Asturias duplicó su consumo de gas en el último año

L.O.

ASTURIAS

El Ministerio para la Transición Ecológica dio luz verde al funcionamiento de la regasificadora de El Musel

18 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El gas natural es una de las fuentes de energía que más titulares ha acaparado en los últimos meses y que más quebraderos de cabeza ha dado a varios gobiernos europeos. El alza de su coste y modelo de mercado marginalista en la tarifa eléctrica ha supuesto un aumento del coste de la luz inédito en los últimos años, y la dependencia del gas de origen ruso para Alemania y otros países centroeuropeos es objeto de un crudo debate. No se ha librado España, que lo importa principalmente de Argelia y que por las relaciones con Marruecos también ha sido un elemento de tensión diplomática. En el caso de Asturias, que ha sido una comunidad especialmente afectada por el cierre de las centrales térmicas, el consumo de gas natural casi ha llegado a duplicarse en el último año.

Así lo recogen las estadísticas de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei) que en su última tabla indica que «el consumo de gas natural superó en febrero los 1.300 GWh, un 19% menos que en enero, pero casi un 80% más que hace un año», es decir casi el doble respecto al mismo mes que el año pasado.

El consumo de gas natural en Asturias ha experimentado un incremento relevante en los últimos años. Así, en 2018 el consumo global de este recurso en la comunidad fue de 8.811,0 gigavatios-hora (GWh), fue la última ocasión en la que el registro estuvo por debajo de los 10.000. El año siguiente, en 2019 fue de 11.813,0; en el 2020 (el año marcado por la pandemia) se incrementó a los 12.254,0; y al término de 2021 el registro total fue de 12.854,0 GWh.

La regasificadora de Gijón y la guerra de Ucrania

Con la invasión de Ucrania el gas ruso, principal fuente de abastecimiento para varios países centroeuropeos y, por consiguiente, una de las mayores entradas de dinero para el régimen de Putin, comenzó a convertirse en un problema. Las regasificadoras de España empezaron a verse como una alterativa para la llegada del gas desde el Atlántico y se aceleró la largamente demorada puesta en marcha de la instalación de El Musel en Gijón.

Tras años de litigios, con la perspectiva en 2020 de darle uso como gran almacén de hidrógeno verde, la guerra llevó a buscar de nuevo un uso para el gas licuado. A comienzos de este mes de abril, el Ministerio para la Transición Ecológica indicó que se convertirá en un punto de acopio de gas natural licuado estratégico.

Se trata de una decisión adoptada ante la crisis energética agravada por el conflicto bélico en Ucrania y forma parte del plan de la UE de desengancharse del gas ruso. Esta utilidad de la regasificadora permitirá que buques metaneros suministren gas licuado a otras regasificadoras del continente.

En la actualidad, la instalación gijonesa cuenta con dos tanques de 150.000 metros cúbicos. Esto equivale, aproximadamente, a un centenar de buques al año.