Historia, alma y corazón en el occidente de Asturias

Natasha Martín REDACCIÓN

ASTURIAS

Casona de Lolo

La Casona de Lolo conserva parte del antiguo palacio de Los Caunedo, que se remonta al siglo XVII

21 ago 2017 . Actualizado a las 19:05 h.

 

Hace cuatro siglos estaba en pie el antiguo palacio de Los Caunedo, también conocido como palacio de los Peláez. Esta maravilla histórica acabó en manos de una tierna abuela que, a su vez, se lo traspasó a su hijo, Lolo, hasta que la tercera generación, encabezada por Yolanda Álvarez, decidiera reconstruir sus ruinas para transformarlo en su casa y en la de cientos de turistas que les visitan al año. Se trata de la Casona de Lolo, una casa de labranza típica asturiana situada en Caunedo (Somiedo), en medio de un entorno idílico.

Ya desde el principio fue un proyecto puramente familiar. «Mi marido Julio y yo decidimos convertir esto en una nueva forma de vida, no es un simple negocio», asegura Álvarez, quien añade que «ha sido un enorme esfuerzo en el que hemos puesto mucho mimo». Estuvieron años trabajando hasta conseguir devolverle al lugar su naturaleza. Del edificio histórico se conserva la estructura de la capilla, el escudo y el arco que da entrada a la actual taberna. A ello se le suman las novedades: una cuadra, un pajar, un precioso corral con panera y horno. 

En la Casona de Lolo el cliente es un pilar y mantienen la hospitalidad excelsa que siempre caracterizó al mundo rural. Por ello, la mayoría de los productos que ofrecen en su servicio de restaurante son de kilómetro cero. «Intentamos hacer un buen producto», cuenta Álvarez, «hacemos la matanza, tenemos la huerta y hemos ido aprendiendo a cocinarlo todo de la mejor manera que podemos, con cariño y con una buena materia prima».

Casona de Lolo

Un pequeño pueblo con mucho que ofrecer

La casa se encuentra en el pequeño pueblo de Caunedo, lo que se traduce en una garantía de tranquilidad. «Los clientes que llegan vienen por el boca a boca. Estando un poco apartados el que viene es porque se lo han recomendado expresamente», comenta Álvarez. Tanto gusta el entorno natural del que se rodea que «desde que abrimos en 2004 predominan las largas estancias y casi siempre repiten. Se convierten en amigos y que vuelvan es un lujo», sostiene Álvarez. ¿La razón? Escapar del calor, comer bien y tomarse una buena sidra en su terraza admirando el paisaje.

Enclavada en el Parque Natural de Somiedo, reserva de la biosfea, la Casona de Lolo permite disfrutar de rutas que no están masificadas en medio de un paraje excepcional. Para informar sobre lo que se puede hacer allí, Álvarez y su marido se caracterizan por ofrecer una cercanía que marca la diferencia. «La belleza del entorno puede ser común a todos pero nosotros ofrecemos un servicio cercano las 24 horas. Somos una familia», argumenta Álvarez.

La Casona de Lolo, además de historia y corazón, tiene alma. El nombre se debe al padre de Álvarez, fallecido poco antes de empezar la obra que convertiría la casa en un alojamiento rural. «Era un auténtico paisano, tenía mucha ilusión y él es el que me ha movido y me mueve a hacer las cosas con cariño». Una esencia que permanece intacta.