Artículo de opinión
03 sep 2020 . Actualizado a las 20:29 h.Después de una mala temporada, todos los aficionados sportinguistas queremos 'cortar cabezas' y ver caras nuevas, como ocurriría en cualquier club de fútbol. Sin embargo, hay que ser conscientes de la herencia y de las circunstancias de pandemia mundial en las que Javi Rico cogió los mandos del Real Sporting de Gijón hace 4 meses.
El tiempo dirá si sus descartes son acertados o erróneos, pero la realidad es que si los protagonistas están encontrando tales problemas para encontrar destinos que se adapten a sus cachés, es que sus contratos fueron firmados por un importe demasiado elevado para el rendimiento deportivo ofrecido, lo que por consiguiente, da por el momento la razón al nuevo director deportivo en su búsqueda de la eficiencia, mientras no deja en buen lugar el ojo clínico de Miguel Torrecilla.
Algunos futbolistas y sus agentes no han reaccionado de buena manera al estilo de comunicar y explicar sus descartes, demasiado brusco según indican, así como al hecho de ser juntados en grupos en los entrenamientos y de no contar en ningún momento con minutos en los amistosos. Unas decisiones poco habituales en una escuadra más acostumbrada a la recomendación de buscarse una salida que a la 'presión', así como poca dada a la exigencia y marcada por la ausencia de autocrítica en un equipo que acumula 4 temporadas sin estar cerca de lograr su objetivo. A corto plazo, algunos protagonistas se lo han tomado como un desafío en el que el empleado con contrato tiene la sartén por el mango, veremos si en el largo, la fórmula de Rico ofrece más soluciones que la mano blanda mostrada en los últimos años, tanto a nivel de planificación, como a la hora de recuperar los viejos valores que el gijonés aseguró ver perdidos en Mareo sobre el trabajo y el sacrificio, palabras muy similares a las expuestas por Babin en sala de prensa sobre el discurso interno de David Gallego: "Unión, solidaridad, compromiso y humildad para afrontar los entrenamientos y los partidos".
En el capítulo de fichajes, con la prioridad en el lateral izquierdo, el extremo y la punta de ataque, hay poco que reseñar, más allá de la estrategia utilizada por el momento de no incorporar a futbolistas que no puedan ser inscritos en LaLiga, algo que sí están haciendo otros rivales y que supone en cierto modo un riesgo, tanto a nivel de imagen, como económico, tal como se pudo comprobar en los veranos anteriores. En paralelo, si el Sporting va a tener grandes problemas económicos para moverse en el mercado, también tiene cierta lógica que espere a las rebajas, cuando se pongan a tiro rojiblanco nombres que a comienzos de agosto eran inaccesibles
El otro gran reto de Rico se encuentra en la necesidad del Sporting de realizar un traspaso por su precio justo para cuadrar las cuentas y el tope salarial. Actividad en la que deberá sacar a relucir sus habilidades mostradas en su etapa como agente, procurando sacar de dicha ecuación a nombres clave para el futuro sportinguista como Pedro Díaz, intocable según se asegura en Mareo.
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