Las academias de Asturias se ven desamparadas por la ley en la vuelta a las clases

Marcos Gutiérrez ASTURIAS

ASTURIAS

Parte del equipo de las academias Antares
Parte del equipo de las academias Antares

«Nos sentimos al margen de ese marco legal, pero con toda la responsabilidad», lamentan profesores y responsables de centros de estudios del Principado

02 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Más que los gobiernos autonómicos y los responsables de Educación, este año en la sociedad manda la COVID 19 y su evolución. Hace pocos días el Principado anunciaba que las clases empezarán el 22 de septiembre en Infantil y Primaria; el 28 en Secundaria; el 29 en Bachillerato y el 30 de septiembre para los alumnos de FP.

El retraso del comienzo del curso académico en Primaria y Secundaria también ha afectado a la programación de las academias y centros de estudio privados, que se afanan estos días por prepararlo todo de cara al nuevo escenario, no solo desde el punto de vista organizativo, sino también en lo que respecta a la seguridad. Incertidumbre y una cierta percepción de abandono por parte de las autoridades educativas regionales son las sensaciones que proliferan entre los profesionales.  

Incertidumbre en el sector

Liliana García-Riaño, gerente de la academia Antares, con sedes en Oviedo y El Entrego, explica que, en cierta medida, «se veía venir» el retraso en el inicio del curso. «Nosotros tenemos prácticamente un pequeño colegio y creíamos que necesitábamos una regulación como la de la enseñanza reglada», explica. En este sentido, destaca que la posibilidad de contagio en un centro de estudios no reglado «podría ser peor que no abrir».

Durante el confinamiento, el centro continuó atendiendo online a los alumnos y «cuando el 19 de junio se dieron anuncios más claros ya teníamos el verano encima, por lo que no veíamos la opción de cómo organizarnos» y, por tanto, decidieron esperar a septiembre para reabrir sus puertas. Cree que a su sector «no le viene muy bien retrasar la fecha de comienzo de las clases, ya que hay un importante núcleo de estudiantes que empieza siempre hacia el 15 de septiembre y ese cupo de alumnos este año va a ser menor».

La sensación que impera en el sector es de «incertidumbre» ante cómo se van a desarrollar las primeras semanas o meses de clase. Considera que a las academias y centros de estudios se las ha dejado desde las autoridades educativas y sanitarias ligeramente a su suerte, en el sentido de que «si hay entre tres y cuatro alumnos contagiados en un centro reglado se hablaría de un brote, pero a título privado la decisión está en ti y no es algo sencillo. En nuestro caso, el posible cierre de un centro no nos afecta porque los alumnos pueden seguir yendo a otro».

Normalmente en cada una de sus academias dan clase a unos «120 alumnos cada año». En lo que respecta a las ratios exigidas, la responsable de Antares resalta que, en su caso concreto, ya acogían «a ocho estudiantes por clase».

Cuentan también con varias aulas preparadas «para que los estudiantes de Bachillerato y ESO puedan repasar» más allá de las clases regladas. Cree, asimismo, que Internet ha llegado para quedarse en el segmento de la formación. «Nosotros este año ya iniciamos ese formato online. Estos meses de atrás tiramos de las herramientas que teníamos y ahora vamos a empezar con una plataforma más fácil de gestionar», indica. No obstante, no duda en valorar el hecho de ver «al alumno cara a cara, porque al final estableces una relación con el alumno, muchas veces más cercana que en un colegio».

Marco legal inexistente

Jessica Castaño, responsable del Centro de Estudios Astur de Gijón, reconoce que ya barruntaba que «tal y como estaban las cosas no se iba a poder comenzar». Cree que, pese a todo, «los datos empezarán a mejorar cuando la campaña turística termine». Lamenta que «los protocolos que se sacan no contemplan a los centros no reglados». «Nos sentimos al margen de ese marco legal, pero con toda la responsabilidad, porque tenemos profesores y alumnos también», añade.

Explica que sus protocolos de actuación se han elaborado «a base de leer y releer el BOPA». Cree que hubiera bastado con que Educación hubiera establecido la manera de que los centros no reglados «les presentásemos directrices y nos diesen el visto bueno», para comenzar el curso con menos zozobra. «Yo misma tuve que costearme mi PCR», reconoce.

Pese a lo dicho, destaca que «retomar la educación presencial es fundamental», pero no duda en afirmar que «los cuidados no empiezan y acaban en la puerta de una escuela o de una academia». Comenta que «la formación online ha llegado y se va a quedar», si bien «hay mucho alumnado que quiere ir a clases». «Dependiendo de las materias y los grupos de edad es más difícil la formación no presencial. Es una buena opción como apoyo y alternativa que vamos a seguir potenciando, pero no puede ser sustitutiva. Hay mucha gente que no tiene ordenador en casa, ¿qué puedes ofrecerles a ellos?», cuestiona.

En su centro se han implementado medidas tales como «instalar pantallas para separar mesas, mascarilla obligatoria, lavado de manos con gel hidroalcohólico, no acudir a clase con síntomas, toma de temperatura, distancia social, no juntar a más de cuatro alumnos, llevar a cabo salidas escalonadas,... también está prohibido compartir material y se van a crear grupos cerrados para evitar que el alumno rote».

Labor de refuerzo

Salvador Peralta es el responsable de la Academia La Fresneda, ubicada en la urbanización sierense de la que toma su nombre. «En principio, teníamos pensado abrir entre el 10 y el 15 de septiembre, contando con que los colegios empezaran entre el 7 y el 9, pero ahora se retrasó», señala. «No obstante, trataremos de abrir ya», añade.

Y es que cree que «los niños tienen que ponerse muy al día», por lo que van a proceder a «abrir también por las mañanas para que gente que tenga que hacer el curso semipresencial tenga la opción de conectarse en el aula». Van a disponer un «máximo de ocho alumnos por clase». Explica, además, que el centro ha estado «sin actividad desde que comenzó la pandemia y con profesores en ERTE».

El inicio de las clases va a estar marcado por el uso de «gel, mascarillas y pantallas para los profesores, mamparas y distancia». Pese a todo es relativamente optimista para septiembre, ya que «refuerzo es lo que van a necesitar los chicos y chicas», precisamente.