Los «tapados» del coronavirus en Asturias

Susana D. Machargo

ASTURIAS

Técnicos sanitarios del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), trabajan en el interior de la cabina de seguridad del laboratorio de virología de este centro de referencia del Principado
Técnicos sanitarios del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), trabajan en el interior de la cabina de seguridad del laboratorio de virología de este centro de referencia del Principado J.L. Cereijido

Un grupo de pacientes da resultados negativos en las PCR pero luego desarrolla anticuerpos. Epidemiología reconoce que pueden ser transmisores. Un informe revela todas las etapas del COVID en la región y cómo al principio se comportó de manera más virulenta

03 jul 2020 . Actualizado a las 15:17 h.

Hay un grupo de pacientes con todos los síntomas de haber sido infectados por el nuevo coronavirus que dan negativo una, dos y hasta tres veces en la prueba PCR, la más fiable de las que se realizan en estos momentos en el mundo y en la que el Laboratorio de Virología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) es un referente. Lo curioso es que después esos mismos pacientes dan positivo en las pruebas serológicas, es decir, su organismo ha desarrollado anticuerpos, algo que sucede si han superado el COVID-19. Estos son los enfermos que ahora mismo más preocupan al Servicio de Vigilancia Epidemiológica del Principado, ya que pueden ser transmisores de la enfermedad. El director del observatorio de la Salud, Mario Margolles, explica que este tipo de perfiles fueron especialmente peligrosos en el mes de marzo, cuando todavía no se habían desarrollado las pruebas serológicas y eran incapaces de determinar si esos sospechosos eran o no positivos. Calculan que eso pudo suceder en un 3% de los casos. A día de hoy sí que se realizan pruebas en sangre que determinan la carga viral, lo que supone un alivio. Las medidas de aislamiento en los casos sospechosos son fundamentales en estos perfiles. No obstante, los expertos reconocen que todavía queda mucho por saber de ese nuevo coronavirus.

Esta es una sombra compartida en todo el mundo que no parece enturbiar la capacidad diagnóstica regional. «Asturias es ejemplo brillante», califica el propio Margolles. Explica que el número de pruebas realizadas, en proporción, implica que han realizado el test a uno de cada cinco asturianos. «En estos momentos, solo nos supera Dinamarca. Alemania y España hicieron la mitad. La media de la Unión Europea es un tercio», comenta. El 59% de los análisis, además, son por PCR, el más valido porque es el que sirve para detectar si la persona estaba enferma o no y si tenía capacidad de contagiar. También están los test serológicos que, ahora, son los más relevantes, porque son los que revelan si una persona porta el virus y si estuvo afectada en algún momento. Esto es importante de cara al otoño y a una segunda posible oleada.

Estos fueron algunos de los temas que se abordaron en la presentación del informe del coronavirus en Asturias, a fecha 1 de julio de 2020, con todos los datos recogidos desde hace más de cuatro meses, y cuyo primer firmante es precisamente Margolles, que ha estado acompañado del director general de Salud Pública, Rafael Cofiño. El responsable de Salud Pública considera que en todo este tiempo se «han cumplido los objetivos de contener los datos de incidencia, facilitar la asistencia sanitaria y proteger a los más vulnerables». Reconoce que el hecho de que no se haya detectado ni un positivo desde el pasado 11 de junio es algo «alentador». Pero ha sido cauto. «Quedan semanas críticas de mucho trabajo y esfuerzo. No queremos ser triunfalistas», ha precisado.

 El final de la primera ola

La Consejería de Salud presenta este informe en un momento en el que considera que se ha llegado «al final primera ola epidémica», aunque es consciente de que puede haber nuevos casos y nuevos brotes. Los datos generales son conocidos. Aplicando los mismos criterios que recoge el Ministerio de Sanidad, Asturias ha detectado 2.435 positivos con pruebas PRC, de los que 1.117 han requerido de ingreso hospitalario. De esos 129 necesitaron soporte vital en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). «Es una proporción pequeña pero relevante», ha reconocido Margolles. Esto son los datos confirmados pero la estimación de casos, de acuerdo con los estudios epidemiológicos y la información recabada, puede llegar a los 16.000 infectados, de los que la mayoría ni se ha enterado, porque han sido asintomáticos. En cuanto a los fallecimientos, la cifra -a 1 de julio, era de 225. «Un solo fallecimiento ya es mucho», precisa el autor del informe.

No obstante, si se ponen las cifras sobre un mapa y se compara al Principado con otros territorios, entonces la lectura puede ser positiva. Margolles ha ofrecido ejemplos. Asturias tiene el mismo grado afectación -tasa de casos en la población- que Alemania y la mitad de la morbilidad y mortalidad que España. En el Reino Unido, la mortalidad está siendo tres veces superior. La mitad que España en mortalidad o morbilidad. Madrid ha tenido cinco veces más casos en tasa. «Lo nuestro ha sido grave pero en otros sitios ha sido catastrófico», puntualiza Margolles.

«Dentro de esta epidemia he vivido dos o tres películas diferentes». Nuevamente, Margolles utiliza este símil cinematográfico para contar cómo ha sido la evolución del coronavirus. La primera etapa fue «explosiva», según sus propias palabras. Con esto quiere decir que un positivo podía transmitir a muchos contactos, de manera masiva, en población joven que, además, desarrollaba cuadros agudos, con neumologías de rápida evolución que generaba mucha mortalidad. Esos eran los cuadros clínicos que se observaron en el mes de marzo. En 10 o 12 días, podía provocar el fallecimiento. La película de abril fue más pausada. La extensión era más paulatina, en personas de mayor edad, con gran incidencia en la mortalidad pero después de una evolución mucho más lenta, de 40 y hasta 50 días. Los cuadros clínicos no eran tan agudos desde el primer día. Desde mayo son pacientes con una carga viral mucho menos elevada, por lo que hay menos transmisión comunitaria, y con una evolución igual de lenta. 

Esto ha implicado cambios en los perfiles de los propios pacientes. Al principio, hubo más casos en mujeres que en hombres pero había más hombres ingresados y fallecidos. Ahora se registran más decesos en mujeres. Margolles señala que tiene una explicación sencilla. La edad media de los fallecidos es ahora superior a hace unos meses. En Asturias, con más de 90 años, hay cuatro mujeres por cada hombre. 

Muchas epidemias en una

Ahora que la fotografía es más amplia, el director del Observatorio reconoce que ha visto varias epidemias en una y que no le gustaría volver a vivir la de marzo, aquella más explosiva, de cuadros graves, rápida evolución y mayor transmisión comunitaria. Los picos diarios de casos confirmados se registraron durante la última semana del mes de marzo. Es misma fecha coincidió con el incremento de los ingresos hospitalarios, que fue n paralelo, y con el incremento de uso de camas en las UCI. El techo en los fallecimientos se produjo 15 días después. La mayor mortalidad diaria en Asturias se confirmó en la primera quincena de abril. Hubo algún día de hasta 16 decesos. En cuanto a la presión asistencial, en el periodo de máxima actividad hubo hasta 70 ingresos hospitalarios diarios en planta y 10 en UCI. Tras los malos datos, llegaron los buenos. El informe recoge que la recuperación también tuvo un buen ritmo y se llegaron a dar hasta 120 altas epidemiológicas diarias.

La extensión de la epidemia sobre el territorio no fue uniforme. Los grandes polos de atracción y de población son los que sufrieron más casos. En tasas tanto el área sanitaria IV (Oviedo)  y VIII (Langreo) son las que han detectado más positivos. No obstante, la evolución también ha sido desigual. Al principio se concentró en el área III (Avilés) y Oviedo. Los últimos se centraban en la V (Gijón). Si se baja al nivel de los concejos, los más afectados son aquellos en los que se asientan residencias de mayores con brotes, sobre todo al inicio, en los meses mes de marzo y abril. Esto sucedió, por ejemplo, en Grado, Pravia, Candamo, Castrillón, Salas o Gijón. «Cuando el virus entró en una residencia se distribuyó rápidamente por dentro», reconoce Margolles.