Esta es la versión del padre que se llevó a sus bebés de su casa en Alemania

S.D.M. REDACCIÓN

ASTURIAS

José Zapata niega haber mantenido una relación sentimental con su esposa y señala que la gestación subrogada fue solo «un proyecto de vida». La acusa de no atender bien a los niños

04 abr 2018 . Actualizado a las 16:44 h.

Reconoce que no es una historia al uso pero niega todas las acusaciones que le lanza su todavía mujer, Miriam Ruiz, la asturiana que ha denunciado el secuestro parental de sus dos bebés nacidos por gestación subrogada en Ucrania, del domicilio familiar en Alemania. José Zapata es el padre biológico de los bebés y le niega ahora la adopción, al considerar que no cuida de manera adecuada de los niños. La batalla legal, por el momento, parece inclinarse de su lado. El juzgado de primera instancia número 9 de Oviedo ha dictado un auto en el que deniega la adopción. Aunque es recurrible, el entorno de Zapata considera que son buenas noticias y que sienta las bases para aclarar todo lo ocurrido.

Su versión es diametralmente opuesta a la que ha contado Miriam Ruiz, una asturiana transgénero que soñaba con ser madre. Ella ha explicado que eran una pareja casada desde mayo de 2016, con una relación estable, que se decidió a iniciar el proceso de gestación subrogada en Ucrania, donde es necesario acreditar una unidad familiar, con padre y madre, para poder llevar a cabo los trámites. Una vez de vuelta en casa acusó a su marido de fugarse con los niños y con una amiga común que iban a contratar como au pair para ayudarles con los niños. Hace cuatro meses que no sabe nada de ellos.

Su marido y sus allegados cuentan otra historia diferente. Es cierto que ambos se conocen «de toda la vida». Ambos son asturianos y eran amigos desde la infancia. Pero nunca han mantenido una relación sentimental. La boda responde más bien «a un proyecto vital», una expresión que también ha utilizado Miriam Ruiz. Parece que Zapata, que se dedica al diseño gráfico, se encontraba viviendo en el Reino Unido cuando recibió una llamada de su amiga, que le propuso un acuerdo. Le contó que quería tener hijos, que le había sido denegado el certificado de idoneidad para adoptar y que estaba pensando en utilizar el cauce de la gestación subrogada, así que le pedía a su amigo que la ayudara. Según cuentan, él aceptó siempre que se pudiera implicar en el cuidado de los niños, ejerciendo como padre, con todas las consecuencias.

Sus planes originales

El plan pasaba por casarse e instalarse en Alemania, a donde Miriam Ruiz ya se había trasladado por motivos laborales. «Ella le convenció con más argumentos, como por ejemplo que iba a aprender alemán y que iba a poder conseguir ayudas de formación», argumentan. La boda se celebró en junio de 2016 y justo un año después nacían en Ucrania Skye y Aiden. José Zapata había aportado su material genético para la fecundación in vitro, así que es el padre biológico de los niños. Así lo reconoce la documentación y así lo acepta la legislación española. Tres meses después, una vez terminados todos los trámites ucranianos, regresaron a su domicilio de Ulm.

Poco más coincide a partir de este punto temporal. Los allegados del padre de los bebés afirman que esa amiga común de origen mexicano que iban a contratar como au pair es, en realidad, su novia desde hace tiempo, algo que todas las partes aceptaban. Incluso estuvo presente en la boda. Explican que la idea de contratarla como cuidadora tenía como objetivo regularizar su estancia en Alemania, ya que al no ser europea tenía problemas para pasar largas temporadas en el país. El contrato de trabajo llegó a comentarse para enero de 2018 pero nunca a formalizarse. «Así que no se fue con la niñera como se está diciendo, se fue con su novia», argumentan.

Qué le hizo cambiar

La clave está en explicar por qué lo hizo. ¿Por qué formalizar un proceso de gestación subrogada con Miriam Ruiz, su amiga desde la infancia, y a los tres meses llevarse a los niños? Fuentes conocedoras del caso señalan que «no la consideraba una madre adecuada». Con esto quieren decir que «la situación en casa era mala», que comenzó a haber «discrepancias con el cuidado de los niños», en temas que consideran «básicos», como por ejemplo «la alimentación». También cree que no les dedicaba el suficiente tiempo. Él trabajaba de una manera más esporádica y se centraba más en atender a Aiden y Skye. Así que los ingresos procedían básicamente del trabajo de ella. Como la convivencia se volvió insostenible y Zapata temía la reacción de su todavía esposa, «la única manera que encontró fue irse sin decir nada». Lo hizo acompañado de su novia.

«Él siempre quiso ser el padre de los niños con todas las consecuencias», explican sus allegados. No obstante, precisan que el proceso de adopción lo inició la esposa, pero no los dos, y que él acudió a firmar a la notaria de Oviedo a instancias de ella. No ha iniciado aún el proceso de separación porque «todo está pasando muy rápido» y porque la prioridad era aclarar la situación de los bebés. Pero una vez que el tema de la adopción quede aclarado, su idea es presentar los papeles.

Primero quiere ganar la batalla en los juzgados, después ya analizará qué va a hacer con todo lo que se ha dicho sobre él que, aseguran sus allegados, no es cierto.