Tráfico concede un plazo de 30 días para cambiar las señales de 100 a 90

José Manuel Pan
josé manuel pan REDACCIÓN / LA VOZ

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Confía en frenar el repunte de muertes con la reducción de velocidad en carretera

28 dic 2018 . Actualizado a las 18:58 h.

Un mes para cambiar las señales de 100 a 90 en las carreteras convencionales. Ese es el plazo que dará la Dirección General de Tráfico a los titulares de las vías (Ministerio de Fomento, comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos) para actualizar las limitaciones máximas en las vías de su competencia. La nueva limitación será exigible a los 30 días de la publicación del decreto en el Boletín Oficial del Estado, una vez que, como está previsto, el Consejo de Ministros dé hoy luz verde al real decreto que modifica el artículo 48 del Reglamento General de Circulación, que hace referencia a las velocidades máximas fuera de poblado que no deberán ser rebasadas.

El director general de Tráfico, Pere Navarro, afirma que el plazo de 30 días lo han pedido los titulares de las carreteras para poder hacer el cambio de las señales. De todas formas, Navarro aclara que las limitaciones máximas se irán aplicando antes, a medida que se vayan cambiando las señales en cada carretera. Serán de 90 kilómetros por hora para turismos, motocicletas y autobuses, y de 80 km/h para camiones y furgonetas.

Este cambio fijará el límite máximo al que se podrá circular en las carreteras convencionales, que son las que tienen doble sentido de circulación y carecen de mediana de separación física entre carriles. Hasta ahora, la velocidad máxima permitida en esas carreteras era de 100 km/h cuando la vía tuviese un arcén de al menos 1,5 metros de ancho. Esa diferencia ya no existe en la nueva norma, que unifica la limitación máxima con independencia del arcén. El reglamento tendrá una excepción, ya que los titulares de las carreteras convencionales que sí tengan mediana física de separación podrán optar por mantener el límite de 100 km/h.

La modificación reglamentaria no afecta a autopistas ni autovías, donde se mantendrá el límite máximo de 120 km/h para turismos y motocicletas, de 90 km/h para camiones y furgonetas y de 100 km/h para autobuses.

Más de mil muertos

Tráfico justifica la reducción de la velocidad máxima en las vías convencionales en el hecho de que en esas carreteras se producen la gran mayoría de los accidentes mortales, entre los que destacan las salidas de vía y los choques frontales. «En esas carreteras tenemos más de mil muertos, y la velocidad está detrás de las salidas de vía, que son la principal causa de accidente, y de los choques frontales, que se producen cuando uno entra demasiado rápido en una curva e invade el carril contrario al salir», advierte Pere Navarro, que considera, por tanto, que la reducción de 100 a 90 km/h en esas vías «es un elemento estratégico para mejorar la seguridad vial y reducir la accidentalidad».

Frenar la escalada de siniestros de los últimos años es el principal objetivo que Tráfico se ha marcado con esta modificación. El director general confía en que la implantación de las nuevas limitaciones permitirá reducir la siniestralidad un 10 % en las carreteras secundarias, porque es la velocidad excesiva o inadecuada la que está detrás de los siniestros mortales en ese tipo de carreteras. En España, el 77 % de las muertes se producen en esas vías, porcentaje que se dispara en Galicia, donde ronda el 90 %.

La reducción de la velocidad máxima en la red viaria convencional homologa a España con otros países europeos, en los que las autoridades responsables de la seguridad vial también han optado por bajar los límites en las carreteras en las que pueden producirse invasiones del carril del sentido contrario. «Esta limitación nos homologa con Europa. Y nosotros bajamos de 100 a 90 km/h, cuando países de referencia como Holanda, Suecia y Francia tienen ya una limitación de 80 kilómetros por hora», remarca el director general de Tráfico.

Solo cinco países siguen a 100

Cuando entre en vigor la nueva normativa, España abandonará el reducido grupo de países que mantienen en 100 kilómetros por hora la velocidad máxima en sus vías convencionales, que son Irlanda, Austria, Rumanía, Alemania y Polonia. La mayoría han tomado el límite de 90, como hará ahora España, mientras que son nueve países los que han bajado el límite máximo a 80 por hora: Malta, Liechtenstein, Suiza, Chipre, Finlandia, Dinamarca, Noruega, Holanda y Francia, que se unió a ese grupo el pasado verano tras sufrir un grave repunte en la siniestralidad.

La primera medida estrella

La reducción de la velocidad máxima en las carreteras convencionales es la primera medida estrella que sacará adelante el equipo formado por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y el director general de Tráfico, Pere Navarro. En su agenda tienen más modificaciones a realizar durante el año 2019, como el endurecimiento de algunas sanciones incluidas en el catálogo del carné por puntos, entre las que destaca el castigo que tendrá el uso del teléfono móvil al volante.

En un primer borrador del nuevo Reglamento General de Circulación se reducía el límite máximo para autobuses a 80 kilómetros por hora. Sin embargo, en el que aprobará hoy el Consejo de Ministros se les permite circular a 90 por hora, como turismos y motos. «Los autocares tienen muy poca siniestralidad», explica Pere Navarro, que añade que «el autocar es el transporte más seguro para ir por carretera».

Víctimas de accidentes, a favor de la medida, que critican moteros y conductores

La reducción del límite máximo de velocidad en las carreteras convencionales es una medida polémica que encuentra defensores y detractores. A favor de la nueva limitación están las asociaciones de víctimas de accidentes de tráfico, que solicitaron esa medida en los encuentros que mantuvieron con el equipo directivo de la DGT. Por el contrario, asociaciones de víctimas están a favor de esta normativa, que podría entrar en vigor en enero o febrero del 2019. «Estamos conformes, María Seguí lo intentó en su momento y no recibió apoyo, es algo que viene de lejos y estamos a favor», asegura la presidenta de Stop Accidentes, Ana Novella, que asegura que «está constatado que la velocidad mata». La Asociación para la Prevención de Accidentes de Tráfico, PAT-APAT, lo ve como «un gran logro y una gran medida para reducir la siniestralidad vial». Desde la Coordinadora en Defensa de la Bicicleta (ConBici) también ven bien esta reducción en las convencionales, porque es donde se producen más accidentes y por donde precisamente circulan los ciclistas. Desde Pons Seguridad Vial recuerdan que «los países con buenos índices de siniestralidad en Europa cuentan con límites en carretera convencional de entre 80 y 90 kilómetros por hora».

No piensan lo mismo las asociaciones de conductores y de moteros. David Fernández, técnico de Seguridad Vial del RACE, dice que la bajada de velocidad es una solución «bastante estéril. En las convencionales abogamos por una mayor inversión en infraestructuras, como mejorar el trazado y la iluminación para la conducción en condiciones meteorológicas adversas». También Automovilistas Europeos Asociados está en contra. «No somos favorables a limitar genéricamente la velocidad en convencionales porque entendemos que no va a provocar una reducción de accidentes», señala su presidente, Mario Arnaldo. La vicepresidenta de la Plataforma Motera para la Seguridad Vial, María José Alonso, afirma que bajar la velocidad «no es la solución». Lo mismo cree Mutua Motera. Su presidente, Juan Manuel Reyes, dice que la medida «va en contra de los tiempos» porque los accidentes por exceso de velocidad «son muy poquitos y porque no se respetan los límites».