El chef ovetense que lleva sus tuppers a toda España: «La gente ya no cocina. Ni tiene tiempo ni ganas»

ASTURIAS

Jaime Santianes y Núria Arnau, Bendito Tupper
Jaime Santianes y Núria Arnau, Bendito Tupper

Jaime Santianes apuesta junto a su mujer por Bendito Tupper, un proyecto que te permite «comer bien, sin preocuparte por nada más»

12 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Jaime Santianes, ovetense, dejó Asturias con apenas 19 años para seguir su sueño de dedicarse a la gastronomía. Tras formarse en la antigua Escuela de Hostelería en Oviedo, dio el salto a Londres para hacer prácticas en Nobu, el prestigioso restaurante de cocina japonesa-peruana. «Me fui con 19 y tengo 47, llevo media vida afuera», recuerda. Tras completar su formación, trabajó en Nobu Londres y luego en París, hasta que tuvo la oportunidad de conocer a Ferran Adrià y su equipo en El Bulli, donde también trabajó.

Su vida profesional lo llevó por Suiza y le ofreció oportunidades en Madrid, pero Jaime decidió quedarse en Barcelona: «Me enamoré del Mediterráneo, me enamoré del clima de aquella Costa Brava… y aquí me quedé». Allí consolidó su carrera gestionando restaurantes.

Por su parte, Núria Arnau, su mujer, quien estudió en un primer momento publicidad, descubrió su pasión por la cocina mientras viajaba por el mundo. Empezó su viaje por Asia y, a los tres o cuatro meses, se quedó sin dinero y decidió trasladarse a Australia en busca de nuevas oportunidades. Allí consiguió un trabajo dando clases a niños en una urbanización y ahí empezó a cocinar también para los de la casa. Después se trasladó a Nueva Zelanda, donde repitió una experiencia similar. Pronto, con quienes convivía comenzaron a interesarse por su cocina. Al ver lo bien que cocinaba, le decían cosas como: «¿por qué no preparas algo para nosotros también?». Entonces Núria empezó a cocinar para varias casas de la urbanización.

Fue ahí donde Arnau comprendió cuál era su verdadera vocación: «Quiero cocinar». Así decidió dar el paso y montar su primer negocio, Amor Cuinat, una pequeña empresa en la que comenzó cocinando a domicilio para particulares en Cataluña. Con el tiempo, y tras años de crecimiento, la pandemia del COVID-19 cambió el rumbo del proyecto: «Varios de los clientes a los que les cocinaba le empiezan a decir: Oye, ¿por qué no nos mandas comida?».

Fue entonces cuando surgió Bendito Tupper: un servicio de tuppers a domicilio que recibió ese nombre porque, en aquel momento de confinamiento, los clientes decían: «¡Hostia, qué bien, bendito tupper!». La idea no solo respondía a la situación del COVID, sino que también tenía mucho sentido desde el punto de vista práctico: «cada vez hay más personas que cocinan menos, tienen menos tiempo y habilidades», señala el chef ovetense. El concepto de mandar tuppers directamente a casa cubría esa necesidad y, al mismo tiempo, daba continuidad al trabajo y la pasión que Núria había comenzado con Amor Cuinat.

Hoy, Bendito Tupper envía comida a toda España, desde ciudades grandes como Barcelona y Madrid hasta ciudades más pequeñas, incluyendo Asturias, y ha consolidado un modelo basado en la calidad y la cocina casera sin conservantes. El sistema de conservación es clave en el modelo: «Tenemos una máquina muy potente que en el propio envase saca lo que es el oxígeno y queda como inerte dentro, entonces esos tuppers duran entre 10 y 12 días en la nevera. Se coge por la mañana de la nave de distribución y al día siguiente por la mañana está prácticamente en cualquier punto de España, en 24 horas».

Su cocina mezcla recetas del día a día, legumbres, carnes, pescado y verduras, con un toque de inspiración asiática: «Hacemos muchas cosas con un poquito de fusión asiática porque nos gusta, porque hemos viajado muchos años pero al final es comida que casi te podría hacer tu abuela, pero con un puntito de fusión». Cada semana lanzan diez platos nuevos, con rotaciones bimensuales, y también ofrecen planes especiales como el Plan Ramona, pensado para personas mayores en el que tienen platos un poco más focalizados en la dieta o con un poco más de proteína: «Ramona era una abuela de Núria que desde pequeña le inculcó este gusto por la cocina». También destaca el Kit baby, pensado para regalar a familias que acaban de tener un hijo: «Después de llegar del hospital, sobre todo si eres primerizo y te encuentras en casa con este percal, tener el Kit baby, que son como 14 tuppers, son 7 comidas y 7 cenas para dos personas, y luego lleva pues un baberito, un bizcocho... es solo tener que abrir la nevera y elegir el tupper y calentar el microondas. Es comodísimo».

Tuppers de «Bendito Tupper» con uno de los baberos que incluyen los Kit Baby
Tuppers de «Bendito Tupper» con uno de los baberos que incluyen los Kit Baby

Aunque Santianes tiene una larga trayectoria en la cocina, con los años se fue alejando de los fogones para centrarse en la gestión de restaurantes y equipos en Barcelona. Con la creación de Bendito Tupper, la dinámica cambió: Núria tomó el protagonismo en la dirección del proyecto, asumiendo un papel similar al de CEO. Jaime volvió a involucrarse en la cocina, supervisando al equipo y asegurándose de que cada plato cumpla con los estándares de calidad del proyecto.

Actualmente, con un equipo de cuatro personas, él se centra en la preparación y elaboración de los tuppers, mientras Núria gestiona todo lo que ocurre detrás de la cocina. «Ella es la que me ha liado un poco, porque yo ya llevaba muchos años sin cocinar, me dedicaba más a la gestión y ahora ella está al frente de captar clientes, resolver los problemas que surgen en el día a día y coordinar toda la logística del negocio», explica.

En cuanto al futuro, Santianes cree que la comida preparada tiene un enorme potencial: «En 30 años en los supermercados, la mitad de los lineales de comida preparada van a ser el 60 o 70%. En Estados Unidos los pisos nuevos ya no ponen ni cocina, solo microondas y pica. El futuro del tupper va a ser la hostia porque la gente ya no cocina, ni tiene tiempo ni ganas».

Bendito Tupper, concluye Jaime, «es una cosa también muy personal y queremos nosotros darle el ritmo de crecimiento que nos conviene para tener el estilo de vida que queremos tener». Es «una empresa que está hecha con mucha ilusión, con mucho amor, sobre todo por parte de Núria. Estamos intentando hacer algo que nace mucho de la pasión y sobre todo para dar un poquito de comida buena a la gente que nos sigue y que nos compra. Al final, también he solucionado una papeleta que cada vez es más complicada: poder comer bien, sin tener que preocuparte por nada más».