Los ERTE y las restricciones acortaron un 10 % la jornada laboral el año pasado

G. Lemos REDACCIÓN / LA VOZ

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Edu Botella

En la hostelería se perdieron casi un tercio de las horas de trabajo por los cierres

27 feb 2021 . Actualizado a las 09:51 h.

El año pasado, los trabajadores españoles vieron reducida su jornada laboral en más de tres horas a la semana, de media, al pasar de las 33,4 horas del 2019 a las 30,5 del 2020, un ajuste superior al 9 %. La cifra, extraída de la encuesta de población activa (EPA), refleja los efectos de las restricciones impuestas para luchar contra la pandemia pero también de los expedientes de regulación temporal de empleo. Porque si bien los ERTE lograron taponar la sangría de despidos, lo hicieron a costa de suspender contratos o acortar las jornadas de cientos de miles de asalariados.

El sector donde más horas de trabajo se perdieron fue el que más restricciones ha soportado, especialmente a partir del otoño: la hostelería. Las jornadas de trabajo declaradas en bares y restaurantes se recortaron en casi una tercera parte, al pasar de las 34,5 horas del año anterior a la pandemia (una por encima de la media) a las 23,5 del pasado ejercicio. Le sigue de cerca el otro gran pagano de la crisis: el ocio y la cultura, con un tijeretazo superior al 20 % en unas actividades que, ya de por sí, tienen unos horarios mucho más reducidos que la media.

En cambio, los sectores menos afectados fueron aquellos con mayor peso de trabajadores públicos (de hecho, en la educación el recorte no llega a los diez minutos semanales, pese a la anulación de clases presenciales) o en los relacionados con servicios declarados básicos durante el estado de alarma (suministros o finanzas). También el sector primario, que no pudo bajar el ritmo para garantizar el suministro en aquellas primeras semanas de confinamiento estricto en las que se vaciaban los estantes de los supermercados por miedo al desabastecimiento.

Si se analiza la evolución de las jornadas laborales por la situación profesional, se puede apreciar que fueron los autónomos y empresarios quienes más vieron reducidos sus horarios, hasta en un 17 % en el caso de los trabajadores por cuenta propia y en un 14 % los empleadores con asalariados a cargo. Estos, sin embargo, acortaron sus jornadas un 8 %.

Menos destrucción de empleo

Este ajuste en tiempo de trabajo que facilitaron los ERTE permitió frenar la sangría de despidos que se produjo en las dos primeras semanas del confinamiento en marzo, cuando se perdieron 900.000 puestos de trabajo. En el conjunto del año, se produjo una pérdida de 577.000 empleos, muy inferior a los casi 1,4 millones que se destruyeron en el 2009, al inicio de la crisis financiera, según la misma encuesta de población activa.

Esta permite constatar que, aunque de menor intensidad (sobre todo si se compara con el desplome del 11 % que registró la actividad económica), el ajuste del mercado laboral siguió las mismas líneas que en la anterior recesión. Y es que fueron de nuevo los jóvenes, con mayores tasas de temporalidad, los más afectados por las reestructuraciones de plantilla. Uno de cada tres ocupados menores de veinte años perdieron su trabajo el año pasado y son más de 600.000 los puestos que se esfumaron entre aquellos ocupados que no llegan a los cuarenta. Sin embargo, los mecanismos de protección como los ERTE, así como la limitación normativa a los despidos y los ajustes extintivos por causas económicas limitó el impacto entre otro colectivo muy vulnerable: el de los mayores de 50 años, donde no solo no hay destrucción de empleo sino que se produce un incremento del número de ocupados.