El espíritu de Astorga

MIGUEL VICENTE OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Rocha celebra su tanto frente al Sevilla Atletico
Rocha celebra su tanto frente al Sevilla Atletico LFP

Artículo de opinión de Miguel Vicente

21 dic 2017 . Actualizado a las 20:28 h.

23 de noviembre de 2014. El Real Oviedo juega en La Eragudina, Astorga, defendiendo el liderato obtenido la semana anterior frente al Real Murcia. Más de 2.000 oviedistas en la grada, campo pequeño, estrecho y terreno de juego embarrado. En las calles primero y en la grada después, ambiente de fiesta. La suma de todos estos ingredientes, por la infinidad de precedentes previos, no invitaban al optimismo. El partido fue más que intenso a pesar del tempranero gol de Linares en el minuto 3.

Partido de lucha, barro y honor ante un equipo que trató hasta el final de sacar algo positivo, teniendo su ocasión más clara en los compases finales del mismo . Ocasión que entre Esteban y el larguero se ocuparon de desbaratar. Esta vez la brega y entrega de los nuestros fue suficiente para defender aquel tempranero gol de Linares. Aquel partido no suponía nada definitorio para la clasificación, quedaban muchas batallas aún por librar, pero, sin embargo, muchos salimos de La Eragudina con un dulzor especial en el paladar. Aquello parecía que empezaba a oler a ascenso.

17 de diciembre de 2017. El Real Oviedo juega en Sevilla frente al filial del gran club que lleva el nombre de la ciudad. Después de tres victorias seguidas, de que este año no estábamos particularmente finos fuera de casa y que los filiales nunca se nos han dado bien, tampoco había un gran optimismo entre la parroquia azul, pues muchos valoraban el empate como un resultado positivo. En el minuto 16, una acción fuera de lugar de Yeboah deja al equipo con 10 jugadores. En ese momento todo lo que no fuese perder suponía un gran resultado. En el minuto 35 de partido, Miguel Linares, único «superviviente» de aquel partido de La Eragudina, es objeto de falta en el balcón del área local. La falta es magistralmente lanzada por Rocha. 0-1 en el marcador con uno menos, pero con muchísimo partido por delante. A partir de ese momento la ofensa nervionense fue continua, al igual que el trabajo en defensa del equipo, sobresaliendo entre todos el guardameta Alfonso Herrero.

En este tipo de partidos en los que parece no pasar el tiempo, se busca el minuto 80 como preludio de la cuenta atrás, como el último esfuerzo para conseguir el objetivo. Quiso el destino caprichoso que, justo en ese momento, el Sevilla Atlético tuviese su oportunidad más clara en forma de penalti. En ese momento miles de aficionados oviedistas esperábamos lo que parecía inevitable, el mazazo del gol del empate. Unos en la grada, otros frente a un televisor y escuchando una radio, pero todos o casi todos cabizbajos, esperando el golpe.

Bueno, todos no. Algunos como Alfonso Herrero siguió creyendo hasta el punto que fue capaz de detener el lanzamiento. He de reconocer que entre todos los grupos de wassap oviedistas en los que participo, que no son pocos, únicamente mi amigo Juan lo tuvo claro y manifestó que «lo para». Bendita predicción, que ayudó más si cabe a que la victoria al acabar de consumarse tuviese un aura más épico. A mi en concreto me dejó nuevamente un regusto dulce que no era nuevo, ya lo había paladeado alguna vez. No tardé mucho en darme cuenta que aquella sensación que tenía era idéntica a la que disfruté en Astorga, y es que este equipo de seguir así puede conseguir grandes cosas, de seguir en esta línea se puede empezar a oler el ascenso. El espíritu de Astorga ha vuelto.