«El pabellón del Principado en la Feria de Muestras estará dedicado al centenario del Reino de Asturias»

J. C. Gea

ASTURIAS

Javier Rodríguez Muñoz
Javier Rodríguez Muñoz

El historiador Javier Rodríguez Muñoz, comisario de las actividades en torno al 1.300 aniversario de la batalla de Covadonga, habla sobre el significado de la efeméride y lo que se espera del año de la conmemoración

04 mar 2018 . Actualizado a las 16:32 h.

El historiador Javier Rodríguez Muñoz tiene tras de sí suficientes horas como divulgador de la historia de Asturias como para que el Principado lo considerase la persona idónea para programar las actividades conmemorativas de un año muy especial en la comunidad: el del triple centenario de la batalla de Covadonga y la fundación de la monarquía asturiana -13 siglos- en el año que que también se recuerda la coronación canónica de la Santina y la creación del Parque Nacional de Covadonga. Perfila contenidos apenas rebasada la primera semana desde su designación, mientras el Principado daba ayer a conocer la web que centralizará y divulgará toda la información sobre el triple cumpleaños de tres señas de identidad de Asturias.

-Para empezar sin dar nada por sentado. ¿Por qué hay que celebrar 1.300 años después lo que sucedió en Covadonga?

-Todos los datos históricos que tenemos coinciden en señalar que el 718 es el año en que Pelayo empieza lo que podríamos llamar reinado, una monarquía que va a tener muy larga continuidad. Aunque no tuviese en ese momento una conciencia de trascendencia, de estar creando una nueva monarquía, efectivamente fue así: lo que fundó tiene una continuidad que, con cambios de dinastía y con todo, llega hasta el presente.

-¿Y cuáles son, en términos más directos, los vínculos que puede sentir un asturiano del siglo XXI con ese hecho? ¿De pertenencia, identitarios, sentimentales…?

-Los sentimientos son muy personales. Cada uno vive estas cosas de manera muy distinta. Yo no sé si es cuestión de sentirse orgulloso de que ese movimiento contra la invasión musulmana, esa reacción, se haya producido en Asturias, o si ese hecho es puramente anecdótico, aunque yo tengo mi idea de que no; de que se produce aquí no diré que por especiales circunstancias de carácter de los asturianos, sino por unas ciertas condiciones de la región o elementos que llevan a que se hayan producido aquí y no en otros sitios. En ese sentido, creo que los asturianos del presente tienen que sentirse muy orgullosos de ese pasado. No veo por qué haya que sentir ninguna vergüenza ni rechazo. Somos herederos de un pasado, y en este caso del acto de rebeldía que inaugura Pelayo y que va a tener una trascendencia extraordinaria. No solo la historiografía que nace en el propio reino de Asturias, sino también en toda la de los reinos que van surgiendo durante la Reconquista, se reconoce que Pelayo es el primero. Incluso en algo tan literario como el poema de Fernán González que está cantando al héroe castellano, también se da esa conciencia de Pelayo como el elegido. Pelayo y Asturias están en el inicio de una guerra que concluye ocho siglos después con la expulsión de los árabes. En todo el proceso de expansión que se produce a partir de la muerte de Mahoma por el norte de África y Oriente Próximo solo Sicilia y España consiguen la expulsión y el regreso a la fe cristiana. En el resto de países que ocuparon eso no se volvió a producir. 

-Aun así, ha habido una cierta tendencia a rebajar la importancia de lo que sucedió en Covadonga.

-Uno puede plantearse, por ejemplo, quiénes son los primeros que frenan la expansión árabe, si Pelayo o los franceses en Poitiers o alguna de estas batallas. Es verdad que de la batalla de Covadonga no sabemos muchas cosas a ciencia cierta, algo difícil en momentos tan lejanos y con documentación tan escasa y parca y en unas crónicas en las que, por ejemplo, las fechas no tienen mayor trascendencia. Pero, sin entrar a discutir la prioridad, está claro que es la primera piedra que se pone para cerrar la invasión, por más que haya ahora una historiografía que tiende a minimizar la importancia de Pelayo y Covadonga. Pero hasta las propias crónicas árabes reconocen la importancia que tuvo Pelayo. Escriben -a posteriori, claro- que no supieron darle a aquello la importancia que tenía y asumen que es el origen de las consecuencias que se produjeron.

