El precio de la luz subiría un 9% sin centrales de carbón

Luis Ordóñez
Luis Ordóñez REDACCION

ASTURIAS

PACO RODRÍGUEZ

Un estudio de la economista Natalia Fabra simula la incidencia del cierre de las plantas y su sustitución por energías renovables

09 dic 2017 . Actualizado a las 00:06 h.

Poco a poco se extingue el zeitgeist del apoyo al carbón en la izquierda española y ocurre que en la asturiana se apaga más lentamente. Las primeras fricciones se hicieron evidentes con el respaldo de Unidos Podemos a un veto a las ayudas a la quema de mineral autóctono que tuvo que se corregida por los morados de Asturias y León a toda prisa en la breve legislatura de comienzos de 2016. Ese año, en el mes de junio, los alcaldes de las comarcas mineras, sindicatos y patronal suscribieron un acuerdo en el que estaban varios partidos pero no IU por la negativa de la coalición con Podemos para las generales, el entonces coordinador en Asturias, Manuel González Orviz, acudió casi a título personal y esta ausencia se consideró en Asturias un error en la estrategia del partido. En el PSOE el carbón fue ya motivo de discordia en el mismo congreso de consagración del regreso de Pedro Sánchez a la Secretaría General y chafó la fiesta de los sanchistas asturianos. En el mismo proceso asturiano la FSA pasó a manos de un Adrián Barbón venido de Laviana pero también de la presidencia de Acom y que en los inicios de su mandato ya ha tenido que capear una votación polémica en el Congreso sobre la fecha de cierre de las térmicas y también la contradicción con las valoraciones de la presidenta de su partido, Cristina Narbona, sobre el efecto del carbón en el precio de la energía doméstica.  

Narbona defendió que sin carbón hubiera bajado el precio de la electricidad, mientras que Barbón decía que no conocía ningún informe en el que pudiera basarse esa afirmación. ¿Lo hay? La economista Natalia Fabra, profesora de Economía en la Universidad Carlos III de Madrid, ha publicado una simulación de qué hubiera pasado con los precios de la energía en España si se hubieran cerrado las centrales térmicas de carbón en los años 2016 y 2017. Y la conclusión es que sí que habrían subido. En concreto afirma que «el cierre de las centrales de carbón en España hubiera hecho aumentar los precios en el mercado mayorista de electricidad entre un 3.3% y un 3.6% desde enero hasta octubre de 2017, y entre 5.9% y un 8.9% en 2016». En todo caso, para Fabra no se trata de una cantidad especialmente relevante ya que «con o sin centrales de carbón, la mayor parte de las horas, el precio de mercado lo marcan las centrales de ciclo combinado (segmento tecnológico caracterizado por una fuerte sobre-capacidad)». En este sentido, el estudio destaca que en esas horas el cierre de las centrales de carbón apenas afecta al precio de mercado.

El resultado final para el consumidor sería un aumento de los precios «del orden del 1.3% al 1.5% desde enero hasta octubre de 2017, y del 2.4% al 3.5% en 2016», según destaca la autora que toma en cuenta que «los precios del mercado mayorista de electricidad determinan, de forma aproximada, el 40% del precio que paga el consumidor final». También afirma que, en todo caso, «en ninguna de las horas analizadas, la retirada del carbón pone en riesgo la garantía de suministro, existiendo en el periodo considerado capacidad excedentaria para cubrir la demanda aun con baja aportación de renovables».

Pese a todo, para la profesora de la Carlos III, las conclusiones de la simulación le llevan a pensar que, aún con ese incremento de precios, la renuncia total al carbón supondría un ahorro global, uno en el que en buena medida pesaría lo que el Estado ya no tendría que abonar en la «compra de derechos de emisión en el mercado europeo».

Las renovables suplen

A su juicio, en el caso de que se hubieran sustituido las centrales de carbón «por una potencia renovable que aportara, en términos medios, una cantidad de energía equivalente», el incremento en los precios del mercado mayorista no sería tal sino que se conseguiría «incluso, reducirlos». En concreto, Fabra señala que sus simulaciones indican que se «hubiera permitido reducir los precios respecto al escenario base entre un 0.5% y un 1.5% en 2017 (enero-octubre), y entre un 0.2% y un 3.4% en 2016».

Para la autora tiene una especial incidencia en la comparación el hecho de que «la sustitución de las centrales de carbón por renovables hubiera contribuido a una reducción de emisiones del 60% en 2017 y del 64% en 2016 frente al status quo. Los costes de la generación eléctrica hubieran caído en un 17% en 2017 y en un 14% en 2016 por la sustitución del uso de combustibles fósiles por fuentes renovables».