¿Pasaporte inmunológico? La OMS defiende que carece de respaldo científico

La Voz

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HUIZHONG WU | REUTERS

La institución afirma que todavía no existen evidencias que permitan asegurar que una persona que ha superado el coronavirus esté protegida frente a una segunda infección

26 abr 2020 . Actualizado a las 10:31 h.

La evidencia científica reunida hasta el momento no ofrece certeza de que una persona que ha contraído el coronavirus, se ha recuperado y ha generado anticuerpos esté protegida frente a una segunda infección, lo que deja sin respaldo la idea de un «pasaporte de inmunidad», según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Según informa Isabel Saco para EFE, esta es la reacción de la OMS ante las afirmaciones de algunos gobiernos de que la detección de anticuerpos del SARS-CoV-2 (nombre oficial del nuevo coronavirus) en una persona podría ser suficiente para extender un «certificado» o «pasaporte de inmunidad» que declarara que ya no puede contagiar a otros.

Por ello, numerosos países han aprobado estudios serológicos -Argentina y Portugal entre los últimos de ellos- con la expectativa de que los resultados puedan servir de guía para el desconfinamiento y un retorno gradual a la normalidad.

La OMS reitera en las últimas dos semanas sus llamamientos a la cautela y alerta de que, si el levantamiento de las medidas de cuarentena por la COVID-19 no se lleva a cabo de forma paulatina e incluso por áreas diferenciando entre las zonas más y menos afectadas de un mismo país, el resultado puede ser un nuevo y violento rebrote del coronavirus.

ANTICUERPOS E INMUNIDAD ANTE EL CORONAVIRUS

En una guía publicada hoy para todos sus Estados miembros y que es producto del análisis de los resultados de varios estudios, investigaciones y artículos científicos, la OMS explica que la mayoría de ellos muestra que la gente que se recupera de la enfermedad desarrolla anticuerpos contra el virus, pero que en algunos casos su presencia en sangre es muy baja.

En casos de personas recuperadas la presencia de anticuerpos es baja, por lo que podría volver a contagiarse

Por tanto, «a 24 de abril ningún estudio ha evaluado si la presencia de antivirus al SARS-CoV-2 confiere inmunidad a infecciones posteriores en humanos», aclara.

«La gente que asume que es inmune a una segunda infección porque ha recibido un resultado positivo (del test de serología) puede ignorar las medidas sanitarias, así que el uso de esos certificados podría aumentar el riesgo de transmisión», advierte la OMS.

Varios países confían en que sus poblaciones desarrollen una «inmunidad colectiva» o «de grupo» conforme más y más personas se vayan contaminando y curando del coronavirus. Sin embargo, la OMS insiste en que los resultados preliminares de las pruebas de serología que se hacen para detectar cuántas personas han desarrollado anticuerpos al virus indican que la proporción dentro de la población es bastante baja, incluso en los países más afectados.

UNA MAYOR FIABILIDAD DE LOS TEST DE SEROLOGÍA

La OMS sostiene que esas pruebas requieren una mayor validación para determinar su nivel de fiabilidad y la exactitud de sus resultados, ya que la inexactitud de algunos test pueden acarrear equivocaciones y colocar a personas en categorías que no les corresponden.

La OMS asegura que los tests de serología pueden ser inexactos, lo que acarrearía equivocaciones

El primer error al que pueden inducir es que una persona contaminada sea declarada negativa o, a la inversa, que alguien que no ha tenido el virus de positivo.

Igualmente, la organización incide en que los test deben poder distinguir entre infecciones superadas por el SARS-CoV-2 y las causadas por cualquier de los otros seis coronavirus humanos que se conocen: cuatro de ellos causan la gripe común, el quinto el MERS (Síndrome Respiratorio de Oriente Medio) y el último el SARS.

«La gente infectada por cualquier de estos virus puede generar anticuerpos que se confunden con los producidos en respuesta al SARS-CoV-2», precisa la OMS.

La organización presentó este viernes una alianza internacional entre gobiernos, sector farmacéutico y entidades especializadas para garantizar que la totalidad de las tecnologías destinada a combatir el coronavirus (test de diagnóstico, vacunas y tratamientos) será accesible a todos los países, independientemente de su capacidad económica, una vez que estén listas para su comercialización.

