El Principado rechaza la selectividad única pero acepta mejorar la coordinación

Susana D. Machargo REDACCIÓN

ASTURIAS

selectividad, pau.La Universidad de Oviedo organiza la EBAU en Asturias
La Universidad de Oviedo organiza la EBAU en Asturias Uniovi

Genaro Alonso recuerda que el marco legal de la EBAU ya es común a todas las regiones. El consejero explica que la Alta Inspección ya garantiza la homogeneidad de la prueba

06 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Estudiantes de Bachillerato de media España están en pie de guerra. No entienden que haya 17 selectividades diferentes, una por comunidad autónoma, y un único distrito universitario. Denuncian diferentes niveles de dificultad en función del territorio, lo que -en teoría- penaliza a unos frente a otros a la hora de conseguir plaza en el grado deseado, sobre todo, en aquellos con una nota de corte más alta. Así que ahora que las competencias están plenamente asumidas por los Gobiernos regionales, los alumnos reclaman una selectividad única. Están convencidos de que es la única manera de garantiza la igualdad de oportunidades. El Principado no está de acuerdo. El consejero de Educación asturiano, Genaro Alonso, considera que ya hay un marco legal común que certifica la ecuanimidad. La normativa de aplicación de la EBAU -el nombre que ahora recibe la selectividad- es igual para todos y la Alta Inspección -el organismo del ministerio que en cada territorio vigila el cumplimiento de la ley- debe velar por su estricta aplicación. No obstante, Alonso entiende que siempre hay margen de mejora, por lo que es partidario de «explorar vías de coordinación sobre cómo aplicar los estándares de aprendizaje definidos por el Gobierno de España».

Esta tesis asturiana encaja con la del propio Ministerio de Educación. Su responsable, Isabel Celaá, a la vista del debate suscitado tanto este año como en los precedentes ha optado por formar un grupo de trabajo, del que integrarán el ministerio, las comunidades y las universidades y que tendrá como objetivo analizar si existen disfunciones y si el grado de dificultad está siendo diferente en función de las regiones. Celaá ha reconocido que se han detectado «algunas incidencias» que podrían demostrar la existencia de «algunas dificultades diferentes». Tampoco se ha mostrado partidaria de «una prueba exacta» para todos pues cada comunidad tiene sus competencias y en algunas materias se estudian cosas diferentes dentro de un mismo currículo.

Qué dice la Universidad

Santiago García Granda, el rector de la Universidad de Oviedo, la institución pública encargada de coordinar y desarrollar la prueba de acceso en Asturias, tampoco es partidario de la prueba única. Defiende el sistema actual y basa su argumento en la necesidad de respetar las peculiaridades de cada entorno. «Dentro de cada comunidad autónoma y de cada sistema universitario tenemos unas peculiaridades que afectan a nuestro entorno y, por lo tanto, me parece que lo que hay que intentar es que las pruebas tengan aproximadamente el mismo nivel de dificultad pero no tienen que ser las pruebas idénticas», ha explicado. Entiende que lo fundamental es mentener «el equilibrio entre pruebas» y rechaza regresar a los tiempos en los que había «una prueba centralizada». 

4.125 estudiantes asturianos terminan hoy, 6 de junio, la EBAU, cuyas siglas significan evaluación de bachillerato para el acceso a la universidad (EBAU). Los titulados de Bachillerato se está examinando de dos partes, una denominada de acceso, con asignaturas troncales, y otra de admisión, con materias relacionadas con la modalidad que han cursado y con el grado que quieren comenzar. La nota final de Bachillerato valdrá un 60% y la calificación media de estas pruebas un 40%. Todo este proceso es común a todo el país. Lo que difieren son los contenidos exactos, porque cada región desarrolla su propio currículum y el examen. En el Principado, Historia centra gran parte de las quejas. Señalan que esta asignatura es mucho más amplia, es decir tienen más contenido, que en otros territorios. En la Comunidad Valenciana, por ejemplo, las críticas las recibe Matemáticas, por el grado de dificultad y lo extenso de una prueba que había que resolver en apenas horas y media. 

El rector de la Universidad de Oviedo trata de ofrecer una mirada objetiva y nada alarmista. García Granda ha afirmado que el temario de Historia «está controlado» y espera unos resultados similares a cursos anteriores. esto supone que el índice de aprobados esté por encima del 90%. Asegura que la selectividad asturiano «no es de las más estrictas» pero sí reconoce que tiene, como todas, «dificultades». No es partidario, por tanto, de introducir cambios en esta parte del proceso de admisión pero sí más adelante. Una vez pasado ese corte, el rector considera que es necesario seguir mejorando la orientación para reducir el fracaso escolar universitario. Esa es su prioridad. Le preocupa más que cuatro de cada diez estudiantes que se presenta a la EBAU comience el examen su haber decidido de qué estudios matricularse. 

El consejero

La polémica que ha ido en incremento en los últimos años ha hecho que Genaro Alonso reconozca que «sería conveniente abrir una vía de análisis y reflexión sobre cómo llevar la prueba a la práctica en las distintas autonomías». Esto supone que tanto el Ministerio de Educación como los Gobiernos autonómicos tendría que «explorar vías de coordinación sobre cómo aplicar los estándares de aprendizaje definidos por el Gobierno de España». De manera práctica esto se traduciría en «acordar acotaciones o directrices de aplicación». Este planteamiento también está lejos, como en el caso del rector, de la prueba única.

Genaro Alonso recuerda que la ordenación y regulación de la EBAU la realiza el Ministerio de Educación y Formación Profesional, a través de una resolución que desarrolla tanto los contenidos como los estándares de aprendizaje a los que debe someterse el alumnado. Por eso precisa que EBAU ya única para todo el Estado, «en cuanto a sus elementos de contenido». Otra cosa diferente es cómo se aplica. Ahí es donde ha reconocido que hay margen para «establecer directrices que orienten a los alumnos», sin necesidad de modificar la normativa básica.