El enfermero jubilado que volvió al tajo para batallar contra el coronavirus

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

Humberto Cienfuegos.
Humberto Cienfuegos. Carmen Liedo

Humberto Cienfuegos asegura que es «una satisfacción» volver a ejercer ahora que la sociedad necesita profesionales sanitarios. «No valoré el riesgo de tener una cierta edad, sólo pensé que no tenía sentido quedarme en casa»

24 abr 2020 . Actualizado a las 13:43 h.

Después de 41 años ejerciendo la enfermería, Humberto Cienfuegos disfrutaba desde hace algo más de un año de su merecida jubilación. Hasta que el COVID-19 llegó para alterar el ritmo de nuestras vidas, amenazar la salud de toda la sociedad y poner al límite a la sanidad pública tanto en recursos como en personal. Fue esto lo que hizo que este enfermero retirado recibiera una llamada del SESPA para conocer si estaría dispuesto a reincorporarse en caso de que se necesitara reforzar personal. «No tenía sentido quedarme en casa. Ahora que te necesitan ¿los dejas a un lado?», pregunta el mismo, quien añade que a la hora de sumarse a la lucha contra el coronavirus no valoró «el riesgo de tener una cierta edad» pese a que es un virus que ataca con mayor virulencia a las personas mayores. Así, con total disposición, la única puntualización que hizo cuando se le planteó destino fue que «las Urgencias del HUCA me iban a quedar muy largas», por lo que optó por integrarse en el Centro de Referencia para personas con Discapacidades Neurológicas (Credine) de Langreo. Allí lleva trabajando desde el pasado 3 de abril. 

Explica que en el Credine está ingresada gente que tiene síntomas del COVID-19 pero que no tienen un proceso complicado. En total se han habilitado tres módulos con 20 enfermos cada uno como «forma de dejar las plantas de los hospitales libres para otras patologías», una decisión que considera acertada en tanto que los pacientes «están en habitaciones individuales, con camas articuladas, su escritorio, etc… En definitiva, un sitio confortable» para recuperarse de un virus que, en su opinión, también ha generado «muchos bulos y mentiras».

Al servicio de los demás 

«Poco quieres a tu profesión si en un momento así no te pones al servicio de los demás», resalta Humberto Cienfuegos, que confiesa que pese a la jubilación «nunca te desligas del todo. Sigues leyendo y formándote, y cuidar no se olvida nunca», manifiesta este veterano enfermero. ¿Qué es lo más complicado para él a la hora de atender y afrontar el coronavirus? Pues que «esta profesión es muy humana y lo difícil es mantener la distancia» con los pacientes, sobre todo en una situación tan excepcional como esta en la que ni los propios familiares pueden acudir a visitarles. Pone como ejemplo el caso una paciente a la que se encontró «muy triste» cuando un día de la semana pasada acudió al Credine a hacer su turno de trabajo. «Hicimos una llamada a su familia y ese simple hecho la llenó de alegría», comenta satisfecho el mismo porque dice que no sólo le cambió el día a esa paciente, «nos cambiamos el día los dos», asevera. «La gente tiene que entender que somos humanos y que dependemos unos de los otros», añade.

Así, confiesa que llega a casa «rendido pero feliz de sentirme útil» y con plena satisfacción «de poder seguir desarrollando mi profesión», más si cabe cuando se trata de una crisis sanitaria excepcional. No obstante, él siente que ya pasó por otras epidemias importantes antes de jubilarse. Recuerda la tuberculosis que tanto se extendió en la década de los 70: «se detectaba después de tener al paciente tres o cuatro días en planta», o la meningitis meningocócica de los 8º u otras enfermedades víricas como el VIH, la gripe aviar o la gripe A. Ahora asegura que cuentan con equipos de protección: «tenemos dos EPIs completos por turno y el uniforme nos lo cambiamos todos los días». 

Al trabajo con la misma ilusión que cuando empezó

En su opinión, lo que más cuesta es adaptarse a esos equipos «por la incomodidad y porque pasas mucho calor», pero destaca sobre todo que cuando se incorporó al Credine «fui con la misma ilusión que la primera vez que pisé la planta de un hospital» porque «valoras el hecho de que te necesitan». A nivel personal apunta que quizá lo más complicado fue decirle a la familia que, haciendo un paréntesis en su jubilación, se sumaría a la lucha contra el COVID-19 haciendo lo que mejor sabe hacer: cuidar. «Mi mujer me dijo que no esperaba menos, pero a mi hija tarde tres días en decírselo». Un mensaje que ésta le dejó en redes sociales le colmó el ánimo: «en él me decía: Cuídate. Orgullosa de ti», cuenta con satisfacción por contar con el apoyo de quienes le rodean para no quedarse en casa ante esta emergencia sanitaria. 

Y es que siente que puede ayudar mucho a pacientes y a compañeros y compañeras que se acaban de titular y se enfrentan a una enfermedad de tal magnitud. «Yo les aconsejo que acudan a trabajar bien, con buena actitud… Yo voy con una sonrisa, a ayudarles en todo lo que pueda, y ellos se apoyan en mí porque tengo la experiencia».

A pesar de todo lo malo que ha supuesto el coronavirus, entiende que dejará una enseñanza positiva. «Nos va a servir para darnos cuenta de que dependemos todos de todos y para que tengamos conciencia de sociedad».