Los ríos asturianos, entre los menos contaminados por plaguicidas

Elena G. Bandera
E. G. Bandera GIJÓN

ASTURIAS

Un río de Asturias
Un río de Asturias

Un estudio confirma la alta presencia de estas sustancias tóxicas en todas las cuencas españolas y, en el caso de la cantábrica, destaca el hallazgo de antraceno en aguas de Aboño y el bajo número de contaminantes analizados

22 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los ríos de España presentan una elevada contaminación por plaguicidas cuyo uso, en la mayoría de los casos, ha sido prohibido por causar cáncer, provocar malformaciones o por afectar a la reproducción tanto de seres humanos como de animales silvestres. España es el país europeo que más plaguicidas utiliza y una de las consecuencias de ello es precisamente que todas las cuencas hidrográficas de la península ibérica contienen estas sustancias tóxicas. Las cuencas más contaminadas son aquellas en las que se desarrolla una agricultura más intensiva y a la cabeza se sitúa la del Júcar, en la que en 2016 se detectaron 34 de los 57 plaguicidas analizados, 22 de ellos prohibidos y 21 posibles alteradores endocrinos, que interfieren con el sistema hormonal. 

La menos contaminada y en la que menos compuestos se analizan es la cuenca cantábrica occidental, a la que pertenece Asturias, y en la que los últimos datos se remontan a 2015, cuando se detectaban dos plaguicidas prohibidos en las 21 sustancias analizadas. Uno de ellos, el antraceno, se detectó en aguas de Aboño, en la parroquia gijonesa de Veriña. El informe Ríos hormonados, elaborado por Ecologistas en Acción y la organización Pesticide Action Network Europe, pone de manifiesto estas preocupantes conclusiones que se alcanzan tras una investigación en la que se han analizado los datos oficiales de los programas de vigilancia de la calidad de las aguas de diez confederaciones hidrográficas, que han proporcionado sus cifras de muestreo en cumplimiento de su obligación legal de hacerlo. 

En el caso de la cuenca a la que pertenecen los ríos asturianos, el informe indica que los datos de 2016 no estaban disponibles y que, por ello, se analizaron 24 plaguicidas en el año 2012 y otros 21 en el año 2015. En el resto de las cuencas sí se dispuso de los datos de 2016 y, además, las cifras de muestreo facilitadas por las respectivas confederaciones analizaban la presencia de más de una veintena de plaguicidas.  

En todo caso, en los datos del 2012, se detectaron cuatro sustancias, sobrepasándose el límite legal en una ocasión para endosulfán sulfato, un insecticida organoclorado que se utilizó en la agricultura hasta los años 80 y que acabó siendo prohibido debido a su alta toxicidad y a su persistencia en el medio ambiente. 

En 2015, se analizaron 112 muestras y solo se detectaron antraceno y lindano, ambos prohibidos y en una sola ocasión en ambos casos. El antraceno es un hidrocarburo aromático policíclico que se utiliza como insecticida y que se ha detectado también en otras tres cuencas. Desde Ecoloxistes n’Aición d’Asturies recuerdan que, además, es componente del alquitrán de hulla, «origen más probable que el agrario para la detección que se ha realizado en aguas asturianas puesto que la muestra que presentó niveles detectables del contaminante estaba situada en Veriña cerca de las instalaciones de Arcelor».

Ampliar el número de compuestos analizados

Ecoloxistes n’Aición d’Asturies pide a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, en vista de que los últimos datos facilitados para la cuenca cantábrica occidental solo se refieren a 21 sustancias, que amplíe el número de compuestos analizados y que incluya los que son ampliamente utilizados en cultivos de la cornisa cantábrica como el glisofato, «que podría estar presente en los ríos asturianos pero no se save porque no está analizando». Asimismo, solicitan al Gobierno español que prohíba el uso de los plaguicidas alteradores endocrinos, que ponga en marcha un plan para reducir el uso de plaguicidas en España un 50% en los próximos 10 años, al igual que han hecho ya Francia y Dinamarca, y que se unifiquen los programas de vigilancia de plaguicidas en aguas en todas las cuencas hidrográficas.

Además de la del Júcar y la cantábrica occidental, para este informe se han analizado los datos referentes a las cuencas del Ebro, País Vasco, Tajo, Miño-Sil, Duero, Segura, Guadiana y Galicia Costa. Solo en 2016, en todas ellas se detectaron 47 plaguicidas de los 104 analizados. De ellos, el 70% fueron prohibidos hace años y los más habituales son insecticidas y herbicidas. Los datos más preocupantes del informe se refieren a la presencia de mezclas de múltiples plaguicidas en una misma cuenca como ocurre en la del Júcar (34 plaguicidas) y la del Ebro (21), ya que diversos estudios han demostrado que la exposición a mezclas de plaguicidas alteradores endocrinos puede multiplicar la toxicidad de cada uno de ellos.

Tras la cuenca del Júcar, le sigue en contaminación la del Ebro, en donde se detectaron 21 de las 37 sustancias analizadas, de las que 18 tienen prohibido su uso. También en la cuenca del País Vasco se detectaron 17 de las 55 sustancias analizadas, de las que 15 no están autorizadas. En el Tajo, fueron 15 de 17, con 12 prohibidas, y en Miño-Sil, 13 de 58, con cinco prohibidas. En el Duero se detectaron 12 plaguicidas en los 34 analizados, de los que ocho están prohibidos; en el Segura, nueve de 57 con seis no autorizados; en Guadiana, siete de 27 con seis prohibidos y, en Galicia Costa, solo tres de las 55 sustancias analizadas, con dos herbicidas prohibidos entre los positivos.