La crisis asfixia al sector lácteo: «Le doy cinco años para que esto desaparezca»

E.G. REDACCIÓN

ASTURIAS

Vaca de leche
Vaca de leche ANGEL MANSO

Angela Pintado, hija del propietario de una ganadería en el concejo de Las Regueras, insiste en la situación crítica que atraviesa el sector

03 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Con una espiral de costes energéticos y de alimentación al alza, ya arrastrada desde hace meses y completamente desbocada desde el ataque de Rusia a Ucrania, la incertidumbre es ya miedo en varios sectores agrarios, y muy especialmente en la ganadería. Los ganaderos se encuentran en una situación asfixiante ante una subida de precios que llevan arrastrando durante meses. Junto a esto se suman la huelga de transportes, que para ellos «ha sido la gota que ha colmado el vaso». Un ejemplo es el de Angela Pintado, su padre es el propietario de una ganadería en el concejo de Las Regueras. Dedicados al sector lácteo, tiene una explotación de unas 300 vacas, destinadas a la producción de leche.

El paro indefinido de transportistas iniciado el pasado mes de marzo, puso en jaque a toda la industria alimentaria, haciendo crecer la preocupación en el campo, ya que, en algunos casos, se han visto obligados a «cerrar los grifos». «Por suerte nosotros no nos hemos visto muy afectados, pero sabemos de otros ganaderos que han tenido que tirar su leche, lo que es un día de perdidas, porque no pueden venderla», asegura Pintado, que afirma no soportar la incertidumbre de saber qué es lo que va a pasar con el futuro de su explotación.

Aunque «La Central Lechera» no pararon de recoger la leche de sus distribuidores, sabe que algunas empresas sí que dejaron de hacerlo. «Encontrarte en esa situación es un varapalo tremendo, las pérdidas que supone para el negocio son enormes. No es solo no cobrar, es ver cómo se desperdicia un producto tan necesario, después de tanto trabajo», lamenta.  

Una gota más que colma el vaso de un sector que lleva meses denunciando la asfixia económica que padecen, «porque los costes de producción no cubren todos los gastos y ahora esto», denuncia Pineda, que afirma que al problema de la recogida se suma el de la falta de alimento para su ganado. «Otro de los principales problemas es que en muchos casos no llega el pienso. Nosotros hemos tenido `suerte´ porque mi padre había hecho un pedido grande antes de todo esto y estamos sobrellevándolo». Un pedido que permite que sus animales no se mueran de hombre y no afecte a su producción. «Son seres vivos, si les cambias la alimentación los perjudicas. No son máquinas. Hemos tenido suerte de tener ese suministro, hay ganaderos que están llevando a sus animales al matadero porque no tienen como alimentarlos».

Pintado denuncia la precariedad de un sector tan esencial.  «Esto está adelantando acontecimientos. Somos el último eslabón y nadie se acuerda de nosotros. Mientras no consigamos que la sociedad entienda que el dinero no se come y que alguien debe producir los alimentos, esto no va a cambiar. El sector lácteo no puede ponerse en huelga porque a nuestro cargo no hay maquinas, hay animales y no puedes dejar de cuidarlos», explica.  La joven reivindica que lo que hay que cambiar «son las reglas del juego»: «No puede ganar más el que menos trabaja. Aquí se trabajan los 365 días al año, 15 horas diarias y no se ve el esfuerzo recompensado. Las vacaciones no sabemos lo que son… hay días que mi padre baja a trabajar y no lo veo en todo el día».

«En cuanto a la luz, la factura es mucho más alta que el pasado año a estas alturas. Seguimos teniendo más o menos el mismo consumo y ahora pagamos el doble e incluso el triple» explica. Otro de los gastos importantes en una explotación son los forrajes y el gasoil: «En cuanto al pienso, subió más todavía y el combustible ya es una locura. Las máquinas de conserva de leche, las ordeñadoras son maquinaria que se utiliza todos los días… es una ruina». La maquinaria agrícola tampoco está exenta: «Mi padre tiene maquinaria que ahora mismo no es rentable ni encenderla. Son aparatos que se encimen muy pocas veces al año, pero llenar su depósito es, ahora mismo, la ruina».

A la familia de Angela no le salen las cuentas y se ven obligados a hacer malabares para poder mantener a flote su explotación de 300 vacas. Suben los costes, pero los precios de la leche no aumentan: «Llevamos lo que va de año trabajando a pérdidas. Llegas a fin de mes y no te dan las cuentas. Trabajas para mantenerte, pero no llega para nada más. Nos mantenemos como podemos».

 La ley de la Cadena Alimentaria y ayudas

 El Gobierno ha aprobado unas ayudas directas de 169 millones para el sector productor de leche, que es el más afectado por el encarecimiento de las materias primas y los costes energéticos. Sin embargo, para Angela, esas ayudas son, en realidad, «un parche, pan para hoy y hambre para mañana», pero el «problema» de base subsiste.

Desde su punto de vista, el principal problema que lastra el futuro del sector «no se arregla» con esas ayudas temporales, cuando «los costes de producción siguen por encima de lo que recibe el ganadero por cada litro de leche» que entrega a la industria. Según su criterio, el ganadero entra en un círculo que no permite mejorar los resultados económicos de su explotación. «Primero recaudan, con impuestos. Luego nos lo devuelven en forma de subvenciones, para luego volver a cotizar por las ayudas recibidas», explica.

Por otra parte, el anticipo de las ayudas de la Política Agraria Común comprometido por el Ejecutivo regional tampoco satisface a los ganaderos. «Anticipar un dinero que se va a necesitar en el futuro inmediato no hace más que retrasar la debacle, agravada, pues se siguen acumulando pérdidas reales debido a que se sigue con la venta por debajo de los precios de coste», reprocha: «A los ganaderos todavía les deben dinero de la campaña anterior ¿cómo lo van a gestionar?».

No obstante, asumen como máxima prioridad la aplicación urgente de la Ley de la Cadena Alimentaria para evitar la venta a pérdidas y elevar la protección del sector primario y agroalimentario. «Los adelantos nos vienen bien, pero si los precios no cubren los costes mañana estaremos en la misma situación, o peor», advierte.

Con toda esta situación por la que está atravesando el sector ganadero, Pintado, no es optimista, y prevé un futuro «muy negro»: «Le doy cinco años para que esto desaparezca como la situación no mejore y cambie para los ganaderos». Una gota más que termina por asfixiar a un sector muy mermado. «Al sector ganadero nunca se le valora, no se le respeta. Por eso el que huye de la ganadería no regresa nunca y el relevo generacional apenas existe ya», lamenta Angela.