La precisión del robot quirúrgico, clave en las intervenciones de urología más frecuentes en Asturias

Elena G. Bandera
Elena G. Bandera REDACCION

ASTURIAS

XOAN CARLOS GIL

El jefe de Urología del HUCA enumera las aplicaciones en cánceres de próstata, vejiga y riñón de esta técnica de mínima invasión que se introducirá este año en la sanidad pública asturiana

02 ene 2022 . Actualizado a las 09:30 h.

Cirugías funcionales en las que se extirpe el tumor evitando secuelas como la incontinencia urinaria y la disfunción sexual. Son las que se desarrollarán este año en los hospitales Universitario Central de Asturias (HUCA) y de Cabueñes, una vez que se incorporen los dos robots quirúrgicos cuya mayor precisión será clave en las cirugías complejas más frecuentes en la especialidad de urología, que es la más beneficiada por la tecnología robótica desde que surgió hace una década.

Es la especialidad en la que más experiencia se ha acumulado dado que el cáncer de próstata es el segundo tumor más frecuente en varones. En Asturias, en donde la incidencia del cáncer de próstata es la más alta de España en todas las edades, se realizan cada año un número considerable de prostatectomías radicales, la cirugía que se aplica en el cáncer de próstata.

«Se opera muchísima prostatectomía radical y, aunque ya estamos haciendo cirugías de alta calidad en las que intentamos conseguir una gran seguridad oncológica a la vez que, cuando es posible, respetar las estructuras que favorecen mantener la potencia y la continencia. El robot lo facilita aún mucho más», indica el jefe de Urología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), Jesús María Fernández, que explica que desde hace ya bastante se ha introducido en el centro la cirugía laparoscópica en los cánceres de próstata, vejiga y riñón. En este último incluso antes y con buenos resultados.

Con la llegada el año que viene de un equipo de cirugía robótica recuerda que se mejorará aún más la precisión de las habilidades del cirujano, consiguiendo además una disección más minuciosa y una seguridad oncológica segura. «Permite también respetar estructuras que se pudieran lesionar durante la disección de los tumores y que tengan una intervención funcional importante», explica Fernández, que recuerda que el robot permite al cirujano hasta 10 aumentos de la visión, que es además tridimensional, y que se pueda mover en lugares tan estrechos como la pelvis gracias a la rotación de los movimientos de los brazos de 160 grados.

Cirugía más restringida

Mejoras claves para potenciar las habilidades que un cirujano laparoscopista ya tiene, con resultados mucho mejores «de tal manera que puedes retirar la sonda muy precozmente y puedes tener muy pronto continencia después de una prostatectomía radical en casos seleccionados». Fernández, en este sentido, explica que en algunos pacientes la intervención para conseguir una seguridad oncológica es bastante radical, «pero en determinados casos en los que el riesgo de que haya afectación por fuera de la próstata no sea muy alto se puede hacer una cirugía más restringida».

El robot quirúrgico, ademas de quitar el tumor con seguridad, permitirá ser mas preciso en la disección y mantener las estructuras funcionales al verlas mejor y poder tratarlas «casi como en un atlas de anatomía». Los movimientos del robot, manejado por el cirujano, son precisos y hábiles. «Lo podemos hacer en laparoscopia pero cuesta mucho y no es una cirugía tan refinada como con el robot. Además en un sitio pequeño, en el que tienes que moverte de una forma muy precisa y donde las estructuras están muy cercanas, quitando el tumor con seguridad que es lo que el paciente quiere», indica Fernández, que recuerda que en los casos en los que el riesgo de afectación fuera de la próstata no sea muy alto permite mantener los medios erectores y los medios de continencia, «y esto en la prostatectomía radical es importante».

Esa precisión también será clave en las cistectomías, teniendo en cuenta como señala Fernández que el cáncer de vejiga en Asturias es un tumor también muy frecuente y que además tiene mucha morbilidad. Las cistectomías radicales son cirugías en las que, en el hombre, se extirpa la vejiga y la próstata y, en la mujer, la vejiga, el útero y los ovarios. El jefe de Urología del HUCA explica que, tras la cistectomía radical, en algunos casos en los que la uretra no esté afectada,  se puede hacer una reconstrucción.

Pone el ejemplo de la reconstrucción de una vejiga, en la que se utiliza habitualmente intestino. «Nosotros esto lo estamos haciendo combinando la laparoscopia y la cirugía intestinal, que es una cirugía compleja en muchos casos y que hacemos todavía abriendo una pequeña herida, pero el robot permite hacer todo intracorpóreo», señala, explicando que debido a la gran facilidad de las suturas que permite el robot, al ser de una tecnología de mínima invasión, los cirujanos pueden construir esa neovejiga que se suture a la uretra sin abrir el cuerpo. Una intervención quirúrgica que, habitualmente, se realiza o bien abriendo todo o mezclando laparoscopia en la resección de la vejiga y abriendo el cuerpo para la reconstrucción.

«Con el robot probablemente lo podríamos hacer todo dentro, sin necesidad de abrir porque las suturas también son muy precisas y mucho más fáciles», valora Fernández. Para el paciente, aparte de la seguridad oncológica, supondrá en algunos casos por ejemplo no tener que precisar de pañales o compresas tras ser operado, volvieron a su actividad normal lo antes posible.

Otra técnica quirúrgica en la que el robot tendrá aplicación en la especialidad de Urología del HUCA es la nefrectomía parcial, con la que se trata el cáncer de riñón localizado. «En estas intervenciones se extirpa la parte del riñón afectada por la enfermedad preservando la mayor cantidad posible de tejido renal sano. Solo quitamos el tumor», explica. Con posterioridad se reconstruye con sutura el parénquima renal, que es la parte del riñón que asegura sus funciones, en una intervención complicada y en la que será una ventaja disponer del robot quirúrgico. «Como en la próstata puedes quitar el tumor con más seguridad y dejar los márgenes libres, haciendo una reconstrucción mucho más segura», asegura Fernández.