Texto de análisis
14 oct 2021 . Actualizado a las 16:53 h.Ya es habitual poner la lupa sobre el rendimiento defensivo del Real Sporting de Gijón en estos últimos años. Han pasado diferentes entrenadores, cada uno con sus matices y preferencias, pero dentro de un nivel dispar entre todos ellos, la zaga se ha mantenido constante como uno de los principales resortes de los rojiblancos. Con David Gallego la historia se repite. La temporada pasada el equipo logró firmar unas cifras sobresalientes en el aspecto defensivo, las cuales iban en contraposición a los números en ataque, pues fue el buen hacer atrás el primer cimiento para la buena campaña realizada, truncada con una mala dinámica final. En ese sentido, los 28 goles encajados hicieron del Sporting el equipo menos goleado del campeonato, curiosamente igualado en dicho registro con los dos equipos que terminaron ascendiendo de forma directa: Espanyol y Mallorca.
Si bien este año la propuesta del equipo ha sumado nuevos matices, los cuales han afectado a la forma de atacar y defender del equipo, las cifras de goles encajados por el momento son peores, aunque aún no preocupantes. Un gol de media encaja el Sporting por partido en lo que va de temporada, con 9 tantos en contra en esas mismas jornadas, con el partido en Eibar como gran asterisco, donde se encajaron un tercio de los tantos totales.
Sin embargo, hay varios indicadores que muestran el cambio de tendencia en cuanto a la forma de defender. El Sporting, siendo uno de los equipos con mayor cuota de posesión de la categoría, ha venido apostando por esa "defensa pasiva", teniendo el balón bajo control, que tanto identifica la idea de David Gallego. Esta temporada, repitiendo esta cualidad en ataque, se ha destapado algo más en su fase defensiva, ha ganado en agresividad, y eso se ve en la presión alta del equipo sobre el césped y se cuantifica, siendo el equipo de La Liga Smartbank que más balones recupera en el último tercio de campo (11,34 recuperaciones de media, un 16% del total), o lo que es lo mismo, en el primer tercio rival, donde inicia las jugadas de ataque.
Si bien la presión es lo más fácil de valorar y medir, la intensidad y agresividad del Sporting en las acciones defensivas también ha aumentado respecto a las últimas temporadas, algo que se cuantifica en datos como las intercepciones (6º equipo de la liga), los disparos bloqueados (3º del campeonato) o el número de pases del rival en su primera línea, lo cual mide la intensidad en la presión (6º de la tabla). Esto muestra el punto extra que ha sumado el equipo de David Gallego en agresividad -bien entendida- y actividad defensiva.
Sin embargo, muchos de estos aspectos representan un tipo de defensa más arriesgada, 'hacia adelante'. El equipo es ahora menos pasivo, busca más al rival en lugar de esperarlo ordenadamente. Esto hace que la teoría de la manta corta entre en acción; o cubres la cabeza o te tapas los pies, ambas es complicado. Y es que el Sporting recibe ahora más disparos en contra que la temporada pasada (casi 10 remates promedio por partido), siendo estos además más cerca de su portería que en la media de la liga, y esto hace que las ocasiones que le generan sean más que anteriormente, siendo el 10º equipo de la liga en cuanto a llegadas recibidas se refiere. Registros alejados de aquellos a los que nos había acostumbrado el Sporting, también con David Gallego, que ha dado un paso al frente confiando más en el ataque y con ello descubriéndose más con otra forma de defender. Algo que por el momento le compensa.
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