La lucha de una madre para que su hijo con autismo pueda ir al campamento de verano de Llanera

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

ASTURIAS

Luis tiene siete años y está diagnosticado con trastorno del espectro autista
Luis tiene siete años y está diagnosticado con trastorno del espectro autista Ana Cruz

Desde el consistorio local solo permiten la inscripción a niños matriculados en colegios del concejo puesto que se supone que «durante el año ya hay hecho un trabajo de integración». Patricia Fernández recogida de firmas para trasladar el asunto a la Junta General del Principado

09 ago 2021 . Actualizado a las 23:50 h.

«No quiero que le abran puertas, pero mucho menos que se las cierren». Así de contundente se muestra Patricia Fernández después de que el Ayuntamiento de Llanera le denegase la participación de su hijo en los campamentos de verano. Luis tiene siete años y le apasiona estar con gente y en sitios nuevos. También le gusta ir al parque, jugar, acudir a conciertos y nadar. Además, es completamente autónomo y «hace lo mismo que otros niños». Sin embargo, como padece autismo no verbal y está matriculado en un colegio de necesidades especiales no puede acudir a las actividades lúdicas organizados por el consistorio local ya que no cumple con los requisitos establecidos. Una «exclusión» que ha llevado a su madre a poner en marcha una campaña online de recogida de firmas para trasladar el asunto a la Junta General del Principado.

Para empezar, Patricia Fernández defiende que «Luis no es un niño que por iniciativa propia va a Latores -colegio de educación especial más cerca de Llanera-, sino que desde la Consejería de Educación así nos lo recomendaron, puesto que aquí no hay centros escolares con profesionales especializados para ayudarlo». En este caso, el menor tan solo necesita una persona de apoyo ya que el único problema que tiene es que no se comunica. «Él te da la mano para indicarte a dónde quiere ir o incluso señala, pero no habla», resalta la progenitora.

Por eso, Fernández lamenta que se haya rechazado la participación de su hijo sin antes conocerlo. «Se han quedado con el diagnóstico, cuando Luis tiene menos necesidades que otros niños con necesidades especiales. Si lo aíslan menos va a hablar. Además, ya ha participado en campamentos de verano y se integró muy bien con los demás niños». Algo que es lo que realmente necesita, puesto que para su desarrollo como persona tiene que pertenecer a un grupo y además como «el resto de menores se ríen de él, le hacen bullying», lo ideal es que se relacione con ellos para que se normalice la situación.

En este sentido, la madre de Luis reconoce que lo más triste es que también «por sistema me lo descarten». «Bastante duro fue que pasase su séptimo cumpleaños solo. Yo tenía la esperanza de que al ir al campamento hiciese su grupo de amigos para que viniesen a su fiesta, puesto que él quiere tenerlos -aunque se acerca y no sabe qué hacer- pero como se lo denegaron, los celebró solo», apostilla. De esta manera, el único contacto que el retoño tiene con menores es con los hijos de los allegados de Patricia, ya que durante la semana tampoco mantiene relación con los compañeros del colegio porque como el centro les queda a tres horas -ida y vuelta- de su hogar, les es imposible mantener el contacto fuera del horario lectivo.

«No tiene nada que ver el ocio con la educación»

Además, para más inri, Patricia Fernández renunció a que su hijo fuese al campamento de necesidades especiales que había en Oviedo, puesto que desde un primer momento tenía claro que Luis podía acudir al de Llanera. «Incluso hablé con las monitoras de aquí y me dijeron que no había ningún problema, pero mi sorpresa fue cuando me llamó la concejala de Bienestar e Infancia diciéndome que no podía. Me parece sangrante cuando no tiene nada que ver el ocio con la educación y además no me dan una opción B ni muestran un interés para que en un futuro sea posible porque esto al fin y al cabo beneficia a todos. No solo a Luis para que se integre y se desarrolle como persona sino para que el resto de niños vean los diferentes trastornos o discapacidades como algo natural. Hay diagnósticos que se realizan con el paso de los años y si a alguien de repente le pasa, pero ha estado en contacto con personas con una situación similar pues no lo verán como algo traumático sino como normal», señala.

Asimismo, indica que «desde el consistorio local están muy orgullosos de que Unicef les hayan otorgado el sello de ‘Ciudad Amiga de la Infancia’, pero de los principios que recoge la ONG, en Llanera, tres no se cumplen. Y este es un claro ejemplo. Por eso, a través de alguna plataforma nos podremos en contacto con la entidad para que esto sirva como precedente. Hay muchos niños como Luis discriminados por el sistema», sentencia Fernández, quien también tiene en mente llevar el caso por la via legal y poner en marcha un colectivo que vele por los derechos de las personas con necesidades especiales además de fomentar la integración social.

¿Por qué solo niños escolarizados en colegios ordinarios?

Por su parte, Gerardo Sanz, alcalde de Llanera, defiende que «a estos campamentos de conciliación pueden acudir aquellos niños que estén inscritos en los centros escolares ordinarios y empadronados en Llanera» y, por tanto, el pequeño Luis no cumple con los requisitos «recogidos en el pliego de condiciones». No obstante, el primer edil defiende a través de una publicación en redes sociales que «desde que iniciamos este tipo de campamentos hemos tenido niños son síndrome de Down, o con necesidades especiales, pero siempre que estuvieran escolarizados en los centros ordinarios, ya que ello supone que durante el año ya hay hecho un trabajo de integración, y una tutorización desde las autoridades educativas que consideran el beneficio para esos casos de la participación en la vida escolar ordinaria».

En este sentido, Sanz resalta que en las actividades cuentan con personal especializado para estos casos. «Ese es un gran avance a quienes ahora abanderan la integración: antes ni había campamentos ni había integración posible. Pero si desde esas instancias educativas se considera que la integración no resulta beneficiosa para ciertos casos y por eso se escolarizan en centros especiales, no podemos garantizar beneficio alguno ni para ellos ni para el resto de quienes participan en el campamento», argumenta antes de manifestar que «esta familia se trasladó recientemente a Llanera y siempre hemos estado a su disposición para cualquier cosa que necesitase».