Un informe destaca un crecimiento más rápido que la media nacional y que se concentra en el litoral
23 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Dentro del mercado del alquiler, en un contexto de notable incremento de precios, el sector de los pisos turísticos ha tenido en un impacto destacado hasta alcanzar «dimensiones significativas en algunas zonas urbanas, especialmente en los centros de las grandes ciudades y en regiones con fuerte actividad turística» y entre ellas se encuentra Asturias y en concreto Gijón, según ha recogido un estudio publicado por la Fundación Ramón Areces.
El informe Economía de la Vivienda, señala que en el caso de Gijón, el peso del alquiler turístico sobre el mercado residencial es uno de los más elevados del norte de España, situándose por encima de una quinta parte del total de viviendas en alquiler. Si bien el análisis apunta que la distribución de este tipo de viviendas es desigual y se concentra en los principales destinos turísticos del país también resalta un crecimiento en el litoral del norte. Así, destacan las altas ratios de vivienda turística frente a vivienda de alquiler residencial en áreas del arco mediterráneo como Marbella, Málaga o Elche, y también en el norte peninsular, donde las proporciones superan el 20% en las periferias urbanas de Gijón, Santander o Vigo.
Según los últimos datos publicados por el Laboratorio de Análisis Económico Regional (RegioLab) de la Universidad de Oviedo, el número de viviendas turísticas en Asturias ha experimentado un fuerte incremento en los últimos años, al pasar de 4.891 inmuebles registrados en agosto de 2020 a 7.697 en mayo de 2025, lo que supone un aumento del 58% en menos de un lustro.
En Asturias, el peso de estas viviendas dentro del parque residencial ha aumentado de manera «sostenida, aunque moderada», pasando del 0,80 % en 2020 al 1,14 % en 2025. No obstante, el informe apunta a una «dinámica territorial desigual», marcada por una fuerte diferencia entre concejos turísticos y municipios del interior.
El análisis detalla una «fractura estructural» entre las zonas que concentran la presión del turismo vacacional y aquellas que apenas se ven afectadas. Más de una veintena de concejos —entre ellos Langreo, Laviana, Tineo o Grado— se mantienen por debajo del 0,5 % de viviendas turísticas sobre el total del parque, permaneciendo «al margen de la presión del turismo vacacional».
En el extremo opuesto, destacan los municipios del oriente asturiano, donde las cifras son muy superiores: Llanes lidera el ránking con un 7,05 % de su parque destinado a viviendas turísticas, seguida de Cangas de Onís (6,85 %), Ribadedeva (6,72 %) y Caravia (6,67 %).
El informe concluye que el crecimiento del alquiler turístico se concentra en el ámbito rural y costero, mientras que las grandes ciudades asturianas —Oviedo, Gijón y Avilés— mantienen valores aún contenidos, todos ellos por debajo del 1 % del total de viviendas.
RegioLab concluye que el crecimiento en Asturias supera la media nacional y refleja una intensificación del fenómeno en ciertos territorios, especialmente en los municipios con mayor atractivo turístico. A escala estatal, los investigadores destacan que las áreas costeras, los entornos urbanos y las zonas con alto valor natural o cultural, como el norte de España, concentran la mayor parte de las viviendas turísticas, lo que evidencia un reparto desigual del fenómeno en el conjunto del país.
Los propietarios
En el estudio de Economía de la vivienda; en la tabla sobre el peso de las sociedades en el alquiler de vivienda habitual (con cifras de 2021) se aprecia que Asturias tiene una de las tasas más bajas del país (alrededor del 4%) con lo que una gran parte de los propietarios de las viviendas sacadas al alquiler son personas físicas. La tasa más baja (poco más del 2%) se da en Extremadura y en Galicia también es menor que en Asturias (3,8%) pero en las comunidades con metrópolis urbanas, como Madrid o Cataluña supera el 10% (la media estatal está en el 8%).
Así, y según los datos de este informe, a lo largo de la última década, el mercado del alquiler en España ha experimentado una expansión notable impulsada, sobre todo, por pequeños propietarios particulares. Entre 2012 y 2022, la inversión en vivienda destinada al alquiler y la reasignación de usos residenciales han supuesto un incremento medio anual de unas 100.000 viviendas en manos de particulares. Según datos de 2021, más del 90% de las viviendas alquiladas a precio de mercado pertenecen a personas físicas, frente a apenas un 8% que son propiedad de empresas o sociedades.
Este reparto contrasta con el de otras grandes economías europeas, donde los inversores institucionales —bancos, aseguradoras o fondos de inversión— tienen un papel mucho más relevante. La profesionalización de estos actores en países como Francia o el Reino Unido permite una gestión más eficiente y una menor repercusión de los costes en los precios del alquiler.
En España, en cambio, predomina un modelo atomizado: la mayoría de los propietarios solo poseen una o pocas viviendas, y apenas un 7% del parque en alquiler pertenece a particulares con más de diez inmuebles.
A esta estructura se suma una carencia estructural: el escaso peso del alquiler social. Con unas 300.000 viviendas, representa solo el 1,5% de las viviendas principales, frente al 7% de media en la OCDE y porcentajes mucho más altos en países como los Países Bajos (34%), el Reino Unido (16,7%) o Francia (14%).