Eugenia Téllez, impulsora de una red de hostelería sin gluten en Asturias: «La intolerancia al gluten no existe»
ASTURIAS
Desde que fue diagnosticada con celiaquía en un grado avanzado se dedica a asesorar a establecimientos hosteleros para hacerlos aptos a personas afectadas por dicha condición: «El problema son las trazas. Yo puedo comer una lubina, pero si la hacen en un aceite donde frieron algo con gluten, ya no puedo»
10 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.«Yo soy celíaca», dice Eugenia Téllez con claridad. «Me lo diagnosticaron en 2021, aunque ya tenía antecedentes con mi hermana pequeña. Lo que pasa es que cuando sales del digestivo, ellos no te pueden enseñar lo que es la vida sin gluten. Te mandan a la asociación más cercana, pero yo vi que no se movían cosas, que no había suficientes establecimientos».
Así fue como surgió la idea de una red de asesoramiento para establecimientos sin gluten en Avilés. Una red impulsada desde el conocimiento, la necesidad personal y, sobre todo, el compromiso. Desde entonces, Eugenia se ha convertido en la representante en Asturias de la Asociación Viviendo sin Gluten, con sede en Alcalá de Henares, con el objetivo de crear una red de locales seguros para personas celíacas en una ciudad donde no había ninguno.
«Yo ya arrastraba anemia y migrañas, que cada vez iban a más. En 2020 empecé con diarreas que no se acababan. En primaria no me hacían caso, me decían que era mi intestino. Al final me fui a un médico privado, y él fue quien me pidió que me hicieran todo lo que hay que hacer para saber si eres celiaco o no».
El diagnóstico fue claro: celiaquía con un grado avanzado (Marsh 3C). El cambio fue radical. «A los seis meses de empezar la dieta sin gluten, sin tomar ningún tipo de medicación, mi analítica ya salió normal. Mi cuerpo poco a poco fue retomando», afirma Téllez.
Pero la transformación más profunda no fue solo física, fue social. «Lo vas viendo con el tiempo. No puedes improvisar, no puedes comer en cualquier sitio, tienes miedo a contaminarte...». Y si de repente saliste a tomar una cerveza y tus amigos dicen: «venga, ¿por qué no cenamos aquí?» Pues a lo mejor tú no puedes porque no sabes si ese sitio tiene la formación adecuada. Y luego viajar, pues imagínate, los celiacos llevamos la maleta normal y la maleta con alimentos sin gluten».
«Yo tenía en mente hacer una red de establecimientos sin gluten en Avilés, porque yo vivo en Gijón, pero soy de Avilés. En Avilés no había nada, absolutamente nada», explica Eugenia. Así fue como contactó con Pilar Zurdo, presidenta de la Asociación Viviendo sin Gluten —conocida en redes como La vecina celíaca— para contarle su idea y Zurdo no dudó en colaborar.
Gracias también al apoyo de Raquel Ruiz, concejala de Turismo de Avilés, y a la colaboración de los hosteleros locales, se comenzó una prospección y se ofreció formación gratuita a los establecimientos interesados. El resultado: una red de 11 locales aptos para celíacos, incluyendo desde restaurantes hasta carnicerías y un kiosco, un formato poco habitual. Entre los establecimientos se encuentran: Hotel Meliá Palacio de Avilés, Casa Lin, pizzería La Competencia, restaurante El Rinconín, sidrería El Chigre, carnicería Palacio Valdés, carnicería La Estrella, Panadería Baker's, Kiosco El Goloso. «Estuvimos una semana entera, mañana y tarde formando a la gente. Fue una maratón. Abríamos neveras, mirábamos cocinas, fichas técnicas de alimentos… impresionante», destaca Téllez.
¿Qué implica ser un local apto para celíacos?
La formación es clave. «El problema son las trazas. Yo puedo comer una lubina, pero si la hacen en un aceite donde frieron algo con gluten, ya no puedo», explica Eugenia. «Tener una freidora exclusiva, por ejemplo, para patatas, rebozados y cosas que son para celiacos. Luego hay que mantener una higiene para que no haya trazas y se contaminen los alimentos que no tienen gluten con los que lo tienen. Y un protocolo a la hora de servir».
Una vez que el establecimiento pasa todos los controles, recibe un sello que lo acredita como local seguro para celíacos. «Quiero destacar que un restaurante quiera tener estas opciones es algo muy grande. Se complica un poco la vida para ellos, pero nos la facilitan a nosotros», señala Eugenia Téllez.
Desde el inicio del proyecto, han ido contactando con más establecimientos, tanto por iniciativa propia como por sugerencias de otros celíacos: «Hoy mismo me escribió una chica porque hay un restaurante que está interesado en formarse».
El proyecto no termina en Avilés. «Nos gustaría divulgar mucho más, llegar a más sitios. Hablé con el director general de Salud Pública para proponerle las propuestas que teníamos nosotros a nivel sanitario, como que se cree un censo para personas celíacas, que haya formación en los sanitarios de medicina primaria, porque a veces te encuentras que la enfermedad celíaca no la conocen, porque se habla de intolerancia al gluten, que eso no existe. Es una enfermedad autoinmune que puede atacar a cualquier órgano del cuerpo», indica.
Téllez insiste: «La intolerancia al gluten no existe. El gluten es una proteína y no produce intolerancias. Lo nuestro es una enfermedad que, si no se controla, puede causar enfermedades autoinmunes o incluso linfoma intestinal».
El objetivo final está claro: normalizar la vida de las personas celíacas. Desde el simple hecho de poder salir a cenar sin miedo, hasta comprar carne sin riesgo de contaminación. «Queremos dejar de ser invisibles. En el Paseo Gastro de Gijón, por ejemplo, no hay nada sin gluten. Y en la feria de muestras, solo tres sitios». «Ahora la gente viene a Avilés y tiene opciones. De cero a once locales. Tenemos más que Gijón y Oviedo», concluye.