Maduro, menos maduro gracias a los paños calientes de Zapatero

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Como era previsible, la visita sorpresa del expresidente español a la prisión militar de Ramo Verde, donde tienen encerrado a Leopoldo López, no sirvió para nada positivo

12 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo de Venezuela, al margen de su incidencia en la campaña electoral española, se agrava cada día. Como era previsible, la visita sorpresa de Zapatero a la prisión militar de Ramo Verde, donde tienen encerrado al líder opositor civil Leopoldo López, no sirvió para nada positivo.

Las sonrientes caras en las fotos del presidente de Venezuela Nicolás Maduro y el expresidente español pudieron cautivar la ingenuidad de algún incauto y poco más. Que el socialista leonés se haya prestado al juego de, con la venia del carcelero Maduro, ir a rogarle a uno de los líderes emblemáticos de la oposición venezolana que renunciasen al referendo revocatorio, el único instrumento legal que les queda para intentar reconducir la dramática situación que vive el país, solo tiene dos explicaciones lógicas: que no se haya enterado de lo que pasa en aquel país o que le deba inconfesables favores -como parece que le ocurre a los líderes de Podemos- al régimen chavista.

Los bien pensantes, haciendo un esfuerzo, prefieren inclinarse por la primera de las hipótesis, dado que ello puede ser una explicación a otro dato no menos sorprendente: se dejó acompañar en esa visita -no sabemos si hasta la puerta del penal o hasta la celda del visitado- por Jorge Rodríguez, el personaje, con diferencia, más siniestro del chavismo.

Informaciones solventes sobre el resultado de la visita de Zapatero a Leopoldo señalan que el preso le dejó meridianamente claro que no estaba dispuesto a aceptar el ofrecimiento de libertad a cambio de la renuncia al revocatorio y que la oposición, a pesar de las últimas agresiones de las que fueron objeto alguno de sus líderes, como Julio Borges, está más unida que nunca. Y lo más novedoso de esta Unidad es que Leopoldo López y Henrique Capriles están menos distantes que nunca.

El penúltimo invento 

Los vientos no soplan tanto a favor en el bando chavista donde los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) el penúltimo invento del madurismo para manosear todavía más las escasos productos alimenticios y otros de primera necesidad al alcance de los venezolanos, puede convertirse en la cerilla que incendie socialmente el país.

En principio pareciera una cuestión de imagen: los Clap se iban a encargar de distribuir las bolsas de comida, para evitar el espectáculo de las colas kilométricas, sobre todo en Caracas.

Pero no tardaron en visualizarse otras caras menos presentables del invento. Los Clap manejados por elementos del aparato del chavismo, se crean como sistema de distribución de productos bajo el control del Ejecutivo. La meta reconocida es constituir 9.000 comités y que cada uno abastezca a un máximo de 400 casas elegidas como beneficiarias de las bolsas de comida a distribuir. Una operación aritmética elemental nos indica que los hogares potencialmente atendibles son 3, y millones. Como quiera que, según censo del INE, en Venezuela hay 30 millones de habitantes distribuidos en 6 millones de hogares (cinco miembros cada uno), ello hace pensar que casi el 70 % de los familias venezolanas se van a quedar sin acceso a las bodas de comida.

Esta comida y la bolsa que la contiene, no será gratis, sino que se venderá a «precios justo» (léase políticos). Mientras el invento funcione, no habrá colas pero tampoco podrán comprar comida aquellos venezolanos -ese 70 % que están contra Maduro, según las encuestas- que no tengan acceso a unas bolsas que tienen lo que tienen (incluso menos lo que conseguían los cubanos con las cartillas de racionamiento).

¿Cuánto tiempo es sostenible este estado de cosas? Todo hace pensar que poco lo van a servir a Maduro los paños calientes de Zapatero para evitar el tener que abandonar el timón del barco o que le echen por la borda antes de que acabe su mandato.