El mal tiempo, un aliciente para veranear en Asturias

Claudia Granda REDACCIÓN

ASTURIAS

Tomás Mugueta

Los turistas se sienten agradecidos por el clima asturiano e incluso disfrutan del «orbayu» durante su estancia

13 ago 2018 . Actualizado a las 09:27 h.

Asturias se encuentra en el que dicen que es el peor verano en años. Las intensas y continuadas lluvias de estos dos últimos meses han decidido dar una tregua a la región, que celebró por todo lo alto una asfixiante ola de calor. Pero, como era de esperar, las precipitaciones siguen presentes, de manera más moderada. Qué sería Asturias si no lloviese. Este atípico verano astur ha dividido a los ciudadanos entre los aquellos que cada día piden un poco más de calor y un poco más de sol, y los que aseguran ser felices con un verano por debajo de los 20 grados. Pero, ¿qué piensan los que visitan la región? Algunos turistas han programado su viaje estival a Asturias para escapar de las altas temperaturas del sur aunque, durante esta última semana la ola de calor no les ha permitido ese lujo de salir a la calle con una chaqueta sobre los hombros.

Para Gema y David Diosdado, de Madrid, el tiempo y la temperatura es óptima. «Nos permite disfrutar más y hacer más cosas, además vinimos preparados. Paraguas chubasqueros... Todo lo necesario», explica. La lluvia tampoco les supone ningún inconveniente. «Hemos organizado una ruta por la Senda del Oso en bicicleta y nos arriesgaremos a que llueva». Bernard Arantyo y Bernard Cantó también se sienten agradecidos por el característico tiempo de la región. Procedentes de Mataró, llegan a Oviedo a través del Camino de Santiago. El tiempo y las suaves temperaturas son una ventaja a la hora de hacer este intenso recorrido a pie aunque «los días de lluvia han sido más duros», cuentan. Para ellos, acostumbrados a los 40 grados del litoral catalán, el poder vestir una chaqueta es un lujo.

Ruth López y su familia llevan invocando la lluvia desde que llegaron. Procedentes de Murcia, aterrizaron en Asturias en plena ola de calor cuando ellos, lo que en realidad buscaban, era el frío. «Estábamos deseando que lloviera», cuenta. Y sus plegarias fueron escuchadas. Los 40 grados de la comunidad murciana no son bien llevados por esta familia que se vio sorprendida por la alta humedad de la región. A la familia Negreira, de Cádiz, la lluvia tampoco les va a parar. «No hay nada que nos impida conocer Asturias», cuenta José Luis, el padre, que asegura estar maravillado por la arquitectura Asturiana y su paisaje tan verde. Él asegura sentirse encantado. «Quien viene a Asturias y no le llueve...¿no?».

Eva Machirant y Yabel Fuertes partieron hace semana y media de Valencia buscando también el frío. Y no han tenido muy buena suerte. Su viaje por carretera a través de distintos municipios españoles se ha visto marcado por la ola de calor. «Llegamos aquí el miércoles y por fin lo encontramos», cuenta ella. Las bajas temperaturas es algo que esta pareja agradece, no tanto como la lluvia. «Dormimos en tienda de campaña y soportamos un poco de lluvia, pero no demasiada». Mila López de Valencia encontró en Asturias lo mismo que buscaban sus paisanos valencianos. «Esta temperatura para pasear es la mejor. Estábamos huyendo de los 37 grados que hacía allí y por la noche se está estupendo», explica.

Desde Alicante Elena Rodríguez y sus amigos han venido preparados y sin miedo a nada. «Si llueve nos ponemos el chubasquero», cuenta decidida. Ellos, como la mayoría de los visitantes del Principado escapan del calor que azota a la gran parte del país. El único que no coincide con la opinión del resto del grupo es Pablo Vilches, que asegura estar muerto de frío. «Estoy deseando ir al Primark y comprarme una chaqueta, añade. 

Pero si hay alguien que verdaderamente no ha tenido mucha suerte en su viaje a la región ha sido Teresa Brosel, que llegó a Asturias desde «el último pueblo de Castellón» para, una vez más, huir de las altas temperaturas. La jugada no le salió demasiado bien. El pasado domingo, a su llegada a la región la ola de calor se encontraba en pleno esplendor. «Un calor insoportable», cuenta. El lunes, con el aumento de las temperaturas, decidieron subir a los lagos de Covadonga. «Pensábamos que a cuanta más altura más frío pero el calor era horroroso», lamenta esta mujer que asegura pasó un día agobiante con pantalones largos, sin gorra y sin agua. «Traté de comprarle agua a un hombre y de la pena que le dí me regaló la de su comida», explica ahora aliviada gracias al descenso de las temperaturas y la lluvia que día si y día no baña al Principado.