Alejandro Menéndez: «Si tengo ilusión de entrenar a un club es al Sporting. Mareo es el entorno perfecto para formar futbolistas, lo prefiero a Valdebebas»

Sergio M. Solís / Nacho Cid

SPORTING 1905

Alejandro Menéndez
Alejandro Menéndez Nacho Cid

Entrevista con La Voz de Asturias

22 ene 2024 . Actualizado a las 19:26 h.

El entrenador asturiano atiende a La Voz de Asturias. Alejandro Menéndez hace un repaso de su larga carrera como técnico de sus inicios en el Real Sporting de Gijón hasta la actualidad, pasando por diversas etapas trabajando junto a Mourinho, Mata, Joselu, Morata, Carvajal, Brais y Borja Iglesias, entre otros nombres relevantes, así como en la Champions League asiática.

¿Qué te parecen los cambios de Orlegi en Mareo? ¿Estaba tan obsoleto para el fútbol moderno?

Yo entré en el Sporting en el 76 y poco después se fue inaugurando Mareo por etapas. También inauguré Valdebebas estando en el Real Madrid y aquello es como un hotel de seis estrellas. Pero eso no marca el trabajo. Los años que estuve en Mareo como jugador se respiraba un ambiente de trabajo, de formación y de credibilidad. Sabías que te daban la oportunidad de llegar a un equipo que peleaba ligas, copas, con grandes futbolistas, con los mejores clubes viniendo al Molinón. Yo te puedo decir que Mareo es el entorno perfecto para formar futbolistas y te pongo el ejemplo de Valdebebas porque yo como entrenador prefiero Mareo. Es evidente que tiene que haber actualizaciones como el gimnasio, la residencia, pero eso es lo externo. Creo que la credibilidad que tienen clubes como el Athletic de Bilbao o la Real Sociedad de formar para el primer equipo sí se ha perdido, pero es algo general en España. Lo importante no es el número de campos, sino qué se hace en ellos, cuánto y cómo se trabaja, cuál es la metodología.

¿Cómo te abres paso en la Escuela de Mareo? ¿Cómo recuerdas tu llegada al Sporting?

Yo había pasado por el Cimadevilla, el San Lorenzo, el Veriña y en el Avilés conseguimos un ascenso de Liga Nacional a División de Honor. Ahí me llama el Sporting, me llama Eloy Olaya. Cuando nos reunimos hubo poco que hablar. Fui al Juvenil B, no me importaba dar un paso atrás desde División de Honor, la ilusión de cualquier entrenador gijonés es estar en el Sporting. Con confianza, un buen entorno y buenos jugadores, uno va escalando y consiguiendo objetivos.

En el Celta llegas a coincidir con Miguel Torrecilla como director deportivo. Años después, él viene a Gijón y tiene que cambiar de entrenador hasta cuatro veces, ¿en algún momento hubo contactos contigo? ¿Estuviste cerca de venir al Sporting?

Te puedo decir que mi nombre estaba sobre la mesa. Hasta ahí. Yo con Miguel no hablé más después de salir del Celta. Sé que hubo hasta preguntas en rueda de prensa con mi nombre, pero no fue más allá. En varias etapas de cambio de entrenador en el Sporting yo he sonado pero nunca se llegó a presentar una oferta, sí el rumor o estar sobre la mesa.

¿Llegaste a pensar que se te iba a llamar? ¿Querías venir al Sporting?

Si hay una ilusión, tanto personal como profesional, de entrenar a un club, ese es el Sporting. Estar en tu casa, con tu gente, tu familia. Yo he ido al Molinón desde pequeño, he estado en la cantera, he mamado lo que es el Sporting, conozco a los jugadores, todo el entorno. Eso ayuda a hacer las cosas bien. Yo siempre me he visto capaz, he cumplido etapas, en cuanto a años y en cuanto a vestuarios como el del Castilla y los números están ahí. Uno siempre mantiene la ilusión de que lo llamen de aquí.

¿De cara al futuro crees que aún se podría dar?

Hombre, se puede dar, pero yo he perdido un poco la ilusión, porque ha habido momentos en los que sumaba muchas cosas para poder venir y no fue así. Ya pienso menos en ello.

¿Qué te parece el proyecto de Miguel Ángel Ramírez? ¿Qué jugadores destacarías de este Sporting?

Están en un momento dulce, bonito, el equipo tiene mucha confianza, están compitiendo bien. Yo creo que es capaz de llegar así hasta el final y poder ascender. El club ha sabido darle ese entorno al entrenador de tranquilidad, de ir cumpliendo el proceso y competir. El equipo está a un nivel de rendimiento que no había tenido desde hace años. Un jugador clave en el equipo, la piedra angular para que todo funcione, es Gaspar Campos.

