¿Vale usted lo que gana? Tres consejos para pedir un aumento de sueldo

Laura García del Valle
Laura G. del Valle REDACCIÓN / LA VOZ

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La mayoría de los trabajadores ansía una mejora salarial, pero teme solicitarla. Si su nómina es inferior a lo que dicta el mercado, puede plantear que se la engorden, pero hágalo antes del cierre de presupuestos (y nunca a puerta fría)

03 ene 2020 . Actualizado a las 12:03 h.

Hubo tiempos en los que la corrección política no era condición indispensable para mantener el estatus de celebrity. Más bien todo lo contrario. Por eso hay icónicas declaraciones, inimaginables en el 2019, que están grabadas a fuego en la memoria colectiva. Una de ellas es la que entregó la supermodelo Linda Evangelista a la revista Vogue en 1990. Aquel «no me levanto de la cama por menos de 10.000 dólares» todavía hace suspirar a más de uno y de dos. Que se lo digan a los españoles. En un país donde el salario medio es de poco más de 1.600 euros al mes, una encuesta realizada el pasado diciembre por la compañía de recursos humanos Adecco revelaba que el 61 % de los entrevistados le pediría a su empresa en el 2019 un aumento de sueldo. Un condicional muy apropiado, pues a tenor de lo que explican las expertas consultadas para este reportaje, son pocos los trabajadores que se atreven a dar el paso de solicitar un salario más elevado. Y los que lo hacen, muchas veces, fracasan en el continente y, al final, se quedan sin contenido. No obstante, pedir y -lo más importante- conseguir el anhelado aumento de ingresos es más que posible si se cumplen determinados requisitos y se siguen pautas que, lo dicen las especialistas, «son de sentido común». 

Como explica la guía del EAE Business School 14 lecciones maestras para conseguir un aumento de sueldo, lo primero que hay que hacer antes de abordar la situación con el superior directo -que es con quien, siempre, debe tratarse este asunto-, es plantearse tres cuestiones: ¿Cómo va su empresa? ¿Cuáles han sido sus resultados en los últimos dos años? y ¿Cómo de importante es usted en el organigrama? Una vez hecho este ejercicio de reflexión, si uno aún considera buena idea seguir para adelante con la propuesta, como explica Alejandra Mosteiro, coach sénior y socia de Extend Recursos Humanos, lo más importante es «tener en cuenta las aptitudes propias en relación al puesto de trabajo que tenemos y apelar a cuestiones objetivas». Exactamente la misma idea que traslada Ana Sierra, psicóloga especializada en selección de personal y desarrollo potencial. Ambas ponen varios ejemplos de lo que se debe, y no se debe, hacer. «No se puede tirar por el clásico ‘yo es que hago mucho por la empresa’ porque es poco tangible», comenta Sierra. Y añade: «Es mejor trasladarle a tu jefe, con datos, una carga de trabajo superior asumida en los últimos meses».

 A su vez, Mosteiro mantiene que uno debe tener muy claras las aptitudes propias que, realmente, son eficaces en nuestro empleo. Lo explica. «No vale decir: llevo 15 años en la empresa y sé inglés. Si no hace falta el idioma no estás aportando nada de valor. Las compañías se mueven por objetivos; así que nuestro valor se mide por el impacto que generamos dentro de la empresa». ¿Más razones que debemos obviar si no queremos salir del despacho con las manos vacías? «Tampoco puedes pedir un aumento de sueldo por cuestiones personales como haber tenido un hijo y, desde luego, lo que jamás debe hacerse es compararse con otros compañeros», explica la psicóloga.

La cifra idónea

Si es importante utilizar las palabras adecuadas, de la cifra que vamos a sugerir ni hablamos. Mencionar o no un porcentaje o una cantidad puede dar al traste con el plan. Pero también puede hacer que salgamos airosos. Como si se tratase de aquel viejo programa, El precio justo, lo importante es no pasarse de la raya. O lo perderemos todo. «Hay una tendencia a tirar por lo alto porque sabemos que luego nos van a ofrecer menos, pero ojo con lo que pedimos, porque puede ser contraproducente. Es importante conocer la política de subida salarial de tu empresa; si son 2.000 euros brutos anuales, por ejemplo, no deberíamos alejarnos demasiado de esa cifra». Y, por supuesto, es de vital importancia para esta cuestión cuándo afrontaremos el encuentro en el que trataremos la cuestión. Hay una temporada vetada: verano. Y una época muy propicia: la del cierre del ejercicio de la empresa. Como informa la guía del EAE, «las empresas están preparando sus presupuestos del próximo año, por lo que tu jefe valorará como positivo que le hagas la petición en un momento en el que tiene margen para negociar con sus superiores, que probablemente serán los que tomen la decisión final».

Del mismo modo que agradecerá este decoro, sería interesante mostrar esta misma actitud a la hora de advertir de nuestras intenciones vía correo electrónico. «Solicitamos una reunión formal y aprovechamos el mensaje para exponerle el motivo de la cita. De este modo, no le pilla de sopetón la situación y tendrá tiempo para reflexionar», dice Sierra. Aún así, puede darse la coyuntura de que, una vez con las cartas sobre la mesa, la respuesta sea un categórico no. ¿Quedan esperanzas? Según esta experta, sí. De hecho, dice que es un buen momento para «pasar al segundo round, en el que se renegocia y podemos mostrar el interés por crecer en la empresa, marcando nuevos objetivos que avalen el incremento salarial solicitado en un inicio».