Los dilemas éticos frenan la extensión de los certificados de inmunidad

Álvaro Soto / Colpisa

En busca de una desescalada rápida y segura, países afectados por el coronavirus han comenzado a expedir entre la población 'certificados de inmunidad'. Estos documentos, que en la práctica se materializan en aplicaciones de móvil o pulseras con códigos de barras, pretenden confirmar que una persona ya ha pasado la enfermedad y está inmunizada, de manera que puede reincorporarse a la vida normal. Pero la medida, que en España querían impulsar Cataluña y Castilla y León, requeriría la realización masiva de pruebas y cuenta, además, con las objeciones éticas de los expertos, que piensan que podría alumbrar la existencia de una ciudadanía de primera y otra de segunda.

Los países que antes sufrieron la pandemia y que, por tanto, antes han iniciado la vuelta a la normalidad son los primeros que han implantado los certificados de inmunidad. Corea del Sur es el mejor ejemplo, con un dispositivo similar a un pasaporte sanitario. En los primeros días de la crisis, puso en marcha una aplicación de móvil que ofrecía al usuario que sufría síntomas la posibilidad de hacerse un test. Si daba positivo, empezaba la cuarentena en casa y la aplicación servía para controlar si la cumplió, mediante un sistema de geolocalización o controlando el uso de las tarjetas de crédito. Si se la saltaba, recibía una multa. Y cuando el ciudadano necesitaba hacer un viaje de urgencia, pedía un permiso que recibía en el teléfono a través de un código QR.

Los códigos QR son también el sistema que ha implantado la provincia china de Hubei, epicentro de la pandemia. El Gobierno regional envió a todos los residentes un código con un color: el rojo, para los casos confirmados, sospechosos o asintomáticos; quienes habían contactado con estas personas recibían el amarillo; y quienes estaban sanos y no habían contactado con enfermos o sospechosos, el verde, que les permitía viajar con libertad.

La posibilidad de moverse con seguridad es el argumento que esgrimen países europeos como Alemania o Reino Unido, que se muestran favorables a estudiar a medio plazo un sistema similar. También lo apoya la Organización Mundial de Turismo, que lo vería como una oportunidad para reabrir el espacio aéreo: igual que un pasajero enseña su pasaporte en el control de seguridad, podría presentar también su pasaporte de inmunidad.

Alemania y Reino Unido se muestran favorables a estudiar un sistema similar al utilizado en los países asiáticos

En España, Castilla y León y Cataluña han sido las comunidades que más explícitamente apoyaron en un primer momento la expedición del certificado de inmunidad, pero ambas han dado marcha atrás. En el caso catalán, la propuesta la hizo el científico Oriol Mitjà, que está asesorando a la Generalitat, y al principio, el presidente Quim Torra se mostró partidario. Pero pronto encontró la resistencia del Ministerio de Sanidad, que ha rechazado la idea, y rectificó. «La idea está verde», admitió después Mitjá.

También se ha mostrado contraria la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene, que en un informe publicado el 10 de abril recuerda «el carácter confidencial de cualquier información clínica y la titularidad de dicha información por parte del paciente, así como la imposibilidad de ser requerida por parte del empleador la presentación de este tipo de certificado». La agrupación médica insta a las autoridades a «a no proponer medidas conducentes a la limitación estratificada de las libertades y derechos fundamentales por motivo de salud; atendiendo a los principios constitucionales de no discriminación, a los principios de igualdad, pertinencia y proporcionalidad».

Sanidad no ve con buenos ojos la medidas y asociaciones sanitarias aseguran que podrían vulnerar las libertas de los ciudadanos

Los problemas legales y culturales asoman también a la hora de implantar el pasaporte sanitario. En los países orientales, el control social por parte de los gobiernos está más aceptado que en Occidente, donde choca con una tradición de libertades individuales más intrincada en la población. Y el debate alcanza planteamientos extraños en lugares como Estados Unidos, donde los expertos han avisado de que podría existir una parte de los ciudadanos que se quisieran contagiar voluntariamente para pasar la enfermedad y volver a trabajar antes.