Fianza en los restaurantes: la justicia avala el cobro de 510 euros por no cancelar una reserva

Paulino Vilasoa Boo
P. Vilasoa REDACCIÓN

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VICTOR MEJUTO

Sucedió en San Sebastián, en el restaurante Amelia, un dos estrellas Michelín. Unos clientes habían reservado mesa para tres, pero nunca llegaron a la cena, así que el establecimiento les aplicó la penalización correspondiente: 170 euros por persona. Una cifra que, a ojos del juez, no es abusiva

23 abr 2023 . Actualizado a las 22:08 h.

A los clientes más desconsiderados les puede salir caro no llamar para cancelar una mesa en un restaurante. El debate de la fianza para reservar mesa en los restaurantes está cada vez más candente. Todo debido a la práctica, cada vez más habitual por parte de muchos clientes, de hacer una reserva en un local y luego no aparecer (lo que en la jerga hostelera se conoce como no show). En la última Semana Santa muchos establecimientos de todas las zonas de Galicia y de España han puesto el grito en el cielo ante esta irrespetuosa costumbre por parte de algunas personas. Y, aunque muchos prefieren apretar los dientes antes de tomar la decisión de pedir una señal ante cada reserva, algunos ya están pensando en hacerlo, e incluso hay unos pocos que ya lo han puesto en marcha. Ahora, además, la justicia les da la razón. 

Un tribunal de primera instancia de San Sebastián ha avalado que un establecimiento cobre a unos comensales 510 euros por no cancelar una reserva. Los clientes habían reservado mesa para tres en el restaurante Amelia en el año 2021 y, ante un cambio en sus planes, no llamaron para anular ni tampoco acudieron a la cena acordada. Con el añadido, además, de que el local, dos estrellas Michelin, había reconfirmado la reserva por correo electrónico cuatro días antes de la fecha señalada. Por ello, ante la incomparecencia de sus potenciales clientes, les aplicó finalmente la cláusula de cancelación: una penalización de 170 euros por persona por no anular la reserva.

En un local de esa categoría, que tiene al mando en la cocina al chef Pablo Airaudo, la pérdida de una mesa es un golpe duro para sus cuentas, ya que la compra del producto, como pescado, marisco o verdura, está milimétricamente medida en función de los comensales y, para garantizar la frescura, no se congela ni se reutiliza.

El restaurante llegó a intentar negociar con los clientes una fecha alternativa para la cena, pero nunca llegaron a un acuerdo, así que finalmente les aplicaron el cargo de la fianza. 

Una cantidad que los comensales que nunca fueron consideraron desproporcionada, así que recurrieron a la justicia, alegando además que no conocían esa cláusula de la reserva.

La resolución judicial le dio la razón al restaurante. El magistrado consideró que es una forma de «evitar el perjuicio» que podría suponerle al hostelero «la incomparecencia de sus comensales» y, a pesar de la elevada cantidad, considera que la cifra no es abusiva, ya que resulta proporcional al precio del cubierto, que en la noche de la reserva había sido de 287,77 euros de media.

Además, considera el juez que las condiciones estaban perfectamente expuestas, y que el cliente había clicado en la casilla para aceptar las condiciones de cancelación a la hora de formalizar la reserva.

Queja cada vez más frecuente de los hosteleros

Los profesionales de la hostelería alzan cada vez más la voz ante el perjuicio que supone para sus negocios la cada vez más extendida costumbre de reservar mesa y luego no presentarse. En Semana Santa ha habido en Galicia varios casos muy llamativos.

El más extremo sucedió en Silleda el domingo de Pascua. Un grupo de 22 personas había reservado mesa para una parrillada en el restaurante A Fonte de Piñeiro, pero ningún comensal apareció, a pesar de que en el local habían reservado un comedor entero para ellos y se les había asignado dos camareros exclusivos, uno contratado para la ocasión.

Menos multitudinario, pero también numeroso, fue el no show en el restaurante A Centoleira de Bueu, donde faltaron los 11 comensales de una reserva. El hostelero llamó para preguntar la razón, y la «excusa» de la persona al otro lado del teléfono no pudo ser más indignante: «Lo siento, me olvidé». Al menos fue sincera.

En A Coruña hubo también varios casos durante los días de Semana Santa, en los que sin duda el espectacular tiempo hizo a mucha gente cambiar los planes y dejarse llevar. En la Taberna 5 Mares, anexa al restaurante Árbore da Veira, se cancelaron en el último momento la mitad de las mesas que tenían reservadas.

Y también en el restaurante Eclectic, en la propia ciudad herculina, tuvieron finalmente solo cuatro clientes el Viernes Santo, ya que el resto habían cancelado todos.

Algunos, como Terreo, se adelantan a posibles cancelaciones llamando para reconfirmar las reservas, aunque de momento no cobran fianza.

Pero esta fórmula está cada vez más cerca. Y, además, tienen pleno derecho legal.