-¿Responde todo esto a la pregunta de por qué debería interesar la efeméride fuera de Asturias, en el resto de España, como se pretende que así sea?

-Está claro. Pero es sabido que en el pensamiento y la historia hay modas, y se pasa de una época en la que se trata de utilizar Covadonga y Pelayo como pilares en los que fundar la nación española a quitarle toda importancia. Es algo que fluctúa. Pero hay documentación suficiente para ponerlo en su justa medida. Está claro que no solo es que tuviese mucho éxito propagandístico; es que inicia un movimiento que, a pasos más lentos o más cortos, no se detiene, dura esos casi ocho siglos, y en el que el objetivo está marcado desde muy pronto. El objetivo es recuperar España y la fe cristiana. En ese supuesto diálogo ante la Cueva de Covadonga entre Pelayo y Opas, que evidentemente es una construcción absolutamente ideológica y casi teatral, queda claro que muy temprano, que desde el siglo IX, cien años después de la batalla de Covadonga, los que regían los destinos del reino de Asturias lo tienen muy claro. Absolutamente claro. No se utiliza la palabra «Reconquista» que se empieza a usar en el XVIII, pero sí restauración de España. Hay documentos y textos de la época en los que se habla del dolor por la pérdida de España. Una crónica mozárabe de 754 en que aparece. El concepto de España es evidentemente distinto al que tenemos nosotros. Pero hay un concepto de España en ese momento, está en la documentación y eso no se puede obviar.

-La conciencia de todo esto hizo que hace un siglo se añadieran dos nuevos hitos al duodécimo centenario, de manera que en el décimotercero tenemos tres efemérides que celebrar. ¿Cómo se funden entre sí?

-Hace cien años, con el 1.200 aniversario, había una cierta convicción de que la batalla de Covadonga y la coronación de Pelayo eran dos hechos conexos en el tiempo. Desde algún tiempo antes, hay un movimiento en parte de la iglesia, sobre todo por parte del obispo Sanz y Forés, para recuperar el santuario tras el incendio de 1777 y el proyecto de Ventura Rodríguez que quedó parado. La reconstrucción del santuario dio lugar a la basílica que se completó en época del arzobispo Martínez Vigil, que era asturiano. Eso se une a la celebración de la batalla y un tercer hecho, que parte de la iniciativa de Pedro Pidal, senador, amante de la naturaleza, alpinista y viajero que había conocido en Norteamérica los grandes parques como Yellowstone. Él trae la idea de que, igual que se protegen los monumentos artísticos, por qué no hacer lo mismos con los naturales, de donde parte la iniciativa para crear el primer parque natural de España. Todo ello confluye en 1918, cuando además se le da más relieve a todo ello con la coronación canónica de la Virgen de Covadonga.

-Parece claro, un siglo después, que todo ello funcionó. Que marca de manera muy fuerte la percepción del asturiano de su propia identidad, y también de la identidad que se le atribuye fuera.

-Evidentemente. Una de las cosas que más se ha tratado de vender sobre Asturias es la idea de paraíso natural. De hecho, parte de la publicidad del centenario se basa en el eslogan «Vuelve al Paraíso»… y qué mejor paraíso que la montaña de Covadonga que, a Dios gracias, y aunque hubo explotaciones mineras, está prácticamente virgen y es un paisaje digno de resaltar. Y además es verdad que la devoción de Covadonga persiste. Empieza a forjarse en el siglo dieciocho. Es curioso, porque la adquieren sobre todo emigrantes, y a lo largo del XIX va subiendo de intensidad hasta alcanzar un momento álgido en ese 1918. De entonces aquí, incluso con independencia de creencias religiosas, por la singularidad del lugar, sigue manteniendo su fuerza. Si preguntas al millón y pico de asturianos, quién no fue a Covadonga, y no digo solo una vez. Vuelves y todavía te asombras viendo a la gente que lleva un coche nuevo a bendecir, algo que yo he visto muchas veces. Hay una fijación con Covadonga, pese a que la sociedad tiende a lo laico. Queda un sentimiento de apego. No sé si por necesidad, por el asunto de Pelayo…

-Y a partir de toda esa amalgama, ¿como se devana la actividad del programa que tiene que comisariar?

