Lleva el guardián del euro más de dos años tirando de chequera, para desesperación alemana, con el firme propósito de pavimentar la recuperación. La economía ya carbura y ha llegado, pues, el momento de levantar el pie del acelerador de las compras de deuda. Pero Draghi no se fía. Son demasiadas las veces que ha visto resucitar una crisis que tiene más vidas que un gato
Mercedes Mora