Consumo excluirá los alimentos ultraprocesados de los menús infantiles de los hospitales

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. Lado REDACCIÓN / LA VOZ

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OSCAR CELA

Un real decreto los vetará también en las cafeterías de los centros sanitarios

01 dic 2025 . Actualizado a las 12:07 h.

«Vamos a garantizar menús saludables y sin ultraprocesados a todos los niños, niñas y adolescentes que estén ingresados en centros hospitalarios», anunció ayer el ministro de Consumo, Pablo Bustinduy. Una medida que se hará extensible en la comida destinada a los menores de «las cafeterías y los comedores públicos de los hospitales». Se materializará en un real decreto «cuyo contenido se dará a conocer en las próximas semanas» y, como reconoció Bustinduy, llega una semana después de los artículos de The Lancet, en los que la revista médica analiza 104 estudios publicados durante los últimos ocho años que evidencian la relación entre el consumo de estos alimentos y numerosas enfermedades.

El anuncio se produce después de «una comunicación de la Organización Mundial de la Salud que identificaba precisamente el crecimiento exponencial de los ultraprocesados en las dietas como una amenaza a la salud pública global», tal como explicó el ministro, convencido de que esta acción por sí sola no soluciona nada, pero contribuye a afianzar una estrategia más global. «Es el siguiente paso, siempre asumiendo que cada intervención por sí misma va a ser insuficiente para abordar un desafío y un reto de esta magnitud, pero que cada paso es imprescindible también para generar entornos seguros para todos los niños y niñas de este país», resumió Bustinduy.

España es uno de los 34 países elegidos por la OMS como avanzadilla en la lucha contra este problema de salud de primer orden. De hecho, el anuncio de Bustinduy se produjo en un taller del Plan de aceleración de la OMS para detener la obesidad infantil, en el que también participaba la ministra de Sanidad, Mónica Rodríguez, que dio datos ciertamente preocupantes. A nivel global, el 20 % de los niños y jóvenes de entre 5 y 19 años tienen obesidad o sobrepeso y España no sale precisamente bien parada. Según los datos del sistema de vigilancia COSI (Childhood Obesity Serveillance Initiative) de la OMS está «entre los países con mayores tasas de obesidad infantil, a nivel de otros países mediterráneos como Chipre, Grecia, Italia o Malta. Y según la Encuesta de Salud de España 2023, la obesidad tiene un marcado componente social porque «en las familias con menor renta, los niños tienen el doble de probabilidades de desarrollar obesidad». De ahí que García asegure que «no hablamos solo de salud pública, hablamos de justicia social y de igualdad de oportunidades».

Precisamente en este contexto incide el macroanálisis de The Lancet. Distingue cuatro grupos de alimentos y describe cómo los ultraprocesados han ido desplazando a los otros tres. Además, lo interrelaciona con la renta. En los países de altos ingresos el consumo de estos productos se ha mantenido en torno a los 200 kilos por persona y año desde hace casi un decenio. Sin embargo, en los de menor renta, aunque la cantidad es muy inferior y no llega a los 40 kilos al año, se observa un crecimiento considerable a lo largo de los últimos años.

Peor que México o Argentina

La comparación por países también arroja datos esclarecedores. Por ejemplo, los estadounidenses obtienen más del 60 % de las calorías que consumen de los ultraprocesados, mientras que en China o Corea del Sur esa aportación no llega ni al 10 %. España se sitúa en una zona media, en torno al 30 %, pero lo que llama la atención, y para mal, es su evolución. A finales de los ochenta, tenía unos datos similares a los de Corea del Sur, pero ahora la tendencia española es de las peores entre los países analizados. A finales del 2022, que es el año con los últimos datos comparables, el consumo de ultraprocesados en España superaba ampliamente a los de Argentina, México o Brasil hasta el punto de que más del 30 % de las calorías totales consumidas por los españoles proceden de esta comida basura.

Además, en esta compilación de artículos se deja claro que el motivo fundamental por lo que estos productos son cada vez más predominantes en el mercado es económico: permite a los fabricantes enmascarar materias primas más baratas. Y no es solo que el cliente esté pagando por algo que en realidad no es lo que parece, sino que «aumenta la ingesta de compuestos tóxicos» y la «exposición a aditivos y mezclas que son potencialmente dañinos».