Así se investiga un accidente como el de Avilés

S.D.M. REDACCIÓN

ASTURIAS

Alberto Morante

Un especialista da todas las claves para saber cómo se descubre la causa de una colisión. La tecnología es clave. Propone un modelo matemático para bajar la siniestralidad

05 sep 2018 . Actualizado a las 16:55 h.

¿Qué pasó segundos antes de que el autobús que cubría la línea Cudillero-Gijón impactara contra un pilar de la variante de Avilés? Una rigurosa investigación de la Guardia Civil de Tráfico será la encargada de encajar todas las piezas. De momento, se pueden ir aportando algunas claves. «Una ITV en vigor no te asegura que un vehículo no pueda sufrir un fallo mecánico y registrar un accidente. Además, lo llevan personas que sufren imprevistos». El que se expresa en estos términos es Juan Manuel González Carbajal, profesor titular de Derecho Administrativo en la Universidad de Oviedo y presidente de la Asociación Española de Investigadores de Accidente de Tráfico. González es un firme defensor del uso de todo tipo de medidas preventivas, de la aplicación de la tecnología -de hecho, reconoce que Alsa es una de las compañías pioneras- pero también es consciente de que no existe el riesgo cero y que es necesario llevar a cabo una rigurosa investigación para llegar hasta el fondo de las causas.

Antes de entrar en el fondo del asunto prefiere deshacer mitos. «Que no haya huellas en la carretera no quiere decir necesariamente que un conductor no haya frenado. Eso puede pasar si un autobús tiene frenos ABS y la trayectoria es recta», explica. También destaca la importancia de gestos pequeños, como ponerse el cinturón también en los autobuses. Aunque los sistemas antivuelco han mejorado mucho, siempre es necesario extremar la precaución. Está convencido de que el transporte de pasajeros por carretera es bastante seguro pero es inevitable quehaya muchas víctimas cuando en una colisión está implicado un vehículo con muchas plazas.

Por dónde empezar

La recogida de pruebas sobre el terreno es el primer paso que siguen los equipos de atestados. González Carbajal explica que hay equipos especiales de atestados de la Guardia Civil que acuden a los siniestros más graves, así que no le extrañaría que formaran parte de la investigación de Avilés. Estos equipos cuenta con un escáner que permite reproducir la escena completa. «El problema es que solo existen dos o tres en España», lamenta. Si no hay tecnología se recurre al método tradicional. Se revisa el estado de la vía, la señalética, las huellas osbre el terreno, la trayectoria, los puntos de impacto,... La recogida de datos es lo más completa posible.

En un escenario ideal, este especialista indica que la Guardia Civil debería, después, llevar el autobús a un taller en el que realizar todos los análisis del vehículo, para saber si pudo sufrir un tipo de avería mecánica o de cualquier tipo. Estas revisiones también son importantes para llegar al fondo del asunto.

Las otras dos informaciones cruciales son los testimonios del conductor y de los pasajeros y también los análisis médicos del conductor. Los testimonios siempre son un material más delicado, sobre todo, cuando se detectan contradicciones. «Mucha gente no va a atenta. Otros solo tuvieron sensaciones pero no vieron algo claro. Otros pudieron ver algo pero no saben interpetarlo», explica. En su caso, cuando viaja como pasajero, no pierde detalle. Es deformación profesional. El informe clínico es más objetivo y, por tanto, más determinante. Permite saber si el chófer sufrió un desvanecimiento o padeció cualquier tipo de accidente cerebrovascular o de otro tipo que hicieran que perdiera el control y que no pudiera reaccionar.

Otros datos importantes para sacar la radiografía completa es el historial del conductor pero no para culpabilizarle, precisa, sino para comprender todas las aristas. «Es necesario saber la edad, experiencia, si ha hecho la misma ruta 400 veces o es nuevo en ella», todo eso también aporta información importante.

Qué ver en el autobús

Al margen de la revisión mecánica completa, uno de los primeros pasos es el análisis del tacógrafo, que recoge los últimos segundos y puede, por ejemplo, describir la trayectoria de la velocidad. Los digitales, explica González Carbajal, son incluso más precisos. A partir de ahí, las compañías sigue introduciendo más tecnología que permite mejorar la seguridad e investigar este tipo de casos. Este experto explica que Alsa es una de la spunteras y que ya tienen en muchos de sus autobuses cámaras que van vigilando la ruta. Si en este caso lo tuviera, algo que no ha trascendido, sería la información más valiosa de todas. Hay autobuses que también están incorporando caja negra, al estilo de los aviones. Este tipo de tecnología está menos extendida pero este experto de la Universidad de Oviedo cree que es más precisa y que terminará imponiéndose. 

Las matemáticas de la prevención

La Asociación Española de Investigadores de Accidente de Tráfico que preside trabaja también por la prevención. Además de defender todos los sistemas de grabación y cajas negras habla de un nuevo modelo matemático. En la coctelera meten todo tipo de datos desde la edad a la experiencia del conductor, la intensidad del tráfico en la ruta, las frecuencias,... Con toda es información se podría determinar qué chofer es mejor para cada ruta, en función de sus condiciones. «Eso reduciría el número de accidentes», concluye González Carbajal.