La pobreza se radicaliza en el Principado

S.D.M. REDACCIÓN

ASTURIAS

Aumenta el número de asturianos que no puede ni comprarse un ordenador. Uno de cada tres no tiene ahorros para hacer frente a gastos imprevistos o para irse una semana de vacaciones

21 jun 2018 . Actualizado a las 20:44 h.

La pobreza se radicaliza en Asturias. Los que han sufrido condiciones más extremas durante la crisis parecen estar teniendo más problemas para dejarla atrás. Mientras que la tasa de pobreza es la más baja desde el año 2010, tanto por el nivel de renta anual como por riesgo de exclusión social, las condiciones de vida de una parte de los asturianos parecen haber empeorado. Algo más de 52.000 asturianos no pueden ni comprarse un ordenador personal. Alrededor de 45.000 no tienen dinero para financiar un coche. Uno de cada tres carece de capacidad económica para afrontar gastos imprevistos. Aproximadamente la misma proporción no puede disfrutar ni de una semana de vacaciones al año. Aunque el invierno acaba de quedar atrás y el frío parece haber quedado atrás, tampoco es algo menor que más de 16.000 asturianos sufran dificultades para mantener su vivienda a una temperatura adecuada. Es más, el número de ciudadanos con serias dificultades para llegar a final de mes se ha duplicado en el último año. Ya son más de 100.000 asturianos.

Esta desigual radiografía es la que está ofreciendo el Instituto Nacional de Estadística (INE) en su actualizada Encuesta de Condiciones de Vida, donde maneja una serie de indicadores que tratan de abarcar la realidad social. No se queda solo con los ingresos o con el empleo. Trata también de saber cómo viven los españoles y de desagregar los datos por comunidades autónomas para comparar la situación de cada comunidad autónoma. De hecho, para el conjunto del país, revela que una de cada cinco personas se encuentra en situación de pobreza y vive con menos de 8.522 euros al año. La perspectiva nacional mejora pero aún hay un 37,3 % de los hogares no puede afrontar gastos imprevistos o un 34,4 % no puede ir de vacaciones ni una semana al año.

El INE explica que el «riesgo de pobreza» mide la desigualdad y no la pobreza absoluta. Esto supone que su objetivo consiste en calcular cuántas personas tienen menos ingresos que el conjunto de la población. En 2017, según cálculos para toda Europa, el riesgo de pobreza para los hogares de una persona se ha establecido en 8.522 euros anuales, y en 17.896 para los compuestos por dos adultos y dos menores de 14 años. 

La mirada del Principado

Asturias está mejor que la media nacional. Su tasa de riesgo de pobreza en función de la renta es solo del 12% y la de riesgo de exclusión social (Arope), que mide más parámetros, se eleva al 17,2%. Es muy inferior a la media nacional y el mejor resultado desde el 2010, en ambos casos. El marco común, por tanto, mejora. Pero las dificultades sigue en la calle. Todavía hay 35.000 asturianos con una carencia material severa, que son aquellos que no pueden permitirse varios conceptos básicos a la vez, como comer carne, pescado o pollo dos veces a la semana, que no puede disponer de televisión, teléfono o automóvil o que ha sufrido retrasos en el pago de gatos vinculados a su vivienda, como la hipoteca, la comunidad o el recibo del gas. Para poder afrontar gastos imprevistos considera que como mínimo 650 euros.

Otro indicador llamativo por su evolución es el número de asturianos que tiene muchas dificultades para llegar a final de mes. Se ha duplicado entre 2016 y 2017 y alcanza el porcentaje más alto desde 20004, con un 10,7%. Esto supone que hay más de 110.000 asturianos en esa situación extrema. En el extremo contrario se encuentran alrededor de 230.000 asturianos que viven de manera muy holgada. El resto navegan entre ambos extremos. 

En cambio, hay algunos apartados que han mejorado. Dentro de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE se ha reducido la proporción de hogares que sufre problemas con su vivienda. El 85% de las familias asturianas señala que no tiene ningún inconveniente. Esto sucede por se han reducido los enfrentamientos vecinlaes por ruidos, hay menos quejas por delincuencia o vandalismo e incluso hay menos casas con escasez de luz natural.