El mapa de las áreas inundables en Asturias se extiende

Susana D. Machargo

ASTURIAS

Inundaciones al desbordarse el río Nalón en Las Inmediaciones de Laviana(Asturias)
Inundaciones al desbordarse el río Nalón en Las Inmediaciones de Laviana(Asturias) José Luis Cereijido

La Confederación Hidrográfica concluirá este mes el proceso de renovación de las zonas de riesgo y de la cartografía de superficie afectada. El siguiente paso consistirá en proponer nuevos planes de gestión

02 ene 2020 . Actualizado a las 20:18 h.

«Es un proceso vivo». Así resume Jorge Antonio Rodríguez, el comisario adjunto de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC), el modo en el que se trabaja con los Planes de Gestión del Riesgo de Inundación. Este organismo afronta los últimos pasos de una actualización que ha servido para identificar nuevas áreas en las que el agua desbordada puede causar graves problemas y también para renovar la cartografía. Ambos pasos han supuesto un incremento de la superficie que podría verse afectada por las riadas. La previsión es que en enero toda la tramitación burocrática haya concluido y que se pase al siguiente escalón, que consistirá en elaborar nuevos planes de gestión con medidas estructurales y no estructurales.

Ya se puede avanzar que las zonas de riesgo significativo de inundación en el Principado han pasado de 74 a 76. Las dos nuevas que se han incorporado son la de la cuenca del Narcea, con los ríos Narcea y Naviego y también la del Raíces, en el entorno de Salinas. Jorge Antonio Rodríguez explica que para adoptar esta decisión se analiza multitud de información. Se recurre a la tecnología, se comparan los datos de episodios recientes de riadas, se aplican las evidencias científicas. En este caso, se ha visto la necesidad de añadir dos áreas más a las ya existentes.

En paralelo se ha estado trabajando en una revisión y mejora de la cartografía, es decir, de la superficie que se puede ver anegadas dentro de esas 76 zonas de riesgo. El comisario adjunto de Aguas reconoce que también se han ampliado las hectáreas en riesgo. No quiere cuantificar ese suelo con exactitudhasta que no esté cerrado pero precisa que no se trata de un número de hectáreas muy elevado. Una de las zonas en las que se ha ampliado es en la que limita con la ría del Eo. «Se ha visto la necesidad de mejorar la cartografía ya existente», señala.

¿Quiere esto decir que en Asturias solo hay 76 puntos en los que los ríos puedes desbordarse y provocar riadas? Jorge Antonio Rodríguez explica que no es así de sencillo. Lo que hacen en la Confederación Hidrográfica es determinar aquellos puntos en los que el riesgo es más elevado porque hay núcleos de población, equipamientos públicos como geriátricos, hospitales o colegios, patrimonio arquitectónico de interés, suelo de gran valor medio ambiental... Cuando confluyen alguno de estos factores, entonces se declara una zona de riesgo. Se analizan aspectos que van del uso del terreno a la existencia de viviendas o de núcleos de población. Luego se miran los umbrales para determinar tanto las prealertas como las alertas.

Las cartografías ayudan a conocer el daño que el agua puede causar sobre el terreno, cómo puede extenderse, hasta dónde puede llegar. Los mapas son un instrumento básico para la posterior planificación de los planes de gestión. Ese será el siguiente paso, el que se comenzará a dar después del mes de enero. En este punto hay más elementos a tener en cuanta. No basta con los conocimientos técnicos. Cada comunidad autónoma tiene sus propias competencias y la CHC debe tenerlas en cuenta a la hora de planificar.

Las áreas de riesgo tienen cuatro niveles de prioridad en función de su situación. En el Principado, de acuerdo a esos criterios se priorizó la redacción de proyecto concretos para Arriondas, Vegadeo y Trubia. Los dos primeros ya están redactados. Ahora se está con el de Trubia. El comisario adjunto de Aguas explica que en 2020 seguirán con el resto, de acuerdo a ese orden preestablecido. Después habrá que pensar en más y tener en cuenta esas dos nuevas zonas de riesgo detectadas. La actualización de los planes de gestión tendrá que estar lista para diciembre de 2021.

La política de prevención tiene otro pilar importante, que son los denominados sistemas de ayuda a la decisión (SAD), incluidos dentro de los diferentes planes hidrológicos. Esto supone utilizar la tecnología para ver la situación en un determinado momento, analizar cómo puede evolucionar y adoptar decisiones para que una posible inundación cause los menos daños posibles. La idea es reducir el tiempo de respuesta para ofrecer siempre mayor seguridad. La Confederación del Cantábrico tiene su mirada puesto en la del Ebro, aunque ambas cuencas son muy diferentes.

La cuenca del Ebro cuenta con un único curso de gran longitud y con una moderna tecnología. La suma de estos factores permite adelantar decisiones. La cuenca asturiana está repleta de cauces diferentes, cortos y rápidos donde el tiempo de respuesta tiene que ser más rápido. Sin embargo, Jorge Antonio Rodríguez explica que se va a revisar el modelo de pronóstico y que se va a tratar de imitar al Ebro en aquello en lo que sea posible.