios vino a verme un par de veces cuando estaba en el Apollon. Me llamaron, me propusieron y yo, obviamente, ni lo dudé. Era un sueño jugar en la Liga española. Justo aquellos dos partidos que vienen a verme, la verdad, que anduve muy bien, eso también ayudó”, reconoce.

Próxima parada Gijón. “Fueron tres años inolvidables para mí. Un lugar en el que dejé muchos amigos, gente que siempre me trató muy bien y luego, un club increíble. Es un equipo que no merece estar en Segunda, una plaza que tiene que estar en Primera siempre, aunque sólo sea por la gente, por lo que aportan, por cómo alienta, en las buenas y en las malas, algo que no pasa en todos los equipos. No es algo menor sentir como viaja la afición, hacen un esfuerzo bárbaro para ir a lugares lejanos y mostrar su apoyo. Uno, como futbolista, tiene que valorar eso. Luego está El Molinón, me encataba jugar ahí, con la gente pegada a nosotros, es un ambiente especial, que no se ve en muchos sitios. Obvio que sientes la presión en los dos sentidos, en el bueno y el menos bueno, personalmente me encantaba, no me achicaba para nada, al contrario”.

Los mejores recuerdos y los menos agradables. “En lo deportivo uno que nunca me voy a olvidar. La victoria en el Bernabéu, por todo lo exterior, por como había sido aquella semana, el conflicto con Mourinho, su récord como local, un cúmulo de cosas que lo convirtió en una victoria memorable que gracias a Dios pudimos lograr”.

Sangoy se detiene para salirse de lo meramente futbolístico. “En lo personal, dos tipos que se salían de la norma. Manolo Preciado y Quini, dos pérdidas irreparables. Esas cosas que no entiendes de la vida. El míster, más allá de decisiones en la cancha, era uno más del vestuario, el entrenador más cercano que me pude encontrar, por los tiempos le estaré agradecido, me dio la oportunidad. Quini, siempre con nosotros, parte fundamental del equipo, siempre apoyando, alentando, dándonos consejos a todos, pero yo como delantero pidiéndole a él. De verdad, sólo tengo buenos recuerdos de ellos. Dos elegidos, de los que hay muy pocos”.

"Cuando un delantero no marca claro que se nota la presión de la gente en esos momentos pero sobre todo, la que influye, es la presión de uno mismo"

La parte menos agradable. “Obvio, perder la categoría y no lograr la vuelta a Primera al siguiente año. Aparte de momentos más altos o más bajos en lo particular, lo peor siempre es no lograr los objetivos en lo grupal. Claro que había presión, es el Sporting, tiene que haber presión, en especial si no está en Primera. Yo la presión la llevaba bien, la de la afición, se entiende, se comprende. La externa, siempre me sentí bien tratado, es cierto que una vez me acusaron de cosas que no tenía nada que ver, duele por la mala información, era un cúmulo de cosas y exploté. Casi lloré de impotencia en sala de prensa, pero más allá de eso, que son anécdotas malas, yo estoy tranquilo porque sé que no hice nada. Salvo algún momento puntual y de partidos malos que ha tenido uno, es evidente, no siempre se puede ser regular y si así fuera sería un jugador de otra categoría, la experiencia en Gijón fue magnífica, de mi trayectoria, sin duda uno de los tres lugares a los que siempre me unirá el máximo cariño”.

Hay tiempo para seguir la actualidad del Sporting. “Por supuesto, sigo al equipo, estoy al día de lo que le pasa. Ojalá pueda volver pronto a Primera, aunque este año está medio complicado. Ojalá cambien las cosas y vuelva a la más alto, que es donde tiene que estar ese equipo, es su lugar natural”.

Sangoy, como delantero, no puede evitar su aporte a la falta de gol de los rojiblancos. “Lo de las rachas es así, no hay duda, pero hay que hacer cosas para romperlas, para cortarlas. Claro que se nota la presión de la gente en esos momentos pero sobre todo, la que influye, es la presión de uno mismo. Estás viendo que no haces goles, que se te cierra el arco, que tienes un mano a mano y lo errás, o te lo saca el arquero con el taco. Muchas veces es psicológico, no hay que tener miedo en buscar ayuda, en buscar un método, a mí me ayudó mucho la meditación. Es algo personal, pero lo que es indudable es que las malas rachas también se terminan”. Como las carreras. “Luego del fútbol hay una vida, empieza una etapa nueva. Es así. La mía está acá, tranquilo, mirando al futuro”.