La paradoja de la descarbonización: cierran las térmicas mientras crece la compra a Marruecos de electricidad de carbón

ASTURIAS

Central térmica de Lada
Central térmica de Lada

Las importaciones de energía producida en el país vecino aumentaron el 600% el año pasado

08 feb 2020 . Actualizado a las 15:59 h.

El proceso de descarbonización es imparable en España. El nuevo gobierno de Pedro Sánchez se ha marcado como uno de sus principales objetivos impulsar la transición ecológica y como medida concreta, una vez consumado el fin de las minas de carbón, eso se ha traducido en el cierre programado de las centrales térmicas españolas, entre ellas las asturianas. Sin embargo, todo este proceso incluye una serie de contradicciones. La más llamativa, el aumento de compra a Marruecos de electricidad generada con carbón. En 2019, estas importaciones se dispararon un 600% y la tendencia es al alza. El motivo es que esa energía generada en el país vecino, que es más contaminante, entra en el mercado nacional sin ser penalizada por los costes del CO2.

Los datos del Operador del Mercado Ibérico de la Electricidad (Omie) son elocuentes. La importación de energía procedente de Marruecos creció un 485% en 2019, hasta alcanzar los 1.053 gigavatios por hora (GWh). Esto se traduce en 53 millones en el mercado eléctrico español, cantidad que supone un 656% más que el año anterior. En ese mismo periodo las exportaciones descendieron un 93%, al pasar de 205 a 14 millones. Por primera vez en la historia, España le compró a Marruecos más energía de la que le vendió.

Este cambio de tendencia tiene dos explicaciones fundamentales. Por un lado, el descenso de la producción en España de este tipo de energía. Por otro, y según recoge elconomista.es, que en Marruecos han empezado a producir dos centrales térmicas de carbón cuya energía entra en el mercado nacional sin ser penalizada por los costes del CO2. Es decir, la energía generada en el país vecino no está sometida a la normativa europea de comercio de derechos de CO2.

Estas penalizaciones, que suponen sanciones para las industrias más contaminantes, están encaminadas a reducir las emisiones y son las que han provocado la pérdida de competitividad de las plantas españolas. De hecho, y aunque España ha aprovechado la situación, aquí se produce otra de las contradicciones. El Gobierno ha denunciado el problema en Bruselas para que se imponga un arancel a esta energía extracomunitaria para que las empresas europeas puedan competir en igualdad de condiciones.

La actividad minera ha quedado reducida en Asturias a la mínima expresión tras los últimos cierres de explotaciones y el proceso de descarbonización se completará con el fin de las térmicas. De las cuatro que tienen actividad en la región, la de Soto de la Barca (Naturgy) y la de Lada (Iberdrola) ya han anunciado su cierre. De momento, las que siguen, aunque con una generación menor con carbón, son las que EDP tiene en Soto de Ribera y en Aboño.