La movilidad que viene para las ciudades: más espacios peatonales y menos coches

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Ana Garcia

Tráfico diseña con los municipios la nueva movilidad urbana, más segura y sostenible. Estos son los principales cambios que se afrontarán

07 nov 2021 . Actualizado a las 12:09 h.

Calles 30, urbanismo táctico, micromovilidad, entornos autoexplicativos, ciudades amables, calmado del tráfico, última milla... Son términos a los que poco a poco nos iremos acostumbrando porque son los que se establecen en buena parte de las directrices del proyecto europeo Ciudades 2030, que busca reducir a la mitad el número de fallecidos en el ámbito urbano y conseguir unas urbes más amables con el ciudadano.

En este plan la Dirección General de Tráfico y la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) han puesto todo su empeño. Evitar los accidentes es el principal objetivo, y para eso se apuesta por diseños de calles con pasos elevados y aceras más grandes para dar más seguridad al peatón, el gran protagonista de la nueva movilidad.

El Encuentro de Ciudades para la Seguridad Vial y la Movilidad Sostenible, celebrado en octubre en Zaragoza, ha establecido las pautas de lo que deben ser las urbes del futuro. Hacia el ciudadano peatón se dirigen las políticas de la nueva movilidad urbana, ahora en plena transformación. Nada será igual en pocos años. Habrá más ciudad para caminar y menos coches. El cambio se iniciará en las grandes urbes, pero irá llegando poco a poco a todos los núcleos de población.

Todo comenzó el pasado mes de mayo con las calles 30. Lo avanzó en Zaragoza el director general de Tráfico, Pere Navarro: «Lo del límite a 30 no es solo poner señales. Hay que acondicionar el espacio para la vida».

Por tanto, la reducción de los límites de velocidad en las ciudades es la base del gran cambio, que en muchos lugares se ha acelerado con la pandemia. Los expertos de la DGT hablan de tendencias que estaban latentes y que están variando el escenario. Se basan en argumentos como que la población se concentra en los núcleos urbanos, en que aumenta el número de personas de edad avanzada, un colectivo particularmente vulnerable, en que han llegado nuevas formas de movilidad, y en la nueva distribución de las mercancías, en especial las relacionadas con el comercio electrónico, que ha experimentado un rápido crecimiento.

Las previsiones de Tráfico y de la FEMP apuntan hacia una disminución del uso del coche en las ciudades. El objetivo es lograr urbes más seguras y sostenibles. Y para eso hay que mejorar la seguridad de las calles para evitar accidentes, fundamentalmente atropellos. Eso preocupa mucho, porque en los últimos años la reducción de la siniestralidad en las ciudades ha sido muy inferior a la obtenida en las carreteras interurbanas. Es la asignatura pendiente de la DGT, que arrastra el dato de que ocho de cada diez fallecidos en las ciudades son peatones, sobre todo personas mayores y niños.

«El 80 % de las calles deberían ser para las personas, el coche tiene que estar restringido»

Los retos de la nueva movilidad urbana son muy ambiciosos y no siempre van a encontrar el apoyo de todos los sectores. Pero los expertos están convencidos de que no hay marcha atrás en la creación de un nuevo concepto de ciudad más amable, en la que peatones, bicicletas y patinetes piden paso para compartir el espacio con los coches. Y la limitación de velocidad es un aspecto clave. «Por encima de 30 kilómetros por hora no podemos garantizar la seguridad en la ciudad», advierten desde la DGT y desde los ayuntamientos, que añaden otro dato clave: «No estamos contra los coches, pero ya no serán los protagonistas».

Ana Montalbán, de la Red de Ciudades que Caminan, tiene claro que las calles deben ser de espacio compartido, pero añade: «El 80 % de las calles deberían ser para las personas. Si vamos a hacer un espacio compartido, el coche tiene que estar restringido». Hacia ese modelo de ciudad van los objetivos. «Estamos creando las ciudades del futuro. La realidad de hoy es que la siniestralidad se está cebando con los vulnerables. Nos estamos matando en las ciudades y tenemos que resolverlo», afirma María José Aparicio, subdirectora de Formación Vial de la DGT.

Bilbao es una de las urbes que se han adelantado a los cambios. Su teniente de alcalde, Alfonso Gil, preside la comisión de movilidad de la FEMP y está seguro de que la transformación es hacia una ciudad «sin humos, sin ruidos y sin muertes».

Galicia tendrá 54 millones de la UE para movilidad urbana en núcleos de más de 50.000 habitantes

La Administración gallega dispondrá de 53,9 millones de euros de fondos europeos para invertir en su estrategia de nueva movilidad urbana. Así lo ha decidido el Gobierno central en los criterios de reparto, que obligarán a destinar los recursos a núcleos de más de 50.000 habitantes, en contra del criterio defendido por la Xunta. En este ámbito, Galicia había presentado proyectos por valor de 400 millones de euros para obtener financiación con cargo a los fondos Next Generation, la estrategia diseñada por Bruselas para el nuevo modelo pospandemia. Según el reparto de la Administración central, a Galicia le corresponden el 5,4 % de los mil millones repartidos entre comunidades, un peso equivalente al que tiene su economía en el conjunto del Estado.

Para el uso de estos fondos, la Xunta prevé tres líneas de actuación, que exceden del ámbito competencial de los ayuntamientos en los que se actúa, bien por el ámbito territorial o por tener una trascendencia supramunicipal. Aquí se incluyen 21 proyectos que suman casi 1,5 millones de euros para las mejoras de accesibilidad y conectividad de las paradas de autobús situadas en la red autonómica de carreteras. Se refiere al equipamiento (marquesinas, postes, bancos) y a dar facilidades a personas con movilidad reducida, con rampas de acceso, información en braille o pavimento con tacto visual. También se prevén mejoras en la información y señalización, en la conexión de las paradas con los itinerarios peatonales y, sobre todo, en materia de seguridad: eliminación de vegetación, mejora de la visibilidad, mejora de la iluminación, ampliación del espacio en torno a las paradas, señalización de limitación de velocidad y de precaución. Según la Xunta, se trata de medidas para hacer más competitiva y atractiva la oferta de los servicios de transporte público colectivo.

También se incluyen 32 proyectos de aparcamientos disuasorios con un total de 3.185 plazas y puntos eléctricos de recarga, por importe de casi 1,1 millones. Estarán en zonas próximas a las principales vías de entrada a las ciudades y conectados con la red de servicios de transporte público colectivo, de tal forma que se minimice la necesidad de acceder a ellas en coche privado. El objetivo es contribuir a la implantación de zonas de bajas emisiones en las ciudades. Los aparcamientos podrán estar conectados con plataformas reservadas para el transporte público y con itinerarios peatonales y ciclistas, para fomentar la movilidad sostenible, facilitando el acceso desde estas zonas a las estaciones intermodales. Además de puntos de recarga eléctrica, los aparcamientos podrán disponer de zonas verdes y de alquiler de bicicletas.

La Xunta prevé llevar a cabo 15 proyectos que sumarán un total de 39 kilómetros de nuevas sendas, tanto para peatones como para usuarios de bicicleta, para lo que prevé destinar 623.330 euros de los fondos recibidos. Se ubicarán en el entorno de las principales vías de entrada a las ciudades, y en zonas de conexión de equipamientos públicos de interés autonómico como estaciones intermodales, hospitales o centros administrativos o de especial tránsito, de modo que ofrezcan una alternativa de movilidad sostenible atractiva. El objetivo, según la Xunta, es poner en marcha proyectos de los que se habla desde hace tiempo, como la senda entre O Milladoiro y Santiago, siempre con la colaboración municipal.