Los cuatro mineros del pozo Santiago, con la comunicación restringida

La Voz OVIEDO

ASTURIAS

Compañeros de los mineros del pozo Santiago con pancartas reivindicando sus derechos
Compañeros de los mineros del pozo Santiago con pancartas reivindicando sus derechos

Solo pueden hablar con sus padres y aún no han tenido asistencia médica

06 mar 2019 . Actualizado a las 17:27 h.

A los cuatro mineros subcontratados de la empresa pública Hunosa que se encerraron el pasado jueves 28 de febrero en el pozo Santiago, en Caborana, en el municipio de Aller, sólo se les permite hablar con sus padres. Según afirman fuentes de su entorno ya no se les permite hablar ni con sus novias ni con otros familiares o compañeros.

Las comunicaciones con los trabajadores, que están a 800 metros bajo tierra, se vienen realizando desde la garita de Control Ambiental del pozo. Además de ver reducidas sus comunicaciones, los compañeros de los mineros se quejan de que, a pesar del tiempo transcurrido, no han tenido asistencia médica. Por otro lado han visto cómo desde este miércoles, responsables de seguridad del pozo registran las bolsas de comida que los amigos, compañeros y familiares dejan en la puerta del pozo para que se la bajen en una plataforma.

En cualquier caso, las citadas fuentes han asegurado a Europa Press que los cuatro trabajadores están «muy fuertes» tanto física como mentalmente y «muy animados» por las noticias que les llega del respaldo de sociedad y compañeros. Algunos de esos compañeros han aprovechado  la presencia en Mieres de los máximos responsables de CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez respectivamente, para dar visibilidad a la protesta de los cuatro subcontratados, exhibiendo dos pancartas frente al edificio donde se celebraba el acto en el que iban a participar los sindicalistas.

Los mineros encerrados son David Moreira, Jesús Barreira, Jonathan González y Daniel Suárez. Con su protesta piden que se les incluya como excedentes mineros en el plan de diversificación de Hunosa. A raíz de que se encerraron en el pozo, fueron despedidos por sus empresas, Satra y Carbomec, que a su vez trabajan para la empresa pública. Según las fuentes del entorno de los trabajadores los despidos fueron una «represalia» exigida por Hunosa que buscaba un «castigo ejemplar».