Ni vertidos ni cianuro: así defiende la empresa su proyecto en Salave

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

ASTURIAS

Salave, en Tapia de Casariego
Salave, en Tapia de Casariego Exploraciones Mineras del Cantábrico (EMC)

La compañía Exploraciones Mineras del Cantábrico ha presentado un proyecto para hacerse con la extracción de 32.000 kilos de oro mediante una excavación «sostenible y respetuosa con el entorno»

16 abr 2022 . Actualizado a las 18:52 h.

Explotar el yacimiento de oro de Salave, de un tamaño y potencial económico significativos, es uno de los objetivos que se ha marcado la minera australiana Black Dragon Gold. Pese a que hasta el momento el Gobierno del Principado ha declinado varios proyectos por no cumplir con la normativa medioambiental, la compañía no ha tirado la toalla y a través de su filial Exploraciones Mineras del Cantábrico (EMC) aúna todos sus esfuerzos para hacerse con la extracción de 32.000 kilos de este preciado metal en Tapia de Casariego. Tras un intenso estudio, la multinacional ha presentado un novedoso plan de trabajo que, a su juicio, permitirá llevar a cabo una excavación «sostenible y respetuosa con el entorno». Además este traerá consigo una serie de beneficios. 

Restauración progresiva

Para empezar, al aplicar la técnica de minería subterránea, EMC plantea llevar a cabo una restauración progresiva con un relleno total, además de reducir los residuos mineros y la superficie necesaria para gestionarlos. Asimismo, la compañía resalta en su propuesta que la actividad regular se desarrollará ajena al entorno al estar las infraestructuras exteriores completamente cerradas dentro de edificios industriales, minimizando el impacto visual, así como los niveles de ruido y de polvo.

Protección de aguas subterráneas

Además, el proyecto propone medidas para garantizar la protección de las aguas subterráneas, que incluyen la deposición en el mar exclusivamente de agua limpia a través de un emisario submarino situado a 800 metros de la costa y 17 metros de profundidad. Este funcionará de manera similar a los emisarios ya existentes en la zona, cumpliendo con la normativa requerida por la legislación autonómica, nacional y europea y sin afección al medio marino, la costa y playas de la zona. Además, «no generará ningún vertido a cauce terrestre», ha resaltado el director general de la compañía EMC, José Manuel Domínguez.

En este sentido, desde la entidad, han resaltado que el Plan de Restauración Ambiental contempla una recuperación de los usos actuales del suelo al final de la vida útil de la mina. Por tanto, al finalizar el proyecto, se eliminarán todas las edificaciones y construcciones en superficie, reintegrando la morfología de la zona a su apariencia actual y rellenando los huecos generados en el interior de la explotación en su totalidad, asegurando una recuperación completa e integral.

Sin cianuro 

«Se trata de una operación minera sostenible, cuya propuesta se desarrolla con el firme compromiso de eliminar riesgos medioambientales a largo plazo», ha subrayado Domínguez. Por tanto, para la extracción, según detalla Europa Press, se recurrirá a una técnica de flotación, eliminando así la necesidad de utilizar productos cianurados en el proceso. Así, cuando se extraigan las rocas, se separan por una parte los productos estériles y, por otro lado, los sulfuros que contienen el oro. A partir de esos sulfuros se produce un concentrado que es el que se vende en el mercado internacional.

Impulso socioeconómico

«Para EMC, es fundamental garantizar el impacto mínimo en el medio, y esa preocupación ha definido la gran mayoría de los aspectos del proyecto. Proponemos una operación respetuosa, innovadora y que genere riqueza local y empleos de calidad». Así de contundente se ha mostrado el director general de la entidad, José Manuel Domínguez. Bajo esta premisa, desde la compañía han resaltado que este proyecto, con una inversión inicial de unos 100 millones de euros, supondrá un impulso socioeconómico para la zona, tanto para la comarca de Tapia como para el occidente asturiano, ya que genera entre 150 y 200 puestos de trabajos directos y más de 1.000 indirectos. Además, este sería a largo plazo ya que la vida de la explotación activa sería de unos 13 años a partir de que esté construida. En ese periodo, la compañía espera producir 140 millones para sus accionistas, según ha explicado el directivo.

No obstante, aunque a priori todo apunta que el proyecto será respetuoso con el entorno, este se encuentra en el trámite ambiental y será el Gobierno del Principado el que decidirá si cumple con todos los requisitos o plantea alguna exigencia más. Una vez superada la primera prueba, EMC tendría que gestionar una serie de trámites para pedir la autorización y poner en marcha la explotación.