«Gestionar ciencia en España es una carrera de obstáculos»

ASTURIAS

El biólogo Javier Cristobo, director del Centro Oceanográfico de Gijón
El biólogo Javier Cristobo, director del Centro Oceanográfico de Gijón

«Tardamos 13 meses en poder hacer un contrato para un proyecto europeo que, en Londres, se hizo en 15 días», dice el director del Oceanográfico de Gijón, Javier Cristobo, como ejemplo de la excesiva burocratización

11 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El biólogo Javier Cristobo es director del Centro Oceanográfico de Gijón desde 2009. En ese periodo, la plantilla de este organismo público de investigación dedicado al conocimiento científico de los océanos, la sostenibilidad de los recursos pesqueros y el medio ambiente marino ha pasado de medio centenar a 35 personas, de las que solo 10 son investigadores titulares. «Uno de los potenciales que teníamos eran también los becarios. Tenemos una sala con capacidad para 12 becarios y no hay ninguno porque las becas han desaparecido», lamenta Cristobo, que indica que el año pasado se leyeron cinco tesis doctorales en el centro «pero no ha habido ninguna renovación». En la actualidad, los investigadores del centro gijonés están implicados en ocho proyectos, en su mayoría liderados en España desde Gijón, y participan en otros cinco.

-Desde 2009, el recorte en investigación en España ha sido de 20.000 millones de euros.

-Es un recorte del 36% y convierte a España en el país de la Unión Europea que más ha recortado en investigación, más que Grecia y Portugal, en donde ha aumentado. En Alemania se han incrementado las partidas para investigación en un 35%, en Reino Unido un 29% y, en Francia, un 2% más. Y hay que tener en cuenta que por cada euro que se invierte en ciencia se recuperan cinco euros, cosa que no está pasando en España, en donde tenemos además un gran problema con que los jóvenes investigadores hayan tenido que salir al extranjero. Los formamos, hacen su tesis doctoral, se hacen científicos punteros y después otros países se aprovechan de esta mano de obra ya cualificada y perfectamente formada que se tiene que ir. 

-¿Cómo les afectan estos recortes en el día a día?

-Tenemos muchísimas dificultades para gestionar la ciencia. La investigación en España ha ido cada vez burocratizándose más y, de hecho, los investigadores, en vez de estar dedicando el 100% de su tiempo a la ciencia, muchas veces se dedican más a hacer papeles que a la propia investigación en sí como consecuencia de esta burocratización. Se trabaja más para administrar la ciencia en vez de para practicarla.

-En 2014, además, se aprobaba una resolución que establece la intervención previa de organismos públicos, incluidos los de investigación como el Oceanográfico.

-Todos los organismos públicos de investigación la tenemos y provoca que no seamos capaces ni siquiera de gastar el dinero que hemos conseguido para proyectos de investigación de financiación europea, por ejemplo. Es una catástrofe para los centros de investigación porque cuando otros países que participan en esos proyectos son capaces de gestionar o de contratar a gente de una forma muy efectiva, nosotros no lo somos.

-Eso es lo que ha ocurrido, por ejemplo, en el proyecto SponGES, de financiación europea, en el que participan 20 instituciones científicas comunitarias, Estados Unidos y Canadá y del que usted es el investigador principal en España.

-Es un proyecto que comenzó en marzo de 2016 para estudiar los campos de esponjas, que son ecosistemas marinos vulnerables, desde el Ártico a las Azores y desde Canadá a Noruega. El proyecto nos obligaba a contratar a una persona durante los cuatro años de duración que tiene y hemos tardado 13 meses en gestionar el contrato. Durante ese tiempo hemos perdido dos manos expertas cualificadas y la posibilidad de trabajo para una persona. En el mismo proyecto, mi colega homóloga en el Museo de Historia Natural de Londres tardó 15 días en resolver ese contrato. No somos ágiles en gestionar los pocos recursos que tenemos y, en este caso, es dinero europeo. Tenemos un dinero que no somos capaces de gestionar. Y esto no pasa solamente en el Instituto Español de Oceanografía, ocurre en toda la Administración española. Es triste, pero ocurre en todos los organismos públicos de investigación. 

-¿Cómo puede ser que hayan tardado 13 meses en resolver algo que en Londres se hizo en 15 días? ¿Qué explicación tiene?

-Nuestra administración nos exige que haya una solicitud, que se mande al ministerio, que tardan en resolver, que vuelva del ministerio, que pase por la Intervención, que luego se saque un concurso público… Es un sistema obsoleto y no es práctico para ser ágiles. Que hayamos tardado un año no tiene explicación. Pese a ser dinero europeo, tenemos que decir en qué nos gastamos el dinero que nos han concedido. Hace poco tuve que ir a Bruselas a dar cuenta de por qué no fuimos capaces de contratar a esa científica durante un año. Afortunadamente todo salió bien. (Enseña la documentación que llevó a Bruselas para demostrar todos los pasos del procedimiento administrativo de contratación de la científica y es casi interminable). Me consta que el Instituto Español de Oceanográfía hizo sus deberes y envió la documentación lo más rápidamente posible, y aún así hemos tardado 13 mesea. Y lo mismo le pasa al Centro y me consta que mi organismo, el IEO, ha hecho los deberes, los ha mandado lo más rápidamente posiblemente, y hemos tardado 13 meses, y lo mismo le pasa al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), al Instituto Geológico y Minero, al Astrofísico de Canarias… A todos los OPIs (organismos públicos de investigación) nos está pasando esto. Gestionar ciencia en España es una barrera de obstáculos como consecuencia de la burocracia y las trabas legales de las nuevas leyes que ha aprobado el Gobierno para controlar el gasto público y cumplir con los objetivos del déficit fijado en Bruselas

-¿Cómo era antes?

-Antes había un interventor al que dabas cuentas de en qué te habías gastado el dinero que te habían dado en Europa y qué habías hecho. Ahora, con la intervención previa, no puedes gastar absolutamente nada sin justificarlo antes con un montón de papeleo. Incluso para las pegatinas que repartimos en las jornadas de puertas abiertas. Y también te pueden fiscalizar a posteriori. O para comprar un equipo de investigación, no ya uno que cueste más de 5.000 euros porque tendrías que hacer tres solicitudes, tres presupuestos, etcétera… sino equipos más o menos baratos, te fiscalizan absolutamente todo. Como si se lo fueras a comprar a tu primo o a hacer algún chanchullo. Y tampoco podemos viajar varios investigadores a una misma reunión científica por muy interesante que sea… Está bien que se justifiquen todos los gastos de un proyecto y que no se malgaste el dinero público en cosas innecesarias, pero es tremendo que se pongan estas trabas administrativas tan increíblemente farragosas que hacen que todo sea imposible y que un investigador dedique gran parte de su tiempo a la burocracia más que a dirigir un grupo de investigación.