«Estamos hipotecados para el día de mañana»

Marcos Gutiérrez ASTURIAS

ASTURIAS

Eduardo González Castro, dueño del café Gales
Eduardo González Castro, dueño del café Gales

Eduardo González, dueño del café Gales de Gijón, cree que «muchos clientes van a tener miedo de volver a los bares» cuando termine el confinamiento

13 abr 2020 . Actualizado a las 09:31 h.

Eduardo González Castro es el dueño de la cafetería Gales, ubicada en la calle Torcuato Fernández Miranda de Gijón. Este hostelero es uno de los muchos representantes de un sector que se ha visto golpeado duramente por el COVID-19, por la declaración del estado de alarma y el consiguiente confinamiento. No solo ignora cuándo va a poder reabrir su negocio sino que, además, tampoco sabe si al hacerlo de nuevo los clientes responderán.

«Yo empecé en el Gales en otro local hace 21 años como camarero», explica. Recuerda que sus entonces jefes «se separaron y con 18 años me ofrecieron el negocio». Abrió la primera encarnación de su bar en el Parque del Gas, si bien tras un tiempo el local fue vendido. «Busqué otros, vi este y llevo aquí desde entonces», apunta.

El establecimiento «estaba bien, pero tenía una estética demasiado retro. Llevaba un par de años queriendo hacer una reforma». Este lavado de cara se terminó, en funesta sincronía, «quince días antes del cierre». «Cambié la fachada, toda la madera, la iluminación, el armario de fondo, la barra, toda la parte de abajo, arreglamos los baños, …», enumera.

«Quise aprovechar la reforma para, además de la clientela de desayunos, reforzar otras zonas horarias y otro público que no teníamos», explica. Destaca que «los primeros quince días se estaba consiguiendo» atraer a esa nueva clientela, pero ahora considera que todo ese esfuerzo «no valió para nada. Cuando volvamos a abrir ya no será novedad». De hecho, cree que «muchos clientes van a tener miedo de volver a los bares», si bien al principio los habrá que salgan del confinamiento «como miuras» a los locales de hostelería.

También considera que habrá «mucha gente que cambiará sus hábitos por miedo o no podérselo permitir». Cree que en la gestión de la pandemia «el gobierno tardó mucho y las medidas las fue tomando a trompicones». En su caso, lo repentino del cierre hizo que una gran cantidad de productos perecederos adquiridos para su bar se perdieran.

Este hostelero tuvo claro desde el principio que «los últimos en abrir íbamos a ser los bares y locales de hostelería». Considera que, en el mejor de los escenarios posibles, hasta «finales de mayo o primeros de junio» no podrán volver a abrir sus puertas y atender a los clientes.

«Prefiero que se abra con la gente tranquila y todo solucionado», confiesa. No obstante, admite que en el segmento del comercio en general «está la gente quemadísima. Ya no es que nos cierren y perdamos dinero, es que estamos hipotecados para el día de mañana».