En el Madrid tuviste buenos jugadores: Joselu, Marcos Alonso, Mata, Carvajal… ¿Con cuál te quedarías como el más diferencial o con más calidad?

El Castilla es muy difícil de entrenar, todos los jugadores tienen contratos, agentes y son muy individuales, todos quieren llegar al fútbol profesional. Para mí el jugador diferencial ha sido Juan Mata. Es un gran futbolista y una gran persona, ha sabido escuchar, ser humilde y ser buen compañero.

En tu etapa como míster del Castilla coincidiste con Mourinho como entrenador del primer equipo, ¿había comunicación fluida entre vosotros? ¿Cómo era trabajar con él?

Fue la etapa más cercana. Cuando él llega al Madrid, era mi segundo año en el Castilla. Todo el mundo en el Madrid temblaba, venían de no ganar nada y Mourinho entraba con las llaves, era el jefe de todo. Yo me encuentro con una persona que, al segundo día, bajó a conocer a los jugadores del Castilla. Eso me llamó mucho la atención. Esa temporada el club puso como objetivo meter juventud y jugadores españoles en el primer equipo. Mourinho era muy cercano, me dejaba ver su trabajo, y en un parón FIFA en el que él se fue a dar una charla, me dejó a mí a cargo del primer equipo. Preparé varios entrenamientos y además le gustaron mucho y los repitió, porque sus técnicos Rui Faria y Karanka habían visto un buen entreno. Logramos una cercanía tremenda. Todo el mundo cree que es un ogro, todo autoridad, pero es al revés. Convence al jugador, no levanta la voz, marca unas pautas, un comportamiento, sabe a lo que quiere jugar y lo transmite muy bien.

¿Un entrenador formativo prima ganar, su carrera y quemar etapas o desarrollar futbolistas?

En mi caso nunca pensaba en crecer. La ilusión y la ambición las tienes, pero a mí nunca se me pasó por la cabeza pensar “si aquí no estuviera este y me subieran a mí…”. El cien por cien de mi energía estaba en trabajar donde tocara en ese momento. Todo el mundo quiere llegar a la élite, pero se olvida el camino, el recorrido y los pequeños objetivos. Hoy en día muchos entrenadores quieren llegar muy rápido. Uno se va haciendo bueno en el camino, adquieres experiencia y capacidad de mejora, porque la cuestión no es llegar a la élite, es mantenerse. 

¿A qué te estás dedicando en este parón sin entrenar? ¿Te estás formando? ¿Ves mucho fútbol?

Sí, veo mucho fútbol, sobre todo de Primera y Segunda división. Es donde está la calidad y donde uno se puede actualizar, coger ideas, estar al día y tener conocimiento sobre jugadores y categorías. No se puede estar estancado, hay que mantener la ilusión y las ganas, y estar preparado para volver a entrar.

¿En este tiempo, has estado cerca de coger algún equipo?

Cuando uno lleva tantos años ya tiene un curriculum y te salen equipos. Pero los clubes que se interesan quieren jugar un Playoff, ascender, todos quieren ser ganadores. Por experiencia sé que tiene que ilusionarte ir a ese club y que te den herramientas, confianza, que crean en ti. Si no ves eso, yo prefiero no cogerlo. Llevo dos años sin entrenar y tengo muchas ganas, pero hay que esperar el momento.

¿Hay algún objetivo que te quede por cumplir como entrenador en el futuro?

Me gustaría entrenar al Sporting. Sé que mi padre, que no está aquí, se sentiría muy orgulloso, a mis hijos y a mi mujer les gustaría que estuviera ahí en algún momento. Mi ilusión sería estar y además, hacerlo bien.

Llegar con la temporada ya empezada no es tan sencillo, ¿para ti es importante poder hacer pretemporada y confeccionar la plantilla a tu gusto?

Lo ideal es hacer pretemporada y poder decidir cosas, buscar tu identidad, conocer a los jugadores y que ellos te conozcan a ti. A estas alturas de temporada, las propuestas son para entrar en un equipo que no está cumpliendo los objetivos y donde no partes de cero, partes de negativo. Necesitas llegar rápido al jugador y plasmar rápido la idea para que vengan los resultados.

El ciclo de un entrenador es cada vez más corto, ¿crees que falta paciencia en el fútbol?

Sí, mucha. El entrenador es el punto más débil de la cuerda, solo te valoran por los resultados. Pocos clubes creen en el proceso, en el trabajo, en el camino. La inquietud de no tener resultados hace que se piense que las cosas no van bien y eso provoca rápidamente un cambio.

Cuando saliste de Mareo y llegaste a Valdebebas, ¿qué notaste diferente en la forma de trabajar?

