Texto de análisis
21 sep 2021 . Actualizado a las 23:16 h.No se les pide que organicen el juego como requisito principal, pero bien es cierto que un lateral, cuantas más soluciones pueda aportar en la circulación de balón del equipo, más tranquilidad tendrá su entrenador. En el caso que nos atañe, en el Real Sporting de Gijón nos encontramos para ese rol en banda derecha a un joven futbolista (21 años) con todo aún por aprender y progresar: Guille Rosas. El canterano rojiblanco ya logró asentarse la temporada pasada en los planes de David Gallego para esa posición cercano a la cal. No fue un año sencillo, como era de esperar por el salto de categoría, requiriendo de una progresiva adaptación al nuevo ritmo de juego y sobre todo en el aspecto físico, tanto de los duelos individuales como de aguante, como el propio protagonista reconocía hace unos días.
Un año más maduro, Rosas sigue evidenciando esa progresión fruto de sumar minutos en la Segunda División. Ya se pudieron ver algunas de sus principales cualidades de un tiempo a esta parte, como las aptitudes defensivas para aguantar el uno contra uno o lo bien que utiliza el cuerpo para proteger y disputar la pelota. En ataque las cosas se dejaban ver menos, pero cuando tenía el día inspirado también sumaba peligro en sus incorporaciones por fuera desdoblando al extremo de turno. Esta temporada ha frenado ligeramente ese ímpetu inicial en las acciones defensivas, que a veces le hacían sobrepasarse y ser más "fácil" de regatear. Pero también con balón se le ve especialemente más participativo y atrevido en ataque, aunque aún tenga margen para quitarse lastre y recorrer la banda con mayor soltura.
Siendo uno de los encuentros en los que más se le exigió en fase defensiva, si algo se puede rescatar de Rosas en el duelo vivido en Eibar fue su aportación en ataque. Guille estuvo muy activo en la circulación de balón y construcción de su equipo. Fue el segundo partido de la temporada en el que más pases realizó (57, solo por detrás del Burgos donde ejecutó 60), eso en un contexto y un rival muy particulares. Además, combinó en muchas ocasiones en campo contrario, llegando a pisar línea de fondo en varias ocasiones, más de lo que suele ser habitual, como se puede observar en su mapa de intervenciones con balón:
Rosas tuvo la suficiente inteligencia en ataque para leer bien las jugadas, interpretando cuándo era oportuno subir e incorporarse a la ofensiva y también cuándo debía aportar pausa y sumar a la circulación de balón de los de Gallego. Fue un partido bastante completo en este sentido, sumando una asistencia que en realidad no se verá reflejada en las estadísticas al acabar con un tanto en propia puerta, pero que ejemplifica muy bien esa inteligencia que mostró Guille en Ipurúa en el grueso de la jugada, siendo el encuentro en el que más centros realizó (4), uno más que el día frente al Mirandés. Que solo perdiera un balón en los noventa minutos habla a las claras de esa inteligencia y criterio que mostró para jugar el balón y saber cuándo atacar la línea de fondo
Obviamente a un lateral se le debe medir también en la faceta defensiva, pues es donde más se le va a exigir un nivel. Su partido en este sentido fue bueno en líneas generales, no muy distinto a lo habitual, aunque es cierto que no tan destacado como otras citas, veáse la última frente al Leganés sin necesidad de ir más lejos. Sin embargo, sale en la foto del segundo gol armero, en un aspecto que también debe mejorar como es el juego aéreo, dentro de la limitación que él no puede controlar de la propia estatura. Más allá de esto, convenía poner la lupa sobre el crecimiento del gijonés en el apartado ofensivo, unas cualidades que cada vez enseña más y que pueden aportar nuevas vías de ataque en un Sporting en pleno crecimiento.
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