-Hay actividad en los tres centenarios que se celebran. En la perspectiva histórica, con varios congresos, algunos directamente promovidos desde el Principado. Habrá también actividades de otras instituciones como el RIDEA o la Fundación Cardín, que prepara un ciclo de conferencias. Los institutos preparan también actividades en torno a la fecha y su significado, tras la proclamación de Pelayo como príncipe y el nacimiento del Reino de los Asturies. La Iglesia prepara también sus celebraciones, con un Año Jubilar Mariano y un montón de actividades. Y lo mismo en lo relativo a la parte de la naturaleza, aunque estoy menos conectado: actividades en las que está trabajando la dirección del Parque y el Principado, actividades deportivas, rutas de senderismo... Yo me ocupo sobre todo de los temas de carácter histórico. Todas estas efemérides, evidentemente, se van a aprovechar para potenciar y publicitar Covadonga y Asturias.Incluso coinciden el 8 y el 9 de septiembre , el día de Covadonga y la etapa de los Lagos de la Vuelta, una de las que tiene mayor seguimiento siempre. Pero de todo esto aún no estoy puesto del todo al día; apenas llevo una semana, acabo de llegar.

-En la parte histórica, ¿cuáles son las expectativas acerca de nuevas aportaciones o nuevas visiones del asunto?

-Hay un simposio que está más o menos cerrado sobre la visión general del Reino de Asturias en el contexto europeo de su época. Otro congreso pondrá al día lo que se sabe del Reino de Asturias. Hay en parte una cierta creencia de que todo está dicho. Es verdad que no va a aparecer ningún documento nuevo, no va a aparecer en el archivo de una catedral un códice que nos desvela algo que no conocíamos. La documentación escrita, en los últimos cien años, ha ido saliendo. Con motivo del anterior centenario, la Real Academia de la Historia convocó un concurso sobre la historia del Reino de Asturias al que acudió Claudio Sánchez-Albornoz, y preparó un trabajo que se terminó publicando 50 años después en el Instituto de Estudios Asturianos. De entonces aquí, pocos documentos más se descubrieron. Se hicieron lecturas mejores, se afinó en los aspectos críticos, las ediciones son ya difícilmente mejorables… Pero en historia nunca estás parado. Lo que uno ve aquí da pie a que otro vea un poco más allá. Siempre se avanza. En 2001 se celebraron unas jornadas en Covadonga en el centenario de la consagración de la basílica, y de entonces ahora se escribió mucho y se avanzó mucho en lo escrito. La arqueologia también aportó cosas. Cuando Sánchez-Albornoz escribía se pensaba que Asturias era un territorio que prácticamente no fue romanizado, al margen. Hoy nadie puede decir eso tras las excavaciones hechas en un montón de sitios. Pero no estuvo al margen. Y lo mismo se va sabiendo en la época visigoda: Asturias no estuvo tan al margen. Excavaciones como la de Argandenes, en Piloña, están revelando que había señores perfectamente integrados en el mundo visigodo. El trabajo es lento, pero van apareciendo nuevas cosas y viéndose de otra manera, dando nuevas luces. Conviene poner al día todo eso, sentarse juntos gente que ha trabajado en distintos campos e intercambiar opiniones. Evidentemente no vas a agotarlo todo.

-E intercambiarlas sobre todo con el resto de la sociedad, supongo.

-Claro, la idea es que eso no quede entre los iniciados. Y eso me han encomendado. Supongo que es algo de lo que primó en mi elección: llevo años en los que, sin faltar al rigor histórico, he estado divulgando historia de Asturias. No siempre resulta fácil divulgar para los profesionales, pero hay que hacerlo porque te debes al resto de la sociedad. No puedes vivir como una élite fuera de ella. Se va a tratar de que toda Asturias sepa qué significó Pelayo y 718.

-¿De qué manera?

-Estoy empezando a darles vueltas, pero la idea, aunque sea todavía inconcreta, es organizar algo que pueda llegar a todos los centros educativos. Y luego también una exposición, algo que pueda ser visitado por mucha gente. Una de las ideas es que el pabellón del Principado en la Feria de Muestras esté dedicado al Reino de Asturias. Mi intención es que haya un recorrido histórico que dé a quien lo haga una idea clara sobre el asunto. Barajamos más cosas, pero prefiero no precisar más hasta que no esté cerrado. La idea es que llegue a las capas más amplias de la población.