«Estamos forzando a los osos a salir de sus hábitats y hay más posibilidades de encuentros con humanos», dicen los expertos

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

ASTURIAS

Un oso pardo
Un oso pardo FAPAS

Expertos en la especie subrayan el aumento de la población osera en los últimos años y descartan que que el ataque a una mujer en Sonantes fuera premeditado

31 may 2021 . Actualizado a las 22:05 h.

Que un oso pardo ataque a un ser humano se trata de un hecho insólito como prueba una investigación internacional liderada por la Universidad de Oviedo que cifró en menos de 700 las embestidas a personas por parte de estos plantígrados en todo el mundo en 15 años. Concretamente, en la Cordillera Cantábrica, en los últimos 40 años tan solo ocurrieron seis casos y estos han tenido lugar en la zona de Castilla y León, tal y como asegura el biólogo e investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Javier Naves. Sin embargo, ayer se sumaba un nuevo incidente, el de Carmen S., de 75 años, que fue herida de gravedad tras recibir un zarpazo de un ejemplar cuando paseaba por Sonande. No obstante, «se trata de una situación derivada de un encuentro fortuito porque no estamos ante un oso problemático y no hay indicios de que lo parezca porque no hubo más sucesos», explica Naves.

En este sentido, detalla que para que un oso ataque a un ser humano «este tiene que estar herido, con crías, que haya presencia de perros y los atraiga, si nos hemos metido en su territorio…». Además, indica que los pocos casos que ha habido se han producido fuera de ese contexto de osos cercanos a los pueblos. «Esto tiene lugar de forma aventurada. Puede ser que haya más osos, no que se produzcan más acercamientos a los núcleos rurales. Si antes había 10 osos y se acercaba uno. Ahora hay 100 y se acercan 10, la proporción es la misma, pero hay mayor posibilidad de encontrártelo, aunque el comportamiento de ellos es más o menos igual», indica, recordando que donde podemos encontrar esta especie es en la zona centro y occidental de Asturias y «más bien se trata de personas, desarrollando algún tipo de actividad, ya bien sea dando un paseo o, incluso, recogiendo setas, en zonas oseras».

Además, vuelve a resaltar que «son cosas accidentales, hechos que ocurren con poca frecuencia y por lo general para que este animal actúe así tiene que encontrarse repentinamente con una persona, ser sorprendidos. No es que haya un componente de premeditación».

Por su parte, Roberto Hartasánchez, presidente del Fondo para la Protección del Fondo Salvaje (FAPAS), indica que como la población de osos pardo ha aumentado considerablemente en los últimos años y que estos cada vez más se están acercando a las zonas pobladas en busca de comida, se incrementan los acercamientos entre este animal salvaje y los humanos. «Los pueblos de montaña por lo general están abandonados, apenas hay actividad humana. Esto hace que la naturaleza evolucione, la vegetación crezca muchísimo, nunca tuvimos bosques tan extensos y densos, y a su vez tan monótonos, se pierde en diversidad y, por ende, el oso ve mermado su hábitat y su alimento», detalla.

También la falta de carroñas en las zonas de montaña ha incentivado esta situación. «Aquí es culpa de la Administración porque no permite que un animal que muera en una cuadra se tire en el monte para que sirva de alimento para la fauna. De esta manera, se cubrirían las necesidades de muchos ejemplares, especialmente de los plantígrados que cuando salen de la cueva, en marzo o abril, tras estar meses sin comer, necesitan buscar comida rápida. A estas alturas lo único que tienen disponible son las castañas que se encuentran cerca de los pueblos y, por tanto, hay más posibilidad de encontrarse con un ser humano, ya que los estamos forzando a salir de su hábitat».

Sin embargo, reconoce que no sabe cómo ha podido suceder el incidente acaecido al anochecer en Cangas de Narcea. «A lo mejor se cruzaron de repente y ambos llevaron el susto de su vida y el oso reaccionó así», plantea e indica que «empezamos a trabajar hace 38 años con los plantígrados y no recuerdo ataques de estos a personas. Pero, no quiere decir que no hayan existido». En este sentido, recuerda que «este año han aparecido muchos vídeos en las redes sociales de gente que se han encontrado con un oso, lo han grabado y no les ha pasado nada porque ese es el comportamiento normal de ellos, marcharse o ir a su bola. No atacar».

Desde la Fundación Oso de Asturias lamentan «con la mayor firmeza» los daños personales sufridos por esta mujer y le desean una pronta recuperación. Además, aseguran en un comunicado que están contribuyendo «con la mayor diligencia» a esclarecer las circunstancias que dieron lugar al incidente y que «si hubiera lugar a ello», colaborarán con el Gobierno del Principado para adoptar medidas dentro de los protocolos oficiales aprobados por todas las entidades implicadas en la gestión de la especie.

Por otro lado, afirman que se reforzarán de forma inmediata las campañas informativas sobre pautas de conducta a seguir si se produce un encuentro fortuito con un ejemplar. En cualquier caso, insisten que, a tenor de la información de la que disponemos actualmente, en «la excepcionalidad de lo sucedido». «En modo alguno se prefigura un cambio de escenario en las pautas de comportamiento de la especie en relación a las personas, tal y como es fácilmente contrastable en la ausencia de incidentes durante décadas», detallan.