«Esto empieza a dar vida al barrio, era muy triste ver las calles vacías»

Marcos Gutiérrez GIJÓN

ASTURIAS

Eduardo González, propietario del café Galés, sirve unos cafés a unas clientas en su terraza
Eduardo González, propietario del café Galés, sirve unos cafés a unas clientas en su terraza Marcos Gutiérrez

Las terrazas comienzan a abrir, aún a medio gas, para recuperar el pulso del día a día. Eduardo González, dueño del café Gales de Gijón, explica a La Voz de Asturias sus sensaciones en la reapertura

11 may 2020 . Actualizado a las 11:13 h.

Como desperezándose poco a poco de un mal sueño, Gijón va recuperando palmo a palmo el terreno que la COVID-19 había conquistado. Algunas terrazas de establecimientos de hostelería han abierto hoy, con las limitaciones de mesas y distanciamiento social obvias, más para recobrar el pulso del día a día que para compensar lo perdido durante el confinamiento. Los propietarios de bares y cafeterías saben que, al menos hasta que no se permita a los clientes acceder al interior de los locales, abrir equivale a perder lo menos posible o a cubrir gastos en el mejor de los escenarios.

Uno de los hosteleros que se ha atrevido a poner su terraza desde hoy lunes es Eduardo González, del gijonés café Gales, situado en la calle Torcuato Fernández Miranda. Finalmente han sido tres las mesas que ha dispuesto en la terraza situada frente a su local. Hoy está siendo un día duro de preparación de pinchos (debidamente dispuestos tras una mampara ad hoc), cafés y bocadillos mascarilla y guantes en ristre que, sin embargo, está viéndose compensado por la respuesta de los vecinos.

Reconoce que vuelve a ponerse en marcha «con  mucha ilusión, sabiendo, eso sí, que vamos a tener pérdidas igualmente, pero por lo menos volvemos a tener contacto con los vecinos y clientes habituales». Y es que no duda en admitir que «había ganas de volver a la normalidad».

En la terraza del café Gales «tenía derecho a seis mesas, si bien estuvimos haciendo un esquema para poder separarlas correctamente los dos metros», por lo que ha dispuesto finalmente «tres mesas para arrancar». Se alegra especialmente de que «la gente está muy bien y se muestra muy agradecida. Estoy encantado porque los vecinos están muy contentos y vienen aunque sea a visitar».

No obstante es consciente que los locales que puedan abrir sus terrazas en la fase 1 lo hacen sabiendo que no va a haber ganancia económica. «Esto es una puesta a punto para empezar a ver a la gente», resalta. Su horario es «de momento de 8 a 13 y de 19 a 23, pero la idea es cambiarlo según los días». Mientras limpia y desinfecta la mesa y sillas de un cliente que acaba de marcharse una sonrisa se adivina en su rostro tras la mascarilla. «Esto empieza a dar vida al barrio, era muy triste ver las calles vacías», celebra.