Se nota mucho la presión. Percibes en aquella atmósfera que cuando vas al Madrid vas para ser campeón. Creo que me adapté rápido a tener todas las herramientas, preparadores físicos, asistentes, y todo eso te hace mejorar. Aquel recorrido fue muy rico en todo, en lo deportivo y en lo personal. Allí no solo ves al primer equipo del Madrid, recuerdo que pasó la selección argentina entrenada por Maradona, pasan los equipos de la Champions. Es un máster de absorber información y estar actualizado.

Después de la etapa en el Celta y en el Racing de Santander te lanzas al fútbol asiático, al Buriram United. ¿Cómo recuerdas ese choque cultural?

Hay una oferta de un equipo de Tailandia, que es como el Barcelona o el Madrid aquí. Es una etapa que me gusta explicar bien, porque me encontré un estadio de Primera división inglesa, nuevo, con una tecnología grandísima, hotel, restaurantes, campos anexos. El equipo juega la Champions League asiática y el campo se llena. Me fui buscando una alternativa para trabajar y me encontré con una experiencia increíble. Era un equipo muy profesional, con mucho presupuesto y que tenía a los mejores jugadores thais. El fútbol asiático tiene un nivel de Segunda división bajo, pero mucha infraestructura y es un sitio para trabajar a las mil maravillas. Son países muy particulares, tienen otra religión, otra forma de vivir y tú te tienes que adaptar a ellos, o sea que ya es otro máster. Fui valiente y al final se consigue hacer un buen trabajo.

¿Fue tu etapa más feliz como técnico esta aventura en Asia?

Al principio cuesta porque nadie te dice lo que te vas a encontrar. El primer año allí éramos tres españoles, luego llegan dos jugadores más. Nos llamaban 'Spanish Buriram'. La ciudad es pequeña, con un entorno agrícola, es muy tranquila y vives bien. La gente por la calle te muestra agradecimiento y mucho respeto y eres feliz. Sí que piensas «todo este cariño podría ser en mi casa» pero bueno, lo mismo me pasó en la India. Aún a día de hoy en mis redes sociales me escriben los indios «te amamos», «quiero que vuelvas», allí parezco Guardiola. Uno siempre añora que eso suceda en su casa.

Después vuelves al Celta B y allí coincides con jugadores como Brais Méndez, Borja Iglesias o Iván Villar. ¿Cómo fue trabajar con ellos?

La segunda etapa se da porque allí fui feliz, Vigo es una ciudad gemela a Gijón. Cojo al equipo penúltimo y ya no conocía a los jugadores, porque los filiales se renuevan. Brais estaba en el juvenil, era un chico que casi no la tocaba pero cuando lo hacía era pase de gol o gol. Cuando lo subimos le dije que eso no me valía, que había que correr y trabajar. Pasa mucho con los jugadores ofensivos, y yo tiendo a apretarlos mucho. Borja Iglesias llevaba dieciocho partidos sin marcar un gol, llevaba seis y empezaba la segunda vuelta. Le dije que conmigo iba a arreglar la temporada con otros seis, y los hizo. Entré con buen pie, con buenos jugadores y al año siguiente trabajando con esa base logramos hacer nuestro techo de puntos en Segunda B, Borja hizo más de 30 goles y casi todos aquellos jugadores están en el fútbol profesional. 

¿Es más rentable para un entrenador español irse al extranjero a lugares como la India?

Sí, es un continente en crecimiento, con unas inversiones muy fuertes y ascendentes. Hay ilusión por crecer, por competir. Tienen 1.300 millones de habitantes, ahí entra mucho dinero. Todo el entorno del entrenador, además de la mejora económica, es ideal, decide cuándo entrenan, a quién hay que traer, cuándo ir a la concentración. Tú vas y te realizas como entrenador.

¿Qué entrenador te gusta por su forma de trabajar, sus métodos, o que creas que no está teniendo el reconocimiento que merece?

El entrenador del Arsenal, Mikel Arteta. Es muy innovador, veo muchas charlas suyas y su trabajo. Tiene muy buena base, da mucha frescura al fútbol, hace jugar al equipo y compite muy bien. Todos los entrenadores deberían seguir su trabajo, se aprende mucho de él.

¿Cómo definirías el VAR en una sola frase?

No es perfecto, no es la única solución para el fútbol. Hay errores que se deben ajustar, le falta recorrido todavía.

¿Cuál es la cualidad que más valoras en un jugador?

El compromiso.

¿En qué equipo tuviste la experiencia más gratificante como entrenador en su conjunto?

En el Celta B me sentí muy a gusto, y con una valoración de mi trabajo muy alta. También los títulos que gané fuera, cinco títulos conseguí en Tailandia.

¿Y la experiencia menos gratificante?

Cuando no consigues los resultados, los objetivos marcados y no se valora el recorrido o el trabajo