Los ingleses tampoco entienden que se vaya al campo a quejarse de los gallos

E. G. b. REDACCION

ASTURIAS

El periódico británico «The Guardian» recoge en sus páginas la iniciativa del Ayuntamiento de Ribadesella de colocar carteles avisando al visitante de que entran en «pueblu asturianu» y quizá no sea lo que esperan

20 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«¿Os molestan los gallos y las vacas? Pues no vengáis aquí, les dicen en un pueblo español a los turistas». Con este titular se hacía eco ayer el diario británico The Guardian de la iniciativa con la que el Ayuntamiento de Ribadesella contesta a «un número reducido de turistas» que se quejan del ruido de los gallos, de que no se recogen los excrementos de vaca o suenan las campanas.

Un cartel que avisa: «Atención pueblu asturianu. Usted acede asumiendo los riesgos: aquí tenemos campanarios que suenan regularmente, gallos que cantan temprano, rebaños que viven cerca e incluso algunos llevan lloqueros (cencerros) que también emiten sonidos, tractores propiedad de agricultores que trabajan para alimentarte y caminos asfaltados, no autopistas (conductor circule con precaución)».

Se ha colocado en todos los paneles de anuncios de los pueblos del municipio de Asturias por situaciones como las que recoge el diario británico que explica el alcalde de Ribadesella, Ramón Canal. «La semana pasada una señora nos llamo tres o cuatro veces por un gallo que la despertaba a las cinco de la mañana. Nos dijo que teníamos que hacer algo».

El cartel, que adapta el que colgaba el alcalde de un pueblo francés que también se hartó del refalfiu -como se diría en Asturias- de algunos veraneantes, tira de ironía para advertir que si no se aguantan los sonidos del campo ni el resto de cotidianidades de la vida en el medio rural quizá el destino no sea el imaginado. «Si no puedes soportarlo tal vez no estés en el lugar correcto. Si por el contrario eres de los privilegiados que puede soportarlo, disfrutarás de este entorno maravilloso y de los excelentes productos elaborados por nuestros fantásticos agricultores, ganaderos o artesanos que están encantados de ofrecer la mejor selección de productos de nuestra tierra. ¡Disfruta Ribadesella!»

La noticia ha causado hilaridad en buena parte de las reacciones en redes sociales a la noticia del periódico británico, con comentarios que también recuerdan estancias en Asturias. «Estuve de vacaciones de crío, es un hermoso lugar. Nunca me despertaron los burros ni los gallos, pero había un perro callejero en el pueblo que siempre andaba buscando atención y comida a las cinco de la mañana».

Otros aprovechan para recomendar el pueblo por guardar muy buen recuerdo de unas vacaciones y, en buen parte, siguen con la ironía que plantea el cartel de Ribadesella. «Nadie nos dijo que habría peces en el mar», compara alguien. «¿Es la misma mujer que se quejó de que había españoles en España?», se pregunta otro lector.

El autor de otro comentario dice que, como ha viajado mucho, entró a leer la noticia para saber cuál era el origen de esos turistas pero no pudo ver el artículo completo por no estar suscrito al periódico inglés al vivir en un país fuera de Europa. «Pero puedo adivinarlo. Siempre me pregunté cuál será la razón de que marchen de viaje si lo que quieren es estar como en casa». Quien sí ha leído el artículo le dice que no lo explican, pero probablemente sean «españoles de ciudades».

En otros comentarios se considera que es una iniciativa acertada, que la respuesta es brillante hacia turistas también «que mejor deberían quedarse en casa» o se mofan con que «quieran el ambiente pero no la (hermosa) realidad».

O con que probablemente todo lo que quieran sentir, respecto a los sonidos del campo, sea el «suave siseo que hace la espuma de un capuchino». Hay quien lo compara con otras situaciones que consideran similares: «Una vez escuché que una pareja alemana se quejó del ruido en un patio de juegos infantiles».

Incluso algún español cuenta que vive en Londres y echa de menos el sonido de las iglesias, el ladrido de los perros y los gallos cantando a las 5 de la mañana. «El sonido de los coches en Londres sí que es estresante». También hay quien dice haber pasado por algo similar en su pueblo cuando nuevos residentes se quejaron del olor de las cuadras de vacas, del ruido de los gallos o de las cacas de erizo en sus jardines». O quienes, en respuesta al cartel riosellano, afirman que es «el lugar perfecto para nosotros»