La difícil vuelta a clase en el instituto más saturado de Asturias

ASTURIAS

El instituto de Secundaria de La Corredoria (Oviedo)
El instituto de Secundaria de La Corredoria (Oviedo)

El director del Instituto de La Corredoria explica las dificultades que tiene el centro para garantizar las medidas de distancia social en el inicio de curso

24 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Llueve sobre mojado en el IES de La Corredoria de Oviedo. El centro, el más masificado de Asturias, ya tenía dificultades para acoger a todos sus alumnos antes de la pandemia del coronavirus, por lo que ahora la situación es todavía más complicada. El Principado mantiene su intención de que la vuelta a las aulas sea presencial, pero la evolución de los datos en las últimas semanas ha provocado que se abra ahora la opción de un modelo mixto -con alternancia de asistencia a las aulas y clases telemáticas-. La evolución epidemiológica de las próximas jornadas será clave para tomar la decisión definitiva. Mientras tanto, Francisco de Asís Fernández, director del instituto, hace malabarismos para ultimar un protocolo para el que, asegura, le falta información por parte de la Consejería de Educación.

Antes de que el mundo cambiase radicalmente en el mes de marzo, y a la espera de que se construya el nuevo instituto en el barrio, en el IES de La Corredoria ya se planteaban medidas para aliviar la saturación del edificio. Se barajaban opciones como ordenar los tráficos en los pasillos, escalonar entradas y salidas e, incluso, un turno de tarde. Ahora, a la hora de aplicar las nuevas reglas de juego, es necesario conocer el punto de partida. Según Héctor Castrillo, uno de los portavoces de la Plataforma de Afectados por el nuevo IES de La Corredoria, «este año vuelve a incrementarse el alumnado, con más de 950 estudiantes, y hay una plantilla de profesorado de 150». A estas cifras hay que sumar el personal de administración, por lo que, asegura, «nos acercamos a una población diaria en el centro de 1200 personas en un espacio diseñado para la mitad». Con esta premisa, garantizar la distancia de seguridad parece una utopía.

El director del IES analiza las complicaciones a las que se enfrentan. «Tenemos varios escenarios previstos y nosotros apostamos por la externalización de espacios para compatibilizar el derecho a la educación de calidad con el derecho a la salud». Respecto al turno de tarde o una potencial proyección de jornada, De Asís Fernandez considera que «sería un instrumento útil en la prevención de la Covid-19, pero supondría un importante costo en lo que a la compatibilidad de la vida familiar y laboral se refiere», ya que, sostiene, «muchos alumnos perderían actividades extraescolares, deportivas... Por otro lado, muchos de los padres y madres tienen trabajos con jornadas largas y flexibles que les dificultan la organización de la vida en común». El director también argumenta que desde un punto de vista corporativo «la plantilla de profesores, en la que hay muchos padres, preferiría un turno de mañana, pero con las condiciones de seguridad que merece todo profesional».

El responsable del instituto aclara que, hasta ahora, no se había utilizado el polideportivo o el salón de actos como aulas. «Esa imagen forma parte de la «Leyenda Negra». El polideportivo tenía el uso que le es propio, vinculado a educación física, y el salón de actos no ha sido un aula más». Otra cosa es lo que pase a partir del inicio del nuevo curso. «Utilizando el conjunto de espacios, los alumnos podrían caber, pero la clave es caber en condiciones dignas», defiende.

En su opinión, «si hiciésemos múltiples aulas burbuja, aprovechando cada uno de los espacios disponibles, iríamos a un escenario precarizado, tanto desde el punto de vista preventivo como desde el punto de vista de la calidad docente». El docente argumenta su respuesta y asegura que «no podríamos garantizar el 1,5 metros de distancia y tendríamos que desmontar laboratorios, aulas específicas, talleres, reducir al máximo la optatividad. En definitiva, empobrecería mucho el proceso de enseñanza- aprendizaje».

Espacios libres 

Fernández de Asís explica que «con grupos de 15 alumnos en todos los niveles no tendríamos espacios ni transformando los vestuarios del polideportivo», y precisa que «el IES La Corredoria tiene ya ratios bajas en los primeros niveles de la ESO, pero si queremos mantener ratios bajas en el resto, necesitaremos más espacio y más personal». «A día de hoy, tenemos poco de donde sacar», insiste, y precisa que «contamos con el salón de actos, la cafetería, la biblioteca, también pueden desmontarse todos los laboratorios... pero el peaje a pagar en términos de prevención y de calidad docente pueden ser muy altos».

Cuando Educación presentó en el mes de julio su plan de vuelta a las aulas, explicó que todos los centros, con unas pocas excepciones en Oviedo y Gijón, podían aumentar la distancia de seguridad utilizando todos sus espacios y convirtiéndolos en aulas. Cabría pensar que el IES de La Corredoria, el más saturado de la región, sería uno de los que necesitase nuevos espacios, pero el director del centro asegura que «no hemos recibido ninguna propuesta» de cesión de espacio ni por parte del Ayuntamiento de Oviedo ni del Principado. «Es una pena», asevera el responsable del instituto, quien añade que «solo se nos ha sugerido desde el ayuntamiento la posibilidad de ceder espacios (no se sabe cuáles ni dónde) para que la administración regional construyese un campamento con aulas de campaña. Ese campamento tendría muchos problemas logísticos en lo que a desinfección, calefacción, perímetro de seguridad y problemas de desplazamiento del profesorado se refiere». Además, considera que a esos problemas se suma «un importante desembolso por parte de la administración regional». 

Diversas opciones

Desde las asociaciones del barrio y el desde el IES han valorado múltiples opciones hasta la fecha y se han hecho sondeos para poder externalizar «niveles burbuja» a infraestructuras municipales y dependientes del estado central pero, defiende el director, «por desgracia nos hemos chocado con limitaciones presupuestarias y poca proactividad. Cientos de horas de planificación buscando espacios, calculando números de alumnos, horarios, medidas de seguridad, etc han sido desechadas bien con un «no» o bien con desinterés». «La sensación es que no formamos parte de la ‘agenda’», critica.

Los cálculos que han hecho en el centro, si el objetivo es mantener una sola jornada continua diurna para poder compatibilizar la vida familiar y laboral en condiciones de seguridad para toda la comunidad educativa, son que harían falta 15 aulas. «Según nuestro último cálculo, en donde contábamos con presencialidad total, metro y medio de distancia y cursos burbuja de 20 alumnos, este sería el mejor escenario», explica.

En cuanto al número de profesores necesarios en el centro, el director afirma que la incertidumbre que rodea al inicio de curso provoca que no puedan fijar un cifra exacta.

Padres y plataforma

Fernández de Asís señala que desde el centro mantienen una relación «fluida y constructiva» con la plataforma que defiende la construcción del nuevo instituto y con la asociación de padres y madres. El director destaca «el trabajo desarrollado por el AMPA y por todas las asociaciones.

En cuanto a la impresión general sobre el inminente inicio de curso, el director subraya dos ideas fundamentales. Por un lado, que «la comunidad educativa está aprisionada en una tenaza en donde se le obliga a elegir entre el derecho a la educación y el derecho a la salud. Dentro de la comunidad educativa, muchos compañeros profesores quieren cumplir con su deber y hacer su trabajo lo mejor posible, pero con derecho a hacerlo de manera segura.

Por otro lado, el responsable del instituto defiende que «el código postal no debería ser un factor de riesgo en relación a la Covid -19 y que el código postal no debería ser tampoco un factor de desigualdad en materia educativa. Aquellos lugares que más sufren las consecuencias de la crisis económica, social y epidemiológica, deberían ser especialmente atendidas por un estado proactivo en el S XXI».