El reto emocional de los voluntarios del Teléfono de la Esperanza: «Las llamadas con ideas suicidas producen desasosiego»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

ASTURIAS

Un teléfono fijo, en una imagen de archivo
Un teléfono fijo, en una imagen de archivo JOSE PARDO

Camino Álvarez es una de las personas que ofrece su ayuda a quienes atraviesan momentos de crisis. Cuenta cómo es su experiencia atendiendo llamadas que entran al 985 22 55 40

16 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Toda persona puede experimentar alguna adversidad a lo largo de su vida. La manera de afrontar las situaciones difíciles que surjan dependerá de la personalidad de cada uno y de las herramientas que tenga. En cualquier caso, cuando los problemas suponen una amenaza para la salud mental se debe recurrir a los profesionales. Muchas personas encuentran en el Teléfono de la Esperanza ese apoyo que necesitan para seguir adelante. Esta entidad social funciona en Asturias gracias al esfuerzo de personas como Camino Álvarez, quien ofrece su ayuda más sincera a quienes atraviesan momentos de crisis.

Leonesa de nacimiento y ovetense de adopción, esta mujer lleva casi dos décadas dedicando su tiempo a escuchar y acompañar a aquellas personas que se encuentran en una situación complicada a nivel emocional. Concretamente, entró en contacto con este servicio hace 19 años, cuando comenzó a tener menos obligaciones como madre y, por ende, más disponibilidad para ayudar al prójimo. Para ella, cuidar de quienes más lo necesitan sin recibir nada a cambio es lo que realmente le llena el alma. Razón por la cual dedicó toda su carrera profesional a velar por el bienestar de los pacientes en centros sanitarios.

«Cuando empecé a trabajar en el hospital comencé a darme cuenta de que los pacientes se recuperaban más rápido cuanto mejor era su salud emocional. Cuanto más animados estaban, menor era su estancia hospitalaria. A raíz de eso, empecé a buscar cómo podía contribuir al bienestar emocional de los pacientes. Encontré el Teléfono de la Esperanza y me encantó, porque es la única oenegé apolítica y aconfesional que se dedica a cuidar el bienestar emocional de la población», cuenta esta enfermera recién jubilada.

Se puso, por tanto, en contacto con la sede que esta entidad sin ánimo de lucro tiene en Asturias. Dado su interés y entusiasmo, la oenegé aceptó que Camino se uniera al equipo y comenzara a prestar su apoyo de manera altruista a quienes atraviesan momentos difíciles. Pero antes de empezar a atender llamadas, tuvo que realizar una «exhaustiva e intensa» formación para aprender a prestar atención plena a la persona que habla, comprendiendo no solo sus palabras, sino también sus emociones, así como su tono de voz.

Con este propósito, realizó un curso de un año que abarcaba desde crecimiento personal hasta técnicas de relación de ayuda. Tras completarlo, puso en práctica sus conocimientos durante varios meses y, una vez superado el período de prueba, empezó a atender las llamadas del Teléfono de la Esperanza de Asturias para brindar asistencia emocional a quienes marcan el 985 22 55 40 para pedir ayuda. Desde entonces, continúa mejorando sus habilidades, ya que cada año recibe formación para estar lo mejor preparada posible.

Cada vez es mayor el número de asturianos que busca apoyo en el Teléfono de la Esperanza. La mayoría llaman porque se sienten solos, aunque también hay quienes enfrentan problemas de ansiedad, depresión o ideas suicidas», dice Camino, quien destaca el carácter anónimo de estas llamadas. «Esto fomenta la sinceridad en el diálogo. Además, aquí no juzgamos a nadie. Nuestro papel es simplemente escuchar y, en algunos casos, acompañar en la reflexión y en la toma de decisiones», asegura, antes de añadir que «nunca damos consejos directos».

De todas las llamadas que ha atendido y sigue atendiendo, las que más le cuestan son aquellas en las que los interlocutores atraviesan crisis muy profundas o tienen ideas suicidas. «Aunque estoy muy formada y cuento con muchos años de experiencia, las llamadas de índole suicida me producen desasosiego. Me asustan porque son situaciones en las que debes estar muy atenta a todo, ya que muchas veces del tipo de respuesta que ofrezcas depende gran parte del resultado de la llamada», confiesa Camino.

Como atender llamadas de personas en situaciones de crisis conlleva una carga emocional importante, el Teléfono de la Esperanza proporciona recursos para garantizar el bienestar de su equipo humano. «Contamos con un grupo de psicólogos que nos apoyan en caso de que flaqueemos en algún momento, porque al final somos humanos y tenemos sentimientos», dice.

«A mí el teléfono siempre me da más de lo que yo doy»

Aun así, los voluntarios como esta enfermera por vocación sienten una gran satisfacción personal al poder escuchar y acompañar a quienes lo necesitan. «A mí el teléfono siempre me da más de lo que yo doy. Me da más porque el llamante agradece que le escuche. Y sabes que lo agradece porque o bien lo verbaliza o bien te das cuenta de que el nivel de ansiedad baja durante la conversación», resalta.

«Esa satisfacción es la que anima a seguir, y cuando te das cuenta, llevas 19 años como yo. En mi caso, ya no pienso solo en la escucha que realicé, sino también en la formación que recibí», reconoce. «Todo lo que aprendemos sobre comunicación y escucha resulta útil también en nuestra vida diaria y en nuestras relaciones personales», destaca Camino, quien anima a todo aquel a involucrarse en actividades de voluntariado que ayuden a los demás, pero, sobre todo, a no dudar en buscar apoyo cuando lo necesite.

La labor de esta entidad social

Además de escuchar a las personas sin ningún tipo de prejuicio, el Teléfono de la Esperanza en Asturias acompaña y ayuda a quienes atraviesan situaciones de crisis emocional. «Actualmente, cuenta con tres líneas de actuación: atención directa telefónica, disponible los 365 días del año, las 24 horas; atención psicológica individualizada, con seguimiento personalizado por parte de un psicólogo; y talleres terapéuticos y de crecimiento personal, que se imparten en tres tandas anuales, una vez por semana durante dos horas», explica Camino, que además de voluntaria es vicepresidenta de la entidad regional.

Asimismo, el Teléfono de la Esperanza trabaja en la salud mental en las aulas, impartiendo talleres a niños de 10 a 12 años y a adolescentes en institutos, como parte del programa de salud emocional. En estos 50 años de funcionamiento en Asturias, la organización también ha puesto su experiencia y conocimientos al servicio de las instituciones públicas, colaborando en la elaboración de guías preventivas, en la divulgación sobre problemas de salud y en cualquier iniciativa que promueva la escucha, la prevención y el bienestar emocional de la ciudadanía.

 Las personas con ideas suicidas y sus allegados recibirán ayuda especializada a cualquier hora en el teléfono de la esperanza de Asturias 985 22 55 40, el teléfono 024 y ante situaciones de emergencia también pueden llamar al 112. Las tentativas y muertes por suicidio nunca tienen un único detonante, sino que son una reacción a un sufrimiento extremo causado por factores psicológicos, biológicos y sociales que pueden prevenirse y tratarse.