Miriam Ruiz teme por la seguridad de sus bebés debido a los intentos de suicidio del padre

Susana D. Machargo REDACCIÓN

ASTURIAS

Miriam Ruiz
Miriam Ruiz

La asturiana denuncia la transfobia mostrada por su marido y por el auto. Insiste en que se trata de un secuestro parental y que luchará por adoptar a sus hijos

05 abr 2018 . Actualizado a las 22:43 h.

«Seguiré luchando por Aiden y Skye». Miriam Ruiz, la asturiana que denunció el secuestro parental de sus bebés en Alemania, no se conforma con el auto judicial que le niega la adopción de los bebés, nacidos por gestación subrogada. Llegará hasta el final para que se reconozca que es la madre de los niños. No obstante, ha expresado los miedos que la atenazan. En primer lugar, rechaza la «transfobia» mostrada por el padre de los niños que realizó duras acusaciones durante la vista oral, acusándola de «querer hacer experimentos» con los pequeños relacionados son su transexualidad. Pero, sobre todo, teme por su seguridad, ya que señala que su todavía marido es una persona inestable que ha intentado suicidarse en dos ocasiones.

«Parece que a nadie le importa cómo están mis hijos y tengo que recordar que ellos son víctimas de un secuestro parental», ha explicado esta asturiana. «El tiempo que mis hijos estuvieron bajo mi cuidado estuvieron siempre bien atendidos, tal y como demuestran los informes de los pediatras de los países en los que residíamos, pero desde el 30 de noviembre no sé nada de ellos, y su seguridad y salud me angustian», ha insistido. «Mi objetivo es saber dónde están mis hijos, poder verlos, que la justicia española reconozca que soy su madre y que los proteja, aunque estoy segura de que estarían mejor conmigo, que soy su madre», ha recordado.

La denuncia de esta mujer, que había fijado su residencia en la ciudad alemana de Ulm por motivos laborales, se ha ido enredando. Al no poder tener hijos propios, por su condición de transgénero, decidió junto a su marido, José Zapata, su amigo desde la infancia en Oviedo, recurrir a la gestación subrogada en Ucrania, país en el que exigen un núcleo familiar para completar los trámites. En un viaje en octubre a España iniciaron el proceso para que Miriam Ruiz pudiera adoptar a los bebés, nacidos en mayo de 2017. En España no estaba acreditada su maternidad pero sí la paternidad de su marido, que aportó material genético a la fecundación in vitro. Apenas un mes después, Zapata se iba del domicilio familiar con Aiden y Skye y también con una amiga mexicana de la pareja, Gabriela Herrera, que iba a ser su au pair. Así lo explicó esta asturiana unos días antes de la vista oral para formalizar la adopción, cuando denunció el secuestro parental.

La versión de su todavía marido es muy diferente. Señala que la supuesta aur pair es, en realidad, su pareja y que con Miriam Ruiz compartía un proyecto vital pero no una relación sentimental. Justifica su decisión de irse de su domicilio porque desconfiaba de los cuidados que ella estaba dando a los bebés y porque no consideraba que estuviese actuando de una manera adecuada.

Ninguno de sus argumentos la convence. «Yo quería al padre desde muchos años atrás y si él ya no me quiere lo acepto, pero, ¿qué ha tenido que pasar para que en apenas 30 días él haya estimado que no era una buena madre? Lo que realmente hizo fue traicionar mi confianza y arrebatarme a mis hijos Aiden y Skye con la complicidad de Gabriela Herrera», se pregunta. Insiste en que se llevó a los niños sin que hubiera mediado ningún aviso ni tampoco ninguna situación de crisis en el matrimonio y le acusa de haber dado una versión falsa en la vista para la adopción. Lo que observa en su comportamiento es una «inestabilidad emocional» que ella creía controlada y que vincula con los dos intentos de suicidio previos.

Uno de los aspectos que más le duele es cuando se saca a colación que no se le concedió el certificado de idoneidad para adoptar hace unos años, en el primer camino que cogió para cumplir su sueño de ser madre. Reconoce que se le denegó la idoneidad pero realiza una serie de puntualizaciones. Explica que el examen psicológico se realizó hace tres años, en apenas dos sesiones de media jornada y en Tarragona, con especialistas que plantearon parte de las entrevistas en catalán, idioma que no comprende. Asegura que no se consultó ni a su entorno familiar, ni a sus amigos, ni al trabajo y que tampoco se pidieron referencias escritas, algo que sí se hace en la mayoría de los casos. Por todas estas razones, considera que no es válido y ha solicitado que se le vuelva a practicar. Así lo planteó, sin éxito, durante la vista para la adopción.

Con respecto a la negativa del juzgado de primera instancia número 9 de Oviedo a concederle la adopción de los dos bebés, a los que lleva sin poder ver desde hace cuatro meses, también tiene quejas. En primer lugar, no entiende el argumento de la Fiscalía que dice que como hace tanto tiempo que no están con ellos ya no se justifica la adopción. Miriam Ruiz recuerda que ha denunciado el secuestro parental, es decir, que no los ve porque el padre se los ha llevado y que está luchando por recuperarlos. Por otra parte, no cree muy afortunada la redacción del juez sobre su género. Aunque por un lado reconoce que es una mujer, en otro pasaje de la resolución «pone en duda el convenio de gestación subrogada suscrito en Ucrania ya que 'al parecer no sería válido al ocultar la autora (la señora Ruiz) su condición de transgénero'». Si a todos los efectos legales es una mujer, «no se entiende que tenga que presentarme de otra manera, tal y como sugirió la juez de manera desafortunada».

En ambos casos, tanto la Fiscalía como el juez, «ha dado por buena únicamente la posición del padre y se han rechazado los argumentos y las pruebas que solicitaba la defensa».