«No queremos riesgos, busca otro alojamiento»: el cartel amenazante a un gijonés que trabaja en un súper

Juan M. Arribas

ASTURIAS

José Antonio y su pareja desempleada tienen un niño de dos años y medio

15 abr 2020 . Actualizado a las 17:11 h.

José Antonio es un gijonés que despacha hoy, como siempre, en la carnicería del hipermercado de Noia (A Coruña), el único con el que cuenta el pueblo. No es su mejor semana porque su familia lo ha pasado mal. Un anónimo a pie de puerta en el que les conminaban a dejar el piso que habitan causó desazón en su casa. A su mujer, embarazada de cinco meses, le entró el pánico. «¿Y si pasan a mayores?, ¿y si nos molestan estando nosotros solos?, ¿y si conocen nuestro coche?». Así las cosas, él no dudó en cuál era el paso a dar.

«Somos tus vecinos. Visto que trabajas en un supermercado. Y aquí vivimos muchas personas. No queremos riesgos. Por el bien de todos, busca otro lugar donde alojarte mientras dura» la pandemia. Era un anónimo escrito en mayúsculas. Este gijonés preguntó en las otras viviendas y la respuesta que obtuvo fue la mejor para ellos. No solamente ocurrió que nadie reconociese la autoría: también reprobaron lo que les había sucedido y enviaron mensajes de aliento. Varios de ellos también son profesiones imprescindibles y están en activo.

«Dos dedos de frente para no estigmatizar servicios esenciales», es ahora la voz unánime de esta comunidad. José Antonio sabe que los buenos, son los más, pero que los malos hacen mucho ruido. El contenido es idéntico al que recogió el hijo de 10 años de Miriam, una cajera de Cartagena. Ese pequeño sollozó.

José Antonio y su pareja, desempleada, tienen un niño de dos años y medio. Por suerte, no fue consciente de lo ocurrido. Sigue hecho un revoltijo y se pega a la pernera de su progenitor cada vez que él se dispone a abandonar el hogar para cumplir, también en cuarentena, con su cometido profesional. «Está muy hiperactivo. Mi madre, que vive en esta villa pero en otra casa, no se lo cree. Nos recuerda que antes era muy tranquilo», cuenta a Efe emocionado.

Una vecina, con iniciales R.V.L., le pidió permiso a José Antonio para denunciar este caso en las redes sociales. Y colgó en Facebook una imagen del cartel, que a los pocos minutos recibió más de un centenar de comentarios. En declaraciones a La Voz, esta mujer mostró su indignación por lo ocurrido y explicó cómo es la comunidad de vecinos en la que viven: «No puedo entender que hayan escrito eso. Es bochornoso y vergonzoso. Yo le mostré todo mi apoyo a mi vecino. No puedo creer que vivamos con personas que piensan de esa manera, no pueden ser buenas personas. Se trata de un edificio de tres plantas con unos 16 vecinos. Y la verdad no me esperaba esta reacción, es algo increíble. Yo, desde luego, apoyo a mi vecino y le agradezco que siga haciendo su trabajo», manifestó.

José Antonio quiere que su voz se escuche para que la mezquindad no campe a sus anchas. Incluso, se permite un guiño irónico: «Si el autor, o autores, están tan preocupados, no deberían saltarse el confinamiento para ir dejando notas en las puertas de las casas». Al menos él hace esfuerzos denodados por la higiene, a diario, que incluyen evitar en todo lo posible las zonas comunes. «Nuestra labor es imprescindible. Y ya no digamos la de los médicos, que también se ven en estas», sostiene el carnicero.