Pablo Junceda: «Nunca navego en solitario»

ASTURIAS

MARCOS MÍGUEZ

El director del Sabadell Gallego revela que sus dos pasiones son esquiar y navegar y que lo que peor se le da es mentir

06 dic 2019 . Actualizado a las 09:58 h.

Entra el escaso sol de diciembre en uno de los despachos de Pablo Junceda, (Oviedo, 1966). Estamos en la sede del banco en A Coruña, donde este hombre que divide su presencia entre Asturias y Galicia parece disfrutar de una entrevista con bajo perfil económico.

-Distinga bancario y banquero.

-Yo soy bancario y a mucha honra. El banquero es el dueño del banco y ocupa un despacho en una planta muy elevada. A los bancarios nos gusta ocupar la calle. Yo empecé en esto porque me gusta tratar con la gente; el buen bancario hace de catalizador de los sueños de la gente.

-Últimamente no es una profesión muy bien vista.

-En todas hay buena gente y menos buena gente. Lo que me duele es que, tras casi 30 años de profesión, hemos pagado justos por pecadores y que este sector en algún momento tuvo mucha participación de personas que no eran profesionales. Y aquí, la experiencia es algo más que un grado. Mi primer jefe me lo dijo: «En la banca no hay atajos».

-¿Viene otra crisis?

-Los datos macro nos dicen que es muy previsible una ralentización. También que la economía y las empresas en nuestro país están más preparadas. Son más eficientes y han mejorado en la exportación.

-Imaginemos que tengo cinco mil euros para invertir. ¿Podría darme un consejo?

-Si tiene vocación empresarial, le animo a tratar de ponerla en marcha. Decía mi abuela que vale más onza de trato que libra de trabajo. Y si no tiene esa vocación, le diría que trajera el dinero al Sabadell Gallego.

-Ja, ja.

-¿Pensaba que le iba a decir otra cosa?

-Tiene razón. Dígame, ¿cómo era de pequeño?

-Muy aplicado, muy estudioso y... discreto. Yo soy el quinto de siete hermanos y ya sabe lo que dice el refrán, que no hay quinto malo.

-Ser el quinto de siete, ¿qué significa, que te dan más caña, que te abren camino...?

-Fueron grandísimos aconsejadores. Igual que yo he tratado de serlo para mis dos hermanos pequeños. A lo largo de la vida se equilibra esa posición y esa labor de aconsejador se reparte muy bien.

-¿Se juntan todos en Nochebuena?

-No, nos tenemos que repartir.

-¿Cuál era su juguete favorito?

-Un robot. Lo recuerdo perfectamente. Con el paso del tiempo, a veces miro por Internet a ver si en alguna página puedo encontrar aquel robot.

Pinto & Chinto

-Da clase en la Universidad.

-Sí. Y disfruto muchísimo. Procuro acercar el mundo real a mis alumnos, en el derecho mercantil y el mundo de la empresa. Rejuvenece mucho.

-He leído que le gusta navegar.

-Mucho. Yo tengo dos grandes pasiones: navegar y esquiar. Me relajan muchísimo. Se lo recomiendo. Tanto en la montaña como en el mar te das cuenta de lo pequeño que eres.

-Los que navegan son muy amantes de lo suyo.

-Alejarte de la costa, mirarla y saber que si te alejas un poco más la haces desaparecer, es una sensación muy especial. Cuando he tenido que pensar una cosa importante en mi vida ha sido siempre dentro del mar.

-El mar le ayuda a tomar las decisiones importantes.

-Las decisiones importantes hay que tomarlas con tranquilidad y en un sitio donde te sientas tú mismo.

-¿Navega en solitario?

-Nunca navego en solitario. Es mucho más seguro navegar en compañía.

-¿Alguna vez pasó un apuro en el mar?

-Sí, he pasado apuros porque el Cantábrico, que es donde yo navego, es un mar que tiene a veces cambios muy imprevistos. Recuerdo una vez desde Ribadeo hasta Navia con dificultades. Fue una nordestada fuerte que me lo hizo pasar mal. Bien es cierto que me lo tragué yo, porque iba con gente que no sabía demasiado de mar. Sí, lo pasé mal.

-¿Qué más le gusta hacer?

-Leer. Y la pintura.

-¿Pinta?

-No. Ni lo he intentado. Me gusta contemplarla.

-Dígame una pintura que haya visto en Galicia y le haya impresionado.

-A derradeira leición do mestre, de Castelao. Refleja muchísimas cosas. Me encantaría que estuviera para siempre en Galicia. La verdad es que los iconos lo son por algo.

-¿Celta o Dépor?

-Soy muy poco futbolero y me cuesta mucho responder a eso, porque conozco al presidente anterior del Deportivo y al actual del Celta. Aprecio a los dos.

-Se lo pondré más fácil: ¿Oviedo o Sporting?

-Oviedo. Porque fue allí donde me nacieron.

-¿Qué diferencia a un gallego de un asturiano?

-El asturiano es un poco más grandón, en el sentido de que es más extrovertido. Yo tengo raíces en Navia y en Viveiro.

-Autodefínase.

-Soy profundamente leal, muy trabajador y muy tozudo.

-¿Le gusta bailar?

-Las lentas.

-¿Sabe perder el tiempo, no hacer nada?

-Suspiro por poder hacerlo algún día.

-Los regalos de Navidad, ¿los compra usted o los encarga?

-Los compro personalmente.

-¿Ya los tiene pensados?

-Sí, sí. Es que se me juntan los regalos de Navidad con el santo de mi mujer y de mi suegra, que se llaman igual. De todos modos, cuando tienes hijos de cierta edad, empiezan ya a pensar por tí. Y los regalos es una de las cosas que empiezan a pensar ya muy autónomamente.

-¿Cuál fue el último sitio al que viajó por placer?

-A Baiona. Pasamos un magnífico fin de semana.

-¿Qué se le da mal?

-Mentir.

-Una canción.

-Vuela alto. Por Tamara o Julio Iglesias. Me gustan las canciones con mensaje.

-¿Qué es lo más importante en la vida?

-Ser buena gente. Es lo más bonito que pueden decir de ti en tu funeral.

-¿Piensa en la muerte?

-No demasiado. Igual lo hago el día que tenga